Samuel Arango M. – Medellín | Publicado el 4 de agosto de 2008, periódico El Colombiano.
Se acabaron los profesores dictadores, que dictan clase. Hoy los profesores son acompañantes respetuosos del proceso de formación de los estudiantes. El nuevo docente sabe con claridad que su función es formar, no informar. Sabe que Internet conoce más datos que él. Enseña a sus alumnos a pensar, más que a memorizar. Conoce y respeta a cada uno de sus estudiantes, con sus características y especificidades. No los trata a todos igual.
Les proporciona los elementos para que aprendan a preguntar y a buscar respuestas. También estudia mucho, lee mucho, más que sus estudiantes. Sabe escuchar tanto como hablar. Se mantiene actualizado en su campo. Piensa en el futuro permanentemente, pues sus estudiantes se preparan para mañana, no para hoy. Mantiene siempre vigente la ética profesional, en sus enseñanzas y en su actividad.
Conoce muy bien que su misión principal es “encarretar” a sus alumnos con el conocimiento. Se considera psicólogo, médico, educador, consejero, sociólogo, ingeniero de sistemas, pedagogo, nutricionista, abogado, escritor y todo lo demás.
Se preocupa por formar excelentes seres humanos, más que buenos profesionales. Piensa siempre que su acción desarrolla al estudiante y aporta a la sociedad. Tiene conciencia de que el mejor y casi único proceso de paz que vale la pena es educar. Un maestro, si es hombre es también madre y si es mujer es también padre. Un maestro respeta y enseña y exige respeto. El buen maestro conoce sus limitaciones e ignorancias. No utiliza la docencia para demostrar poder sobre el estudiante. Tiene claro que su trabajo tiene sentido mientras existen seres en formación o estudiantes. No le preocupan las notas, lo mueve que sus estudiantes aprendan a ser, saber y hacer. Se siente orgulloso de ser docente y decente. Un maestro verdadero sabe pedir perdón y perdonar. Es un enamorado de las tecnologías que le permiten ampliar el mundo del conocimiento a él y a los suyos.
Ser maestro es, en definitiva, el oficio más digno del mundo.