Revista Cine
Cada vez me cuesta más solidarizarme y apreciar las películas lentas, creadas para deleitar la vista con magníficas imágenes de los lugares en los que se ambienta pero carentes de guiones sólidos y atractivos. "Cairo time" de Ruba Nadda tiene la "virtud" de lograr que 90 minutos parezcan 120, convirtiendo lo que podría haber sido un ameno cortometraje en un soporífero largometraje.
Una editora de prestigio, Juliette (Patricia Clarkson), llega a El Cairo para encontrarse con su marido Mark que trabaja en la ONU en la zona de Gaza. La conflictiva situación en esa zona evita el encuentro de la pareja por lo que su protección recae sobre un viejo amigo llamado Tareq (Alexander Siddig) que la enseñará las bellezas y pobrezas de la ciudad mientras su relación cada día es más íntima.
El Cairo es el gran protagonista del film. Sus tradiciones, costumbres, gentes, localizaciones y realidades se convierten en el motor del film. Lo que consigue el director es que nos encontremos ante un nuevo episodio de "canadienses por el mundo", lo cual puede ser interesante para material de documental pero agota en una película de ficción.
Ni siquiera la trama es original. "Los puentes de Madison" con mucho más talento, ritmo y emoción, presento algo parecido a lo que busca "Cairo time". Sin embargo, el film canadiense es lento, denso y mal interpretado (o quizás mal dirigido). Las comparaciones son odiosas.
Es especialmente sangrante la interpretación de Patricia Clarkson. ¿Qué le pasa? ¿Por qué tantas pausas? Un personaje ya de por sí falto de carisma, se convierte en manos de la actriz americana en un pelele al que le falta un herbor. Su pretendida inocencia ralla el absurdo como si jamás hubiera salido de una burbuja.
Su compañero de reparto, Alexander Siddig, intenta sin éxito levantar el tono del film, dar fuerza a la relación de complicidad de los personajes principales, pero fracasa en el empeño. Elena Anaya, que disfruta de un pequeño papel en la trama, no aporta nada a la historia. Es lo que se considera "personaje de relleno".
El público de Toronto, posiblemente con graves problemas de imsomnio, premió esta producción en el prestigioso Festival que se celebra en su ciudad. Eso querrá decir algo.... pero no sé bien el qué.
Aquí tenéis el tráiler:
José Daniel Díaz
Una editora de prestigio, Juliette (Patricia Clarkson), llega a El Cairo para encontrarse con su marido Mark que trabaja en la ONU en la zona de Gaza. La conflictiva situación en esa zona evita el encuentro de la pareja por lo que su protección recae sobre un viejo amigo llamado Tareq (Alexander Siddig) que la enseñará las bellezas y pobrezas de la ciudad mientras su relación cada día es más íntima.
El Cairo es el gran protagonista del film. Sus tradiciones, costumbres, gentes, localizaciones y realidades se convierten en el motor del film. Lo que consigue el director es que nos encontremos ante un nuevo episodio de "canadienses por el mundo", lo cual puede ser interesante para material de documental pero agota en una película de ficción.
Ni siquiera la trama es original. "Los puentes de Madison" con mucho más talento, ritmo y emoción, presento algo parecido a lo que busca "Cairo time". Sin embargo, el film canadiense es lento, denso y mal interpretado (o quizás mal dirigido). Las comparaciones son odiosas.
Es especialmente sangrante la interpretación de Patricia Clarkson. ¿Qué le pasa? ¿Por qué tantas pausas? Un personaje ya de por sí falto de carisma, se convierte en manos de la actriz americana en un pelele al que le falta un herbor. Su pretendida inocencia ralla el absurdo como si jamás hubiera salido de una burbuja.
Su compañero de reparto, Alexander Siddig, intenta sin éxito levantar el tono del film, dar fuerza a la relación de complicidad de los personajes principales, pero fracasa en el empeño. Elena Anaya, que disfruta de un pequeño papel en la trama, no aporta nada a la historia. Es lo que se considera "personaje de relleno".
El público de Toronto, posiblemente con graves problemas de imsomnio, premió esta producción en el prestigioso Festival que se celebra en su ciudad. Eso querrá decir algo.... pero no sé bien el qué.
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José Daniel Díaz
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