Ya casi se cumplían cinco años desde que Cristina Schiavi no desplegaba su obra individualmente. Ahora lo hace en la galería Miranda Bosch con su muestra Esta extraña forma mía de aparecer.
Podría decirse se desplegaba, porque le es tan propia la construcción de esa visualidad que ha logrado a través del tiempo, que no es insólito pensar que gran parte de su producción se trata de distintas formas de autorretrato, una percepción que aparece esta vez y casi siempre. Esta instancia se repite en los comentarios cuando se la nombra, se señala también entre sus aspectos salientes en el texto de presentación que acompaña la exhibición y aparece naturalmente como figura de su producción enmarcada con originalidad en el arte contemporáneo. Se observa una mímesis explícita que no logra esconderla del todo, integrada y risueñamente camuflada, entre el imaginario de sus composiciones, tal como lo dice, apareciendo de esa extraña forma.
Tanto las frases presentes, tipográficamente ornamentales, como el título elegido de la exhibición, fueron extraídas de la icónica historieta argentina El Eternauta, creada por Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, probablemente un guiño de la artista para hacer presente su conocida militancia.
El espacio de Miranda Bosch acompaña con elegancia esa construcción de sentido. Una y otra vez se muestran espléndidos esos objetos corpóreos que tanto la identifican y con los que indaga formal y materialmente en el modernismo geométrico, aunque parece tomar los esquemas de esa tradición para olvidarla y reelaborarla a la manera Schiavi, esto es, tomando las coordenadas de esa poética desplazándola hasta sus límites. Es claro que no deja de ser geometría, pero casi no tiene importancia ese señalamiento, opuesto completamente a una lectura lineal. Dice la artista que nunca se sintió abstracta y se trata de eso, no lo es, se muestra con extrañeza y comodidad figurativamente geométrica.
Realizados en su mayoría con fibrofácil, estas pinturas/esculturas/objetos se ornamentan con sutiles tonalidades con los que refuerza –ya alguna vez lo he dicho- su luminosa individualidad. Algunos parecen ser así como son, como si fueran desde siempre, los colores utilizados son esos y aparentemente nunca podrían ser otros. Siempre tengo esa impresión, Schiavi sabe hallarlos y los encuentra en consonancia con sus ideas. Coincido con lo que dice certeramente Francisco Lemus en su texto “ejercicios para moldear lo invisible, objetos estetizados (…) estructuras geométricas (y biográficas) que funcionan como un testimonio introvertido de sus afectos”.
Son interesantes a su vez los bocetos -que también se encuentran expuestos- de las obras exhibidas, impresiones inkjet, ediciones de tirada 1/2 que denotan que el perfeccionismo y cuidado de los detalles alcanzan también al proceso de la artista. Vayan a verla, una vez más Schiavi se luce, para visitarse más de una vez.
En Miranda Bosch Real Estate and Art, Montevideo 1723. Buenos Aires. Hasta el 6 de mayo.
Fotografías gentileza de Fabian Muggeri ©.