El pasado martes 9 de abril se celebró la XXXV edición de los premios que concede cada año la Fundación SM, y una vez más El Tiramilla estuvo allí para contarlo.
10.30 de la mañana, Hotel Kafka de Madrid
Los ganadores se revelaron a las diez y media de la mañana en el hotel Kafka de Madrid. Los afortunados fueron David Fernández Sifres por Luces en el Canal y Verónica Murguía por Loba, que se llevaron los galardones de El barco de vapor y de Gran Angular respectivamente. Nuestro redactor Alberto L. Martínez estuvo allí para contároslo al minuto a través de Twitter.
David Fernández Sifres está en racha: ya se llevó el Alandar y el Ala Delta en 2011 y 2012 respectivamente, ambos de Edelvives. Éste es su tercer premio literario, y esperamos que no el último. Su novela El faro de la mujer ausente estuvo en la lista de Honor del LI Premio CCEI de Literatura 2012, por cierto; no cabe duda de que estamos ante un autor que va pisando fuerte. De Luces en el canal sólo podemos avanzar que se basa en el realismo mágico y que su booktrailer es verdaderamente asombroso.
Verónica Murguía invirtió nada menos que diez años en escribir Loba, una fantasía épica basada,
según la autora, en sus vivencias en su México natal. “Cuando vi el booktrailer”, dijo en la rueda de prensa, “me emocioné muchísimo”. Y no es para menos. Por lo visto, envió la obra a España porque pensaba que una historia de ambientación medieval se valoraría mejor aquí. ¡Esto sí que es olfato de lobo!Por la tarde se entregaron los premios en la Real Casa de Correos de Madrid, junto con otra entrega más: la del Jordi Sierra i Fabra para jóvenes escritores, que se llevó Andrea Abello Collados por Fundido a blanco. Y de toda esta gala, presidida por la Princesa de Asturias, pude ser testigo yo. Y aquí estoy ahora para contároslo todo.
18.30 de la tarde, Real Casa de Correos de Madrid
Primera vez que asistía a la gala y además iba yo solo; uno se presenta en la Puerta del Sol con esa sensación de ser el siguiente de la fila al que van a llamar. Por lo menos iba bien vestido, para variar. Pero mi soledad duró bien poco, pues a la entrada del edificio ya se congregaba una buena cantidad de gente del mundillo a la que tuve el placer de conocer y saludar: el maestro Jordi Sierra i Fabra, flamante ganador del premio El Tiramilla al Autor Comprometido, que me riñó por tratarle de usted (costumbre de camarero, qué le vamos a hacer); las editoras Paloma Jover, Berta Márquez y Elsa Aguiar, así como el editor Gabriel Brandáriz, sin los cuales esto no hubiera sido posible; la fantástica Begoña Oro, quien me reveló un pequeño secreto de su nueva novela, secreto que he jurado no revelar bajo pena de collejas; la buena gente de la Generación Jordilauriana; nuestros compañeros de El Templo de las Mil Puertas; y también la ganadora del premio Jordi Sierra i Fabra, Alba Quintas, que accedió a firmarme su magnífica novela. ¡Muchas gracias!Y esto antes de entrar. Esto promete.
Me senté junto al buen Ricardo Gómez, quien más adelante me ayudaría a moverme por el cóctel (eternamente agradecido, Ricardo), y Berta Márquez. Antes de que empezara el acto tuve el placer de conocer por fin a una vieja conocida de mis compañeros tiramillotes: Ester Madroñero, de la Librería Kirikú. Aquí no parece haber otra cosa que gente maja.
A las siete y media empieza por fin el acto, basado en unos preciosos poemas animados bajo el lema “es tiempo de leer”. Por desgracia, el mago de la anterior edición no estaba por ninguna parte. Lástima. En primer lugar se nos anuncia el francamente interesante Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil (CILELIJ) 2016, que se celebrará en México, y luego se tuvo el excelente detalle de dedicar algunas palabras al tristemente fallecido José Luis Sampedro. Él hubiera estado muy de acuerdo: es tiempo de leer.
Tras unas palabras del presidente de la Comunidad de Madrid, cuya interpretación dejo al buen
juicio de otras personas porque aquí hemos venido a hablar de literatura, la pantalla gigante se ilumina con las palabras “OLA K ASE”. Parece que hay que cuidar más la lengua a través de Internet. En eso coincidimos todos.Por fin empieza la entrega de premios. En primer lugar subió la ganadora del Jordi Sierra i Fabra de este año, Andrea Abello, que demostró un aplomo impresionante para su edad. Más tarde tendría la gran oportunidad de conocerla en persona y comprobar que es alguien con quien merece mucho la pena hablar. Su obra Fundido a blanco, de ciencia-ficción, es algo que me reservo para más adelante.
Luego subieron los ganadores del Gran Angular y Barco de Vapor. Verónica Murguía nos animó a “celebrar juntos nuestro idioma”, y David Fernández Sifres a que sonriamos y nos emocionemos, porque “de eso se trata, a fin de cuentas”. Grandes por su sabiduría y brevedad.
Cerró el acto la princesa de Asturias, no sin antes citar partes de los libros premiados y presentar los booktrailers. Y después, festín.Quedé desolado al recibir la noticia de que las fuentes de chocolate que mis compañeros pudieron disfrutar el año pasado habían desaparecido. En fin, copia coborum subtilitas impeditur, que dijo Wikipedia. Es hora de confraternizar y de remojar el gaznate.
Fue todo un placer saludar al simpatiquísimo Jorge Gómez Soto, a quien le debo la inspiración de mi primer artículo en este diario. Igual de agradable fue encontrarme con los ganadores de los premios del año pasado, Jesús Díez de Palma y Catalina González Vilar. También andaban por allí Alba Úriz y mi compañero pintamonas, el Cronista de Salem. Mis agradecimientos también a Mónica Rodríguez y a la buena gente del muy recomendable programa de radio Menudo Castillo por esa conversación con tigres que abrazan a la gente. Y a Jara Santamaría también: ánimo, que yo sé de primera mano lo complicado que es el panorama audiovisual actual,
¡tú puedes! Se intercambiaron también buenas palabras con Fernando Lalana y con Santiago García-Clairac, así como con el equipo de marketing de SM (es a ellos a quienes debéis los booktrailers). Me faltan palabras y memoria para acordarme de todas las personas con las que hablé, así que mis disculpas a los no nombrados.Yo me fui cuando prácticamente nos estaban echando, despidiéndome de mucha gente increíble a la que espero volver a ver. Me llevé a casa los libros premiados y el anuario de SM para el año 2013. Así es como se celebran las cosas, sin duda. Muchas gracias, y hasta el año que viene.