Sabemos que la dieta tiene influencia decisiva en los niveles de energía y resistencia, sobre todo en relación a los momentos de mayor desgaste. Y no sólo el trabajo físico, también el cerebro puede llegar a consumir hasta un veinte por ciento de nuestros recursos energéticos.
Te ofrecemos unas sencillas pautas alimentarias para optimizar el funcionamiento tanto del cuerpo como de la mente:
El aumento de oxígeno en sangre favorece el trabajo muscular y también cerebral. La remolacha tiene la capacidad de ofrecernos este beneficio. Puede combinarse con manzana, que gracias a su contenido en quercitina, permite alargar la resistencia física.
Los cacahuetes son los frutos secos que más proteínas aportan a la dieta. También son fuente de elementos que propician la elevación de los niveles energéticos, porque actúan a nivel celular. Podemos utilizarlos picados y espolvoreados sobre los platos a base de pasta, o rebozar verduras a modo de tempura con este polvo. También es un buen antioxidante indicado para fumadores o carencias de frutas y verduras en la alimentación habitual.
En situaciones de gran desgaste, tanto físico como mental, el tratamiento natural de alga espirulina aporta vitalidad y actúa como reconstituyente. Es un suplemento que aporta fuerza y vigor muscular. También permite mantener la concentración. Una buena idea para proporcionarnos sus beneficios es mezclar este alga en polvo con la sal de mesa a partes iguales y utilizarla para condimentación.
Para los pequeños momentos de descanso, o cuando el cuerpo nos pide un tentempié, están especialmente recomendadas las galletas de avena complementadas con pasas o frutos secos como nueces y avellanas. Sus niveles de hidratos de carbono complejos distribuyen la energía a largo plazo y además la avena contiene magnesio, contribuyendo a mantener el equilibrio de este elemento en situaciones de estrés o esfuerzo extra.