A ver, cómo te lo explico...Si sos amiga de la casa, ya sabrás que mis "Quiero hacerlo yo" no son exactamente complejas labores de restaurado y reciclaje. Por eso, no me atreví a crear una etiqueta que se llamara "DIY" o similar en este blog. Era un atrevimiento y una falta de respeto a todas las mujeres que comparten en red esas creaciones que me llenan de asombro. Especialmente a quienes se congregan por docenas en los finde frugales de Marce. Este espacio de encuentro bloguero no es simplemente una fiesta de enlaces. Es un derroche de ingenio con una dosis masiva de frugalidad. Que además tiene efectos beneficiosos para las que sufrimos de inercia crónica. Esa especie de molicie desmesurada que solo se somete a la actividad cuando entran en juego el desafío y la motivación. Sos de las que se mueve a fuerza de retos que te inspiren? Entonces, aunque mi cuaderno reciclado te parezca simple -espero que "simple pero bonito"- te invito a que sigas leyendo, porque te puede interesar lo que voy a proponer. Es una propuesta decente, lamento informarte que ni Redford ni millón de dólares en juego. Ahora si el invierno te trae pachucha de iniciativas o si el verano es tu momento de re-planteos y libertad creativa mi española querida, entonces prendete. Me das una alegría y de paso aprendemos juntas, que de eso va el sentido de comunidad del que te hablé el miércoles pasado.
El cuaderno reciclado.
Antes que nada, necesito decirlo: si nunca entraste, dale una revisión rápida a los finde frugales. Te va a sorprender la forma en la cual se puede hacer tanto con tan poco. Tan pocos materiales, obvio, que talento hay a montones. En ese panorama, la Desmesurada hace su aporte con este cuaderno reciclado para grandes proyectos. Si alguna vez en la vida forraste un cuaderno tuyo o de tus hijos, entonces comprenderás que no tengo grandes secretos para contar. Este trabajo tiene pocos materiales y grado de dificultad principiante.
Materiales:
- Un cuaderno rotoso.
- Un rollo de papel estampado.
- Cola, silicona líquida, pegamento universal o afines.
- Tijerita filosa.
- Quince minutos a solas con tu mente.
De pronto, lo más complejo de conseguir para esta manualidad desmesurada es la intimidad psíquica. Para las que somos madres esos momentos están acotados a: el horario escolar, el baño del trabajo o la ducha. Y lo de la ducha...lo discutimos. Porque recién ahora que mi hijo tiene cinco años puedo ducharme sin que me toque a la puerta cien veces. Ojo, lo intenta. Pero si sé que no corre peligro, aprendí a practicar la ignorancia selectiva al síndrome de pichón desvalido. O lo que es lo mismo, si no es algo estrictamente urgente no te doy ni cinco de bola. Es difícil apagar las antenas maternas con niños intensos pero abajo del agua caliente, me resulta más fácil. Debe ser un tema de conectividad.
Si lográs conseguir quince minutos de pausa (porque salvo amamantar todas las otras tareas pueden ser suplidas por alguien dispuesto a ayudar) seguramente no te cueste tanto encontrar ese cuaderno poco agraciado que guardaste por las dudas, está garabateado por el nene y encima, tiene hojas cuadriculadas. No tengo la más mínima idea de que función cumple en mi casa un cuaderno cuadriculado. A los efectos, renglones o cuadritos es lo mismo. También revisá entre tus papeles y elegí uno lindo o mejor, hacelo vos misma. Confieso que fue mi primer opción...pero dado que estoy en el ranchito, los materiales escasean. Personalizar una hoja de papel craft con sellos y pintura era el ideal forjado en mi mente bajo la ducha reparadora y desconectada pero, a quién la detienen las circunstancias? No se dirá que es a mí. Así que usé una cartulina estamapada a lunares. De las que tengo guardadas para banderines infantiles.
Te cuento los inconvenientes de usar cartulina:
Dado que la cartulina tiene mayor gramaje que el papel es menos maleable. En consecuencia, tiene tendencia a quebrarse y marcarse cuando realizás un doblés. Por otra parte, el papel permite una mejor terminación en las esquinas y en el fuelle. Como se ve en la imagen anterior, el fuelle está marcado y se rompe en los ángulos. Si utilizás un papel fino y lo impregnás con una capa liviana de pegamento, se adhiere firmemente a la superficie y no se quiebra. Lo que le da un acabado más prolijo a tu cuaderno. Aclaración quizás obvia pero que necesitaba escribir.
Para evitar el mismo problema del fuelle en las puntas, decidí hacer punteros con la cartulina sobrante. Usando el reverso que tiene lunares más grandes. De esa forma, se crea un refuerzo y mejora la terminación, especialmente si ocultás el remate con una cinta o un galón. En mi caso, usé una cinta de raso roja que fue parte de los banderines de cumpleaños de Camilo. El resultado final es más resistente al uso y le imprime un detalle personal.
Mi momento TOC.
Viste ese momento en el que mirás tu trabajo terminado y te das cuenta que la cinta roja no sigue un ángulo exacto en relación a los lunares. Lo viste? Bienvenida a mi club de obsesivas compulsivas, mujeres que por motivos varios vivimos de encontrar la falla antes que el don. Si no lo ves, sos la afortunada poseedora de un psiquismo sano de obsesiones tales como detectar la mini-arruga en el súper-vestido, el grano de polvo en la pared de yeso o la baldosa que no sigue el patrón exacto de las juntas. Pero, me voy a hacer la superada para invitarte a usar tu cuaderno terminado, con las contra-tapas puestas
y el cuerpo ya pegado al fuelle.
Invitación al uso de tu cuaderno reciclado.
No sé si te enteraste pero hace un mes, decidí empezar un nuevo blog para expresar un cambio personal. Podría haber sido una sección de este blog pero el tenor de la escritura es otro y sus objetivos diferentes, en consecuencia y para evitar la mixtura bizarra, nació Intensional, independiente de la desmesura. Lleva pocas semanas, sin embargo, el proceso en marcha es tan beneficioso individualmente que quiero compartirlo con todas aquellas mujeres afines a encontrar su propio espacio después de los treinta, cuando ya creías que estaba todo resuelto y consolidado. Cuando creían que "estaba todo el pescado vendido" decía mi abuela María, yo empecé a sentir la necesidad de cambiar. Me propuse un año para transformar este estado de ánimo en una experiencia de aprendizaje. No creo en las iniciativas de veinte días. En veinte días no se cambia una vida. Tampoco sé si se logra en un año pero la intención es demostrarlo. Cumplido el primer mes de vida intensional siento la necesidad de interactuar con las lectoras. Por eso busqué la idea del mapeo biográfico, que es puro nombre y lo que realmente significa es darnos el espacio semanal para liberar la creatividad y compartirlo en comunidad. Te espero para leer la propuesta, que empieza con este cuaderno reciclado, mi diario intensional. Te espero para compartir la intensión.