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Corona de flores (javier calvo)

Publicado el 10 julio 2010 por Ceci
Siempre me ha parecido que aquello de bien está lo que bien acaba es una falacia y una trampa ideada para salvar los barrancos de la ética; una variante políticamente correcta del, con razón, tan denostado el fin justifica los medios. Cuando de Letras se trata, eso sí, un buen final es capaz de calzar, al menos en parte, una trama coja. Más verdad contiene, no obstante, un posible corolario del adagio inicial: mal está lo que mal acaba. Un mal final, como siglos atrás pontificó Aristóteles desde su Poética, hunde en el más viscoso de los fangos una historia, por prometedora que esta haya sido.

Viene esto a propósito de Corona de flores de Javier Calvo. Se inicia esta como novela de crímenes de corte folletinesco y decimonónico y apariencia más o menos clásica, con dos grandes antagonistas, Menelaus Roca y Semproni de Paula, unidos, o no, según se mire, en su afán de dar caza al autor de los Crímenes de la Esperanza, que tienen aterrorizada a la cada vez más industrializada y violenta ciudad de Barcelona. Suena bien, es cierto, y así funciona en su primera mitad, por más que se detecten ya en ella ciertos tics que terminarán por hacerse cargantes: la insistente referencia al “Dosel de Sombras” que cubre la ciudad -quizá empleado como lema de la novela; no lo sé- y cierto abuso del símil: “Y, sin embargo, es imposible no mirar. Es tan imposble como le resultaría a una pluma no ser arrastrada por un maremoto”.

Pero de repente, pasado el ecuador, algo se tuerce. La trama se precipita y se encaja a la fuerza en un esquema de tintes milenaristas, se hace aparecer en escena a secundarios que muy poco o, más bien, nada aportan (Max Téller, por ejemplo) y a otros, en cambio, se les otorga un papel capital que, dada la ausencia de motivos, le resulta impostado al lector; y hasta aquí puedo leer... Que en el capítulo 48 se multipliquen latines que no son tales, por contrarios a las más básicas normas de la declinación y la concordancia, es lo de menos. Lo de más es que las repeticiones, la precipitación y cierta apariencia de improvisación terminan por malograr una novela muy prometedora que en sus inicios divierte y entretiene como la que más. Una pena, pues.

CORONA DE FLORES (JAVIER CALVO)


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