26 de Septiembre del 2012 | etiquetas: Festival de San Sebastián, Festivales 2012, Crítica
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Lejos, muy lejos, del prisma Haneke o la mirada Seidel, la autríaca Bárbara Albert vuelve al ruedo con "The Dead & The Living" para trasladarnos el encuentro de una joven con su escabroso pasado familiar que, para nuestra decepción, y muy a su pesar de sus innegables virtudes, transita muertes con pasados (muy) comunes.
¿De qué va?
"The Dead & the Living" es un viaje al pasado de la II Guerra Mundial y al abismo de la sociedad europea actual a través de la experiencia vital de Sita, una joven de 25 años. Un recorrido que va de Berlín a Viena, de Varsovia a Rumanía en una película sobre la pérdida y la necesidad de descubrir la propia identidad.
¿Quién está detrás?
La austríaca Bárbara Albert, cuya última "Fallen" participó en el Festival de Venecia hace ya 5 años y cuya mirada se situa en el polo opuesto de la frontalidad y contundencia con la que nos golpea la escuela Haneke o Seidl, mismamente.
¿Quién sale?
Anna Fischer es una suerte de Thora Birch que se convierte en el motor absoluto de la película. ¿Mejor Actriz? De momento es quien más se lo disputa a Maribel Verdú o a las chicas "Foxfire".
¿Qué es?
"Verano de Corrupción" + "Everything is Illuminated" pasado por el filtro realista
¿Qué ofrece?
Una reflexión acerca de la identidad y su herencia envuelto en un intenso y visceral dispositivo formal cuyo vigoroso montaje y excepcional banda sonora, lamentable, no es debidamente correspondido con el interés que su tema suscita. La película se siente personal, se palpa su sentimiento y se nota que nace a partir de la propia experiencia. Factores que, muy a mi pesar, no son suficientes para levantar el vuelo ni aportar nada nuevo a un conflicto mil veces visto y vivido en la gran pantalla, como lo es descubrir una herencia familiar en el que se destapa su pasado nazi y reflexionar acerca de como ésta afecta al alma de quien la padece. Ni la sentida metáfora que a su alrededor construye (el corazón de Sita revela una patología hereditaria de su abuela en el mismo momento que su corazón también se rompe al descubrir su pasado) ni el viaje a través de la Europa profunda que me propone (de Barlín a Viena, Varsovia, Transylvania y tiro porque me toca) logra conmoverme, emocionarme, ni mucho menos, perturbarme. Correcta sí, olvidable, también. Lo dicho, nada nuevo, amigos.
Nota: 5.5 / 10