Nota: 3'5
Lo mejor: si no te pierdes ni una de Liam Neeson, puedes hasta pasar el rato.Lo peor: que la trama no tiene ni pies ni cabeza.
No podíamos esperar demasiado de ese temido tipo que en el mundillo cinematográfico se hace llamar McG (Joseph McGinty) y cuyo debut en el largo fue Los Ángeles de Charlie, a la que siguió su igualmente infame secuela y, posteriormente, cintas como Terminator Salvation o Esto es la Guerra (aquel despropósito desaprovechado de espionaje con Chris Pine, la Witherspoon y Tom Hardy), así como varias series de TV (Chuck, Sobrenatural, O.C.). Pero todavía podíamos respirar cierto halo de esperanza con la inclusión de Luc Besson (El Profesional, Léon) entre los créditos del último circo del maltrecho director, a pesar de que el responsable de El Quinto Elemento no ande muy inspirado en estos últimos años, en los que la flojilla franquicia animada de Arthur y los Minimoys ha sido su mayor pasatiempo, con algún trabajillo de corte independiente decente entremedias como The Lady y también con algún intento más comercial fallido como la abanderada por De Niro (Malavita), por no obviar su recurrida faceta como guionista y productor, que continúa exprimiendo al máximo en vehículos de lucimiento para veteranos con ganas de pegar un par de tiros, como Liam Neeson, John Travolta, Pierce Brosnan y ahora Kevin Costner.El francés, antes de estrenar el jugoso film Lucy, con Scarlett Johansson y este impresionante tráiler, ha tenido -por desgracia- tiempo para firmar con su pluma la historia de 3 Días para Matar, volviendo a colaborar, tras los scripts de Desde París con Amor o Venganza, con el guionista Adi Hasak en su adaptación a la gran pantalla. No obstante, esta vez no es el regularmente efectivo Pierre Morel el encargado de conducir los mandos de la nave, sino que la acción ha quedado condenada a jugar entre las peligrosas manos de McG, con el consecuente desequilibrio al que nos tiene acostumbrados en forma de un mal cóctel que mezcla diversos géneros en su intento por imitar las virtudes de sus referencias (especialmente, las tomadas de Taken y Léon), pero con un desarrollo fatal en cualquiera de los campos por el que intenta desenvolverse.
Así, 3 Días para Matar camina torpemente entre la acción, el thriller de espionaje, el drama y la comedia a través de una trama centrada en Ethan Renner (Kevin Costner), un espía de la CIA que se ve obligado a retirarse debido a que padece un cáncer terminal. El protagonista decide, antes de que su tiempo acabe definitivamente, regresar junto a su ex mujer (Connie Nielsen) y su hija adolescente (Hailee Steinfeld) para tratar de reconciliarse con ellas, especialmente con la pequeña. Sin embargo, el reencuentro familiar se complicará cuando una misteriosa y atractiva agente (Amber Heard) contacte con Renner para que atrape a
un peligroso criminal conocido como El Lobo (Richard Sammel) y a su sanguinario esbirro, el Albino (Tómas Lemarquis), a cambio de una nueva cura experimental para la mortal enfermedad que sufre. Ni que decir tiene que el "increíble" remedio no lo necesita el personaje principal, sino el propio espectador, que ha de sufrir las casi dos horas de elementos incoherentes y agujeros de guión de los que adolece el metraje. Porque 3 Días Para Matar incluye un argumento ingenuo y absurdo más propio de un episodio largo de Pacific Blue (bicicleta incluida) que de una producción presupuestada en 28 millones de dólares, perceptibles sólo en los decentes efectos especiales, con Besson a bordo y con el rostro de un intérprete con estela en Hollywood como es Kevin Costner, quien desentona en la película más que el personaje del cactus en Los Fruitis, logrando que echemos de menos profundamente a Liam Neeson, capaz de dignificar este tipo de papeles a lo padre badass y agente veterano casi sin esforzarse.Tampoco es que aporten demasiado las compañeras de reparto del padre del último Superman. Es el caso de Amber Heard (Furia Ciega), cuya intervención cumple la misma misión que la de la chica que gira las casillas de las letras en La Ruleta de la Suerte o los geranios que tiene nuestra abuela en el balcón. Menos obvio es el ejemplo de la joven coprotagonista de Valor de Ley o El Juego de Ender, Steinfeld, que suele estar mejor cuando no se rinde a los tópicos de los adolescentes de hoy día que siendo pasto de su superficialidad, la inmadurez y la inestabilidad emocional de las que en esta ocasión hace gala su carácter. El tópico también asoma en el retrato de los villanos interpretados por Lemarquis (Insensibles) y Sammel (Malditos Bastardos, Casino Royale, La Vida es Bella), que aunque pegadizos en sus roles, son tan poco explorados en el film que el cajón de la lencería picante de Rita Barberá.Y así, sin pensar demasiado, tal y como ha hecho el equipo de la película a la hora de gestionar la historia, crear a los personajes y confeccionar el libreto, es como hay que visionar 3 Días para Matar, porque es la única manera de encontrar un mínimo disfrute en una cinta que busca reproducir sin ningún disimulo el frenesí de Venganza, la tragicomedia de El Profesional y el héroe paternal de ambas, sin lograr ninguno de sus propósitos y resumiéndose en un producto superfluo que se puede disfrutar con el cerebro funcionando al 5% (100% si eres tronista).