Revista Cultura y Ocio
De cuando en cuando, viene alguien a pedirme que les recomiende algún libro de filosofía, pero algo que "no sea demasiado difícil" o "técnico", o similares. Normalmente, yo recomiendo ese extraordinario librito de José María Valverde que es Vida y muerte de las ideas, una breve historia de la filosofía que es al mismo tiempo esclarecedora, práctica, sencilla y escrita con un lenguaje transparente que no duda en soltar una que otra broma. Si me piden algo más intermedio, que tenga algo más de profundidad y tecnicismos, mi respuesta suele ser la Historia de la filosofía de Coplestone, algo más larga, pero sólida, con todo y algunos pasajes aburridísimos, pero perfectamente legible. Pues bien, me gustaría sumar otro libro a la lista, escrito por el siempre preciso y divertido Simon Blackburn, que lleva un título irresistible: Lujuria.Para los que se pregunten qué tiene que ver un libro con semejante título con la filosofía, agregaré un par de palabras al respecto: se trata nada más ni nada menos que de un acercamiento filosófico a la lujuria. ¿Es esto posible? Pues ya lo ven: Simon Blackburn nos ha demostrado que sí: el libro entra de lleno en la cuestión, planteando preguntas y desarrollando problemas en torno a este encantador fenómeno al que algunos eunucos han preferido llamar (nunca entenderé por qué) un "pecado": ¿qué es la lujuria? ¿cómo definir sus límites en tanto que estado mental? ¿cuál es su naturaleza? ¿cuál su fin?... En otras palabras, el tipo de cuestiones con las que Hamlet se rompería la cabeza después de verse una de Sasha Grey o Noemí Russell. Y todavía hay que agregar algo. Porque claro: si el tema del libro es, de por sí, atractivo, falta recordar que su autor no es otro que Simon Blackburn, un filósofos inglés que no sólo tiene uno de los mejores estilos a la hora de escribir sobre materias filosóficas (claro, comprensible, lineal... como una tarde de primavera, si quieren que haga metáforas maricas), sino también uno de los mejores sentidos del humor de entre los de su oficio, (cosa que, a la hora de leer filosofía, se agradece mucho) con lo que la lectura se convierte en una experiencia aún mejor. Yo he pasado algunas horas de verdadera diversión, riéndome a lo largo de pasajes enteros. Y claro: también tiene una buena mente fría y clara, que no se hace problemas a la hora de resolver los problemas como sólo un tipo duro sabe hacerlo, que es sin hacer muy jodido el rollo y con una buena carcajada llena de tierna malicia. Así que ya lo ven: el Marqués de Sade y Freud (ese par de pervertidos...) no son los únicos que han dedicado obras enteras a hablar de la lujuria y el deseo de la carne. Este librito de Blackburn es, definitivamente, uno que no puede faltar, sobre todo en esas crudas noches de invierno. Como para filosofar en la cama (o antes, o después... eso ya depende del gusto de cada cual). ¿Acompañamiento? Yo recomiendo un vasito de buen whiskey, con tres hielos.
¿A que la portada del libro es genial? Con el piececillo ese que cuelga y todo. ¿Quién dice que la filosofía es aburrida, carajo?