Revista Cine
Nuestros amigos de Sensacine nos sorprendieron con una fantástica invitación: Asistir al preestreno de "Moonrise Kingdom", la última película de Wes Anderson que inauguró el pasado festival de Cannes. Su extrema delicadeza en el uso de los planos, sus peculiares personajes, un fantástico casting y un guión que te traslada a otro mundo mezcla de inocencia y locura, son suficiente carta de presentación para atreverse a verla.
Wes Anderson no es un director al uso. Su marca se descubre en cada escena. Desde la primera secuencia y con una música de Alexandre Desplat que se acopla a la perfección, el espectador se traslada al mundo Anderson de forma natural. Su peculiar forma de entender el cine, tal y como ocurriera en "Viaje a Darjeeling", se demuestra en una cuidada ambientación llena de color y frescura.
Un viaje. Dos niños emprenden una huída en busca de la libertad. Alejarse de un mundo que no cuenta con ellos para encontrarse a sí mismos. Esa valentía desconcierta a los más adultos que emprenden una tediosa búsqueda.
Jared Gilman y Kata Hayward forman esa pareja juvenil dispuesta a todo por sentirse libres y poder ser ellos mismos. Ambos tienen un aura especial, ella con una mirada intensa y madura mientras él conjuga perfectamente el rol de empollón incomprendido. Dejan atrás la verguenza para entrar en personajes cuya mayor inocencia esconde la madurez por excelencia. Una madurez que los mayores son incapaces de comprender.
El reparto secundario es simplemente excepcional. Bruce Willis, Bill Murray, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Frances McDorman y Edward Norton son nombres que hablan por sí solos. Desarrollan personajes marcados por su histrionismo y rareza. Todos ellos logran encontrar su espacio, su lado más cómico entre tanto dramatismo. Sorprende Norton como boy scout inmaduro, Murray como padre independiente y Willis como poli deprimido.
Es, por tanto, un trabajo sincero, fiel a sus principios y de carácter premeditadamente independiente. Dirigido a un público minoritario, de gustos semejantes a los de la crítica especializada, que busca otra manera de enfrentarse al cine.
José Daniel Díaz
Wes Anderson no es un director al uso. Su marca se descubre en cada escena. Desde la primera secuencia y con una música de Alexandre Desplat que se acopla a la perfección, el espectador se traslada al mundo Anderson de forma natural. Su peculiar forma de entender el cine, tal y como ocurriera en "Viaje a Darjeeling", se demuestra en una cuidada ambientación llena de color y frescura.
Un viaje. Dos niños emprenden una huída en busca de la libertad. Alejarse de un mundo que no cuenta con ellos para encontrarse a sí mismos. Esa valentía desconcierta a los más adultos que emprenden una tediosa búsqueda.
Jared Gilman y Kata Hayward forman esa pareja juvenil dispuesta a todo por sentirse libres y poder ser ellos mismos. Ambos tienen un aura especial, ella con una mirada intensa y madura mientras él conjuga perfectamente el rol de empollón incomprendido. Dejan atrás la verguenza para entrar en personajes cuya mayor inocencia esconde la madurez por excelencia. Una madurez que los mayores son incapaces de comprender.
El reparto secundario es simplemente excepcional. Bruce Willis, Bill Murray, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Frances McDorman y Edward Norton son nombres que hablan por sí solos. Desarrollan personajes marcados por su histrionismo y rareza. Todos ellos logran encontrar su espacio, su lado más cómico entre tanto dramatismo. Sorprende Norton como boy scout inmaduro, Murray como padre independiente y Willis como poli deprimido.
Es, por tanto, un trabajo sincero, fiel a sus principios y de carácter premeditadamente independiente. Dirigido a un público minoritario, de gustos semejantes a los de la crítica especializada, que busca otra manera de enfrentarse al cine.
José Daniel Díaz
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