La adicción es uno de los problemas más comunes que pueden encontrarse en todo el mundo, también es cierto que es difícil de tratar por diversas cuestiones, como por ejemplo el tiempo que lleva la persona consumiendo y el tipo de droga al que es adicto pero ¿cuán lejos deberían ir los médicos en su intento por curar una adicción? En China, algunos doctores están tomando medidas extremas. Estos neurocirujanos tienen la esperanza de cortar el deseo por la droga mediante la destrucción de partes de los centros del placer del cerebro en adictos a la heroína y al alcohol. Pero al dañar las regiones del cerebro involucradas en los deseos adictivos se arriesga a terminar permanentemente con el espectro de emociones y deseos intensos naturales, incluida la habilidad de sentir placer.
En el 2004, el Ministerio de Salud de China prohibió este procedimiento debido a la falta de datos sobre los resultados a largo plazo. Sumado a esto, había una creciente indignación en los medios Orientales sobre las cuestiones éticas relacionadas a la consciencia o no que tenían los pacientes de los riesgos.
Sin embargo, algunos médicos estaban habilitados a continuar realizando esta cirugía, conocida como ablación del núcleo accumbens, con fines investigativos (y recientemente, una revista médica oriental ha publicado los resultados). Dicha cuestión ha generado un debate apasionado en la comunidad científica sobre si tal investigación debería ser publicada o debería quedar fuera de las páginas de revistas científicas respetables, donde podría encontrar inmerecida legitimidad, además de incentivar a que florezcan ciencias cuestionables.
Postura de los autores
Los autores del estudio, liderados por Guodong Go, argumentan que la cirugía es “un método factible para aliviar la dependencia psicológica a drogas opioides.” Al mismo tiempo, reportan que más de la mitad de los pacientes (los cuales eran 60) tuvieron efectos secundarios duraderos, incluyendo problemas de memoria y pérdida de motivación. Durante los cinco años que siguieron a la operación, el 53% habían recaído y eran adictos a los opioides otra vez, dejando al 47% libres de drogas.
El tratamiento convencional solo resulta en recuperación significativa en el 30-40% de los casos, esto quiere decir que los resultados son esencialmente equivalentes y los expertos no creen que ningún ligero beneficio vale el tremendo riesgo que supone la cirugía. Incluso las cirugías cerebrales más exitosas acarrean riesgos de infección, discapacidad y muerte, ya que abrir el cráneo y cortar los tejidos cerebrales por cualquier razón es tanto peligroso como impredecible. Y los investigadores chinos reportan que el 21% de los pacientes estudiados experimentaron déficits en la memoria luego de la cirugía y el 18% tuvo “motivación debilitada,” incluyendo por lo menos un reporte de falta de deseo sexual. Los autores indican, sin embargo, que “todos estos pacientes reportaron que sus [resultados adversos] eran tolerables.” En adición a esto, el 53% de los pacientes experimentaron cambios en la personalidad, pero los autores describieron la mayoría de estos cambios como “suavemente orientados,” lo que probablemente significa que se volvieron más sumisos. Alrededor del 7%, sin embargo, se volvió más impulsivo.
La cirugía se realiza estando el paciente consciente con el objetivo de minimizar las probabilidades de que se destruyan regiones necesarias para la sensación, la conciencia o el movimiento. Los cirujanos utilizan el calor para matar células en secciones pequeñas de ambos lados del núcleo accumbens del cerebro. Dicha región está saturada con neuronas que contienen dopamina y opioides endógenos, involucrados en el placer y el deseo, ambos relacionados con las drogas y con las e0.xperiencias ordinarias como comer, amar y tener relaciones sexuales.
Posturas en contra de la operación y su publicación
“Al lesionar esta región de la cual se piensa que está involucrada en todos los tipos de motivación y placer, se arriesga a paralizar a un ser humano,” dice el Dr. Charles O’Brien, director del Centro de Estudios de Adicción en la Universidad de Pennsylvania.
David Linden, profesor de neurociencias en Johns Hopkins y autor de un reciente libro en el que escribe sobre el sistema de placer cerebral, se refiere a esta cirugía como “terriblemente equivocada.” El dice que “muy probablemente este tratamiento hará que los sujetos sean incapaces de sentir placer con respecto a una amplia gama de experiencias, no solo abuso de drogas.”
Shi-Min Fang, un bioquímico chino quien se convirtió en periodista freelance y que recientemente ganó el premio Maddox de la revista Nature, por sus exposiciones de amplios fraudes en investigaciones chinas, ha revelado algunas de las prácticas científicas insatisfactorias detrás de las investigaciones conducidas en China, enfrentándose a amenazas de muerte e incluso a un golpe con un martillo. El concuerda con que publicar dicha clase de investigaciones “fomentaría futuras prácticas investigativas no éticas, particularmente en China donde las recompensas por publicaciones en revistas internacionales son altas.” Si bien no es experto para comentar sobre ablación, dice que “los resultados de una investigación clínica con frecuencia son fabricados. Sospecho que las aprobaciones de un Comité Ético mencionadas en este artículo fueron inventadas para alcanzar los requerimientos para ser publicados. También dudo que los pacientes hayan sido realmente informados en detalle sobre la naturaleza del estudio.” Fang también nota que dos de los co-autores del artículo están haciendo publicidad en internet en chino, ofreciendo la cirugía a 35.000 renminbi (aproximadamente 5.600 dólares). Y esto es más que el promedio anual de ingresos en China, que es de alrededor de 5.000 dólares.
Dada la evidencia disponible, de hecho, es difícil encontrar una justificación científica siquiera para estudiar la técnica en personas. Carl Hart, profesor asociado de psicología en la Universidad de Columbia y autor del principal libro de textos universitario sobre drogas psicoactivas, dice que los estudio en animales sugieren que el enfoque puede fallar a la larga como tratamiento efectivo para la adicción; un experimento en 1984, por ejemplo, mostró que destruir el núcleo accumbens en ratas no detiene permanentemente la toma de opioides como la heroína, y estudios posteriores demuestran que no funciona para curvar el deseo de consumir cocaína. Dichos resultados solos deberían desalentar trabajos posteriores en humanos. “Estos datos son claros, si va a tomar este paso drástico, primero asegúrese de conocer toda la literatura animal.”
Posturas a favor de la publicación
Pero algunos neurocirujanos lo ven diferente. El Dr. John Adler, profesor emérito de neurocirugía en la Universidad de Stanford, colaboró con los investigadores chinos en la publicación y está enlistado como co-autor. Aunque no defiende la operación y no la ha realizado, cree que puede proporcionar información valiosa sobre cómo trabaja el núcleo accumbens y cuál es la mejor forma de intentar manipularlo. “Yo creo que vale la pena aprender de esto. En lo que a mi respecta, la ablación del núcleo accumbens no tiene sentido para nadie. Hay una alta tasa de complicaciones.[Pero] reportarlo no significa avalarlo. Aunque debemos tener preocupaciones éticas legítimas acerca de algo como esto, es una farsa más grande no estar dispuestos a publicarlo,” dice él.
El Dr. Casey Halpern, un neurocirujano residente de la Universidad de Pennsylvania, nota que cirujanos alemanes han realizado cirugías experimentales que involucran el posicionamiento de electrodos en la misma región para tratar la falta de placer y motivación asociados con lo que de otra forma sería una depresión intratable. “Ello tuvo una tasa de éxito del 60%, mucho mejor que [drogas como el Prozac],” dice el. Junto con sus colegas de la Universidad de Magdeburg en Alemania, Halpern ha publicado un artículo en Proceedings of the New York Academy of Science, llamando a la utilización cuidadosa y experimental del DBS (Deep Brain Stimulation o Estimulación Cerebral Profunda) en el núcleo accumbens para tratar adicciones, que han fallado repetidamente en responder a otros tratamientos. El artículo cita los datos de la investigación china y nota que la adicción en sí misma conlleva un alto riesgo de mortalidad. Sin embargo, también es importante notar que el DBS es muy diferente de la ablación. Aunque tiene los riesgos de cualquier cirugía cerebral, la estimulación en sí puede apagarse si hay efectos secundarios negativos, mientras que la destrucción quirúrgica de tejido cerebral es irreversible. La permanencia-junto con otras preocupaciones relevantes- hace que los eticistas e investigadores de adicción hagan un llamado a parar con las cirugías de ablación y a no publicar los estudios relacionados a esto.
Conclusión
En China, donde la adicción es tan demonizada, esa ejecución ha sido vista como un castigo apropiado y es altamente improbable que las personas adictas pudiera dar un consenso informado genuino para cualquier cirugía cerebral, no sólo ésta de la que hemos estado hablando. Incluso si todas las investigaciones relevantes sugirieran que la ablación del núcleo accumbens previniera a los animales de buscar drogas, sería difícil decir si el cambio fue debido a una reducción general de la motivación y el placer o a una reducción beneficiosa en el de deseo sólo de la droga misma.
No hay cuestionamientos sobre la dificultad a la hora de tratar adicciones, y en los casos más severos, donde los pacientes han sufrido décadas de recaídas y fracasado en todos los tratamientos disponibles varias veces, puede tener sentido considerar tratamientos que conllevan tales riesgos, tal como se aceptan al luchar contra la depresión suicida o el cáncer. Pero en los estudios de cirugía de ablación, algunos de los participantes tenían 19 años de edad y eran adictos hacía sólo tres años. La investigación sobre adicción sugiere fuertemente que tales pacientes probablemente pueden recuperarse incluso sin tratamiento, haciendo la proporción riesgo-beneficio claramente inaceptable.
Las diferentes posturas dan cuenta de tensión existente entre la innovación y los riesgos que pueden acarrear. Los consentimientos informados y las consideraciones éticas tienen su razón de existir, sobre todo al investigar problemas como la adicción, es decir, cuestiones vistas más como problemas morales que deben solucionarse mediante castigos, y no como enfermedades.