(EP, 20 minutos, 08/12/2011)
- Su casco antiguo es uno de los más hermosos del mundo.
- Nowa Huta permite conocer cómo era la vida en los años del comunismo.
- Las Minas de Sal de Wieliczka, inscritas en la primera lista del patrimonio mundial, son un laberinto de 300 kilómetros bajo tierra.
Cracovia, con sus 700.000 habitantes, es quizás la ciudad polaca con más sentimiento europeo. La llamada “Roma eslava” es un auténtico “cruce de caminos”. Situada muy cerca de las fronteras checa y eslovaca, fue un enclave vital en las rutas comerciales europeas. Hoy, Varsovia podrá ser la capital oficial de Polonia, pero Cracovia es su capital espiritual.
La belleza de esta ciudad regada por el río Vístula se palpa en su centro histórico, en 1978 declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se asegura que esta vieja “almendra”, presidida por la imponente Plaza del Mercado, es uno de los cascos antiguos más hermosos del mundo (que se salvó de los bombardeos de la II Guerra Mundial).El barrio judío de ‘La Lista de Schindler’
Sea cual sea la puerta elegida -la más espectacular es la de San Florian- de la vieja y segura muralla que protegía Cracovia, el camino conduce a la plaza del Mercado (“Rynek Glowny”). Luego, la plaza más grande de la Europa medieval, que ha conservado los puestos de su Lonja de Paños, la torre del Ayuntamiento, las iglesias de Santa María y San Adalberto, y las casas mansiones que rodean este escenario único de Polonia.
Hay que pasear por el Camino Real en dirección a la Barbacana, que formaba parte de la muralla defensiva, parando antes en “La madriguera de Michalik”. Este cabaret de finales del siglo XIX sigue siendo centro de reunión para turistas y cracovianos. Cerca queda la obra pictórica más importante que guarda Cracovia: “La dama del Armiño”, el famoso cuadro de Leonardo da Vinci (que recientemente pasó por Madrid), expuesto en el Museo de los Czartoryski
El barrio de Kazimierz, que retrató en La lista de Schindler Steven Spielberg, es en la actualidad una especie de “Soho” polaco con sus bares y restaurantes que “conviven” con las viejas sinagogas judías. En realidad, apenas queda ya población judía ni en este barrio ni en la ciudad: solo están censadas unas 80 personas.
La vida en la Polonia comunista
La colina de Wawel es el gran símbolo del poder real. Esta colina, presidida por la Catedral, es el lugar de las coronaciones y las tumbas donde yacen los reyes de Polonia. Hay otras 17 hermosas iglesias en la vieja ciudad, de interés por su aspecto exterior o por sus recargados interiores.
A las afueras de Cracovia, Nowa Huta nos depara una insólita sorpresa. El antiguo barrio industrial edificado alrededor del complejo industrial metalúrgico Tadeusz Sendzimir, nos permite sumergirnos en la arquitectura del realismo socialista tras la gran guerra. Hasta se puede visitar en los coches “Trabant” (las populares “jaboneras” de los años 60) visitando una casa obrera y el barrio que antiguamente presidía una estatua de seis metros en honor a Lenin.
Más clásica, pero no menos sorprendente, es la visita a las Minas de Sal de Wieliczka, inscritas en la primera lista de la UNESCO como “patrimonio mundial”. En este laberinto bajo tierra de 300 kilómetros de cámaras y galerías sólo se recorren 3.500 metros, a una profundidad entre 64 y 135 metros, pero las 22 cámaras de esta mina fundada en el siglo XIII dejan boquiabierto al visitante.