Revista Cine

Crítica de cine: X-Men: Primera Generación

Publicado el 05 junio 2011 por Lapalomitamecanica
Seguimos siendo diferentes
Crítica de cine: X-Men: Primera Generación
Nota: 7

  Sumario  Lo mejor: Michael Fassbender como Magneto. Aunque el mérito no es todo del actor ya que la película está organizada en torno a él.Lo peor: alguna trama secundaria como la de Mística o Bestia y el póster.La suma: X-Men 1 + 13 Días - Kick-Ass = X-Men: Primera Generación.Ficha: IMDB.
Presupuesto/taquilla: 120 millones de dólares aunque se especula con cifras mucho mayores / no disponible aún, pero las previsiones son bajas.
El director: Matthew Vaughn (Inglaterra, 1971) no tiene una larga trayectoria como realizador, pero su experiencia comenzó como productor de toda la carrera de Guy Ritchie hasta que se dieron el fostiazo con Barridos por la Marea. Vaughn decidió que ya era hora de pasar a otra liga y se marco un debut envidiable con la cinta de mafiosos Layer Cake, a la que siguió la correcta cinta de aventuras Stardust y ese clásico moderno que es Kick-Ass. Sin duda un tipo que sabe lo que se hace.
El Plan: dar pie a una nueva franquicia o por lo menos explicar de forma respetuosa el origen de la saga. Objetivos cumplidos.

La curiosidad: el actor español Alex González (que da vida al villano Riptide en la cinta) comentó en El Hormiguero que se ponía muy nervioso al decir sus frases. Debe ser verdad porque en el montaje final su personaje no dice ni una palabra en toda la función.
La curiosidad 2: hay un par de cameos  de mutantes (y sus intérpretes) conocidos por todos. ¿Te has dado cuenta?
La duda: ¿Por qué Xavier se toca la frente cada vez que usa sus poderes? (en realidad, es un gesto heredado de los cómics donde existe la necesidad de ser más obvio).
Lo que parecía imposible ha sucedido. Cuando se anunció el proyecto de reiniciar la saga X-Men desde los inicios de sus personajes principales muchos vieron un intento desesperado de seguir sacando rentabilidad a una fórmula que la desastrosa X-Men Orígenes: Lobezno había agotado. Tanto la cinta protagonizada en exclusiva por Hugh Jackman como la última -y no tan terrible- entrega de la trilogía se basaban más en un desfile variopinto de mutantes que en explotar esa lucha épica entre dos razas condenadas a entenderse, que era el eje de las dos primeras cintas de Bryan Singer. Seguramente porque el director de Valkiria continua como productor de la franquicia que lo que tenemos ante nosotros es una precuela en toda regla y no un reinicio. Una cinta que guarda una de sus principales bazas en la complicidad con las primeras entregas y que profundiza realmente en el germen de la lucha mutante. Es decir, lo que nos habían prometido.
Y menos mal, porque  no dejamos de estar ante una historia cuyo final es conocido por todos, lo que resta gran parte de emoción al asunto. De hecho, el principal problema de esta superproducción es que su historia tenía el peligro de caer en el aburrimiento por la previsibilidad general del conjunto, con lo que además de esforzarse en el "como lo cuentan" (para eso han fichado a un director con personalidad) han tenido que encontrar otros elementos argumentales que ayuden a mantener el interés mientras la archiconocida enemistad entre Xavier y Magneto se va fraguando. 
Crítica de cine: X-Men: Primera Generación
El primero y más evidente es el villano "circunstancial", Sebastian Shaw. Uno de esos malvados megalomaníacos y vacilones que se gastan tanto dinero en bases secretas y submarinos como en decoración de interiores (algo así como el Lex Luthor de Gene Hackman pero con poderes). Solo en un contexto ambientado en los años 60 sería posible que un personaje como el Shaw de Kevin Bacon no quedase ridículo en un blockbuster del siglo XXI. Y si funciona es gracias al gran trabajo del actor -un infalible- y porque, en realidad, todos sabemos que en cualquier momento Shaw desaparecerá dejando sitio al villano de verdad: Magneto.
Porque si nos tuvieramos que quedar con un único protagonista ese sería el interpretado por esa futura estrella que es Michael Fassbender. Se nota -y mucho- que esta First Class ha absorbido aquel guión fantasma para X-Men Orígenes: Magneto. De hecho, las mejores partes de la cinta son aquellas en las que Erik busca venganza contra los nazis que asesinaron a su familia y que dominan el primer tercio de la función. Por el camino también vamos viendo secuencias de recibo donde se nos presentan a los nuevos mutantes mientras se crea la consabida sensación de camaradería entre ellos. En algunos casos funciona a las mil maravillas como con el personaje de Banshee y su tono deliberadamente cómico o el de Caos y su trama de autosuperación, pero en otros queda algo forzado siendo el más evidente el caso de Mística y sus confusos cambios de bando (y de cama).
Crítica de cine: X-Men: Primera Generación
James McCavoy (Wanted, Expiación) también está correcto como un joven Xavier y casi todo el reparto no sale del nivel medio exigible en una producción de estas características. Quizás despunta por encima la rubia January Jones como mano derecha de Shaw, (seguramente por esas clases de interpretación que recibe semanalmente en Mad Men) y algo por debajo Alex González (Lex, La Señora) y Nicholas Hoult (que apuntaba maneras en Un Niño Grande), aunque en el caso de este último parece más un error de casting o de construcción del personaje que culpa del actor.
Pero donde realmente radica el punto fuerte de Primera Generación es en la explicación de por qué Xavier decide mantener a los X-Men al margen del gobierno si al principio de la cinta es la propia CIA quien ayuda en su formación. Es decir, First Class logra explicar con argumentos perfectamente comprensibles las razones que llevan a Magneto y a Xavier a tomar dos posturas radicalmente diferentes frente a un mismo problema, y para ello se apoya de la mejor forma posible en un momento histórico cargado de simbolismo como fue la crisis de los misiles cubanos que enfrentó a las dos grandes superpotencias de la época, Rusia y Estados Unidos. SPOILER Dos bandos opuestos que en la imaginería de la cinta se convierten en uno solo contra la "amenaza mutante" y que evitanto la guerra termonuclear desatan otra mucho menos inmediata pero igual de peligrosa FIN SPOILER.
Crítica de cine: X-Men: Primera Generación
Pero no os asustéis, que esto sigue siendo uno de los blockbusters del verano y la carga politico-social es la justa y necesaria. El aspecto cómico está ahí (no al mismo nivel que en Kick-Ass, claro) y las escenas espectaculares cumplen de sobra con su comentido, sobre todo ese final en Bahía de Cochinos y que ya habéis visto casi entero por culpa de unos trailers que enseñan hasta parte de la últimísima secuencia de la cinta.
En resumen, nos encontramos ante la prueba de que Hollywood le tiene bien cogido el pulso a las cintas de superhéroes. X-Men First Class tiene los elementos justos para ser bien recibida por todos aquellos que no busquen fidelidad a los cómics, pero se nota que está construida a partir de una fórmula matemática muy ajustada, en la que si extraes algún elemento -por pequeño que sea- se desmorona toda la ecuación. Además, no hay que olvidar que estamos ante una película con vocación de inicio de franquicia, con lo que la práctica totalidad de la función es una presentación de personajes. Tampoco pedíamos más, eso sí, para First Class 2 -que la habrá- el nivel de exigencia será mayor.

Volver a la Portada de Logo Paperblog