Cuentan que Steven Spielberg se enamoró de la historia desde que que tuvo conocimiento de ella. En parte era lógico, cumplía todos los cánones que el director americano aprecia en un guión: Amistad, cine familiar y mucha épica. Nominada a seis Oscars, su enorme belleza visual y los planos made in Spielberg encajan a la perfección en esta historia algo lenta pero llena de buenas intenciones.
"War horse" lo podría haber firmado Disney y no nos habríamos dado cuenta. Pero tal y como ocurrió con la película de animación "Spirit", la patente de los corceles parece tenerla Dreamworks (aunque ya prácticamente son lo mismo). Más allá de este dato puramente anecdótico, el caballo vuelve a ser protagonista de una historia que se enmarca en la Primera Guerra Mundial.
Algunos detractores del film la acusan de sentimentalista ó ñoña, una cursilada que devuelve el cine más rancio del director. No coincido con esta opinión, no me gusta que se confunda rancio con clásico ó ñoño con bienintencionado. Cada vez somos menos los que disfrutamos con las películas inocentes, sin intenciones oscuras.
Sin un reparto de renombre, pero con muchos actores de un nivel superlativo como Emily Watson ó Tom Hiddleston, cada personaje cumple su función a la perfección. El caballo Joey, separado de su dueño Albert, se ve obligado a sobrevivir en una Guerra cruel e injusta. No hay buenos ni malos, sólo personas en situaciones difíciles intentando sobrevivir.
Spielberg cruza "E.T el extraterrestre" con "Salvar al soldado Ryan" y el resultado es "War horse". No nos engañemos, la calidad de esas dos películas supera a este último film del rey Midas de Hollywood. Pero no deja de ser curioso cómo los momentos bélicos se entrelazan con los emotivos de un joven con su caballo.
La fotografía de Kaminski y la música de John Williams es lo mejor del film. La belleza de las imágenes es indescriptible, un auténtico gusto para los sentidos. Todos los elementos que rodean a la película están cuidados al detalle.
No nos encontramos ante el mejor Spielberg pero su sello se encuentra en cada escena, y un Spielberg al 80% es mucho mejor que la mayoría de directores al 100%. Eso es así. Y además deja algunas frases para el recuerdo como: "Podré odiarte más, pero jamás podré quererte menos". Pues eso.
José Daniel Díaz