Otra edición más del, sin duda, referente en cuanto a festivales rockeros por estas latitudes. Un nuevo acierto en cuanto a organización y calidad de las bandas, pues como viene siendo habitual no hubo decepciones mayúsculas ni enormes fracasos y la calidad de las bandas ha sido notable. De ahí que haya que reconocer a sus organizadores, los dos Juanes, tanto Cacheda como Rodríguez Apresa, su enorme conocimiento, su indudable gusto y su riesgo por traer a este rincón del sur un evento tan señero como este.
Un lugar tan agradable como la jerezana Sala Paúl volvió a ser el lugar elegido para los dos días de música y grandes conversaciones en ese maravilloso patio abierto, donde tomar algo con los amigos o con las bandas, porque si algo tiene especial el Serie Z, es eso: estar en contacto con los músicos y poder conversar animadamente con ellos. Si a ello sumamos un precio adecuado en la restauración y una limpieza magistral del recinto y los baños, ¡Chapeau!, uno llega a la conclusión de que el Serie Z es algo más que un festival, una reunión de acérrimos seguidores de la buena música, con una pasión común; el rock. Y sin más dilación vamos a lo sucedido en ambas jornadas.
VIERNES 31 DE OCTUBRE
ELLIOT BROOD
Tras la caída a última hora de Picturebooks, les tocaba a estos canadienses la difícil misión de abrir el festival. Country muy bien elaborado, interpretado por un cuarteto encabezado por la desvencijada guitarra acústica de Elliot Brood, quien también toca el banjo, acompañado por otra acústica, un slide y batería. Es decir tocan sin bajo. Buena apertura en una hora de actuación, donde se pueden destacar temas tan sentidos como “Northern air” o “Lindsay”.
THE CRUNCH
Bastantes ganas teníamos casi todos de ver a este nuevo proyecto de grandes leyendas de la música como son el cantante y guitarra de Diamond Dogs, Sulo Karlson, acompañados por Mick Geggus en la otra Gibson, el bajo de Lords of the New Church, Dave Tregunna, una teclista y, nada menos que, el batería original de The Clash, Terry Chanes. Rock clásico con tintes punk en otra hora de actuación con temas tan movidos como “Down to the border” o “Busy making noise”, tema que da título al disco que venían a presentar.
MARCUS BLAKE
Actuación fantástica del otro bajista de Mother Superior. En formato trío, con su banda The Gemini Thieves, y que en una hora y cuarto nos presentaba su primer trabajo con este nuevo proyecto, llamado “Distorted Hymns”. Un “discazo” con maravillas como “Bittersweet” o “Invisible”. Actuación arrolladora, donde incluso hubo parte del público que acabo en el escenario para acompañar al “cencerro” al estadounidense.
JULIÁN MAESO
Un deleite para los sentidos escuchar el combo del toledano con esa acertada mezcla de rock sureño y soul, que ya pudimos disfrutar hace un par de años en El Puerto de Santa María. Tanto en el órgano hammond, en la Fender y acompañado de una banda estratosférica, dio buena cuenta en hora y veinte minutos de su “One way ticket to saturn” de donde rescato “It must have been dreaming” o el más antiguo “It´s been a hard day”
KADAVAR
Una barbaridad. En mi opinión los triunfadores del viernes. Ya los había disfrutado en el último Azkena Rock y no hicieron más que confirmar las buenas sensaciones. Muy juntos con la batería de metacrilato delante para lucimiento de la enorme figura y pegada de Cristoph “Tiger” Bartelt, acompañados por la voz y guitarra de Cristoph “Lupus” Lindemann, cantando con la enorme melena tapándole la cara y del inexpresivo bajista Simon “Dragon” Bouteloup, al que el Rickenbacker le quedaba pequeño. Una hora y veinte de auténtico heavy metal de tintes doom y psicodelia, que hicieron las delicias de los asistentes, con temas tan potentes desde el “Liquid dream” con el que comenzaron hasta el “Purple sage” con el que finalizaron, pasando por el extraordinario “Doomsday machine” o “Come back life”.
SÁBADO 1 DE NOVIEMBRE
DIRT RIVER RADIO
Abrían fuego estos simpáticos australianos, un cuarteto de Melbourne, en los que destacaban sus dos guitarras Gretsch y que en un concierto de menos a más, nos ofrecieron una buena muestra de rock americano. Una hora de concierto con canciones que gustaron mucho como “All my Friends”, “Chase the sun” o “Boys in the public bar”.
THE SOULBRAKER COMPANY
Para el que suscribe los vitorianos son una auténtica debilidad y un auténtico lujo disfrutarlos por estas tierras tan meridionales. Presentaban su último “Graceless” y el sexteto vasco, volvió a dar otro arrollador directo, demostrando el por qué son de las mejores bandas en esto del rock patrio. Hay que descubrirse ante la calidad de cortes como “How will we get by?” o “Sow the roses”. A ver si con un poco de suerte dan el “espaldarazo” definitivo que les encumbre a donde por calidad merecen estar.
LEAF HOUND
Hace un par de años, el Z rescató para nuestros oídos a esta olvidada banda rock psicodélico setentera y que cuenta en su haber con un disco tan magistral como “Growing of mushrooms”. En esta cita, se le nota algo más achacoso a su líder y cantante Peter French, pero la impronta, la clase y el saber siguen ahí y encima ha sabido acompañarse de una banda joven pero con gran talento.
OLI BROWN & RAVENEYE
La sorpresa de este Z. Un ciclón que pasó por Jerez. Un jovéncisimo y virtuoso guitarrista con un hambre voraz de escenario y que puso en “pie de guerra” a toda la Sala Paúl con su “stoner blues-rock”. Hacía años que no me sucedía el transcurrir una hora en tan poco tiempo. En formato trío con su preciosa Hofner, hizo todo lo posible por agradar y comunicar con el público. ¿Qué decir ante semejante actitud, a canciones como “Run away” o “Home sweet home”, a tamaño virtuosismo sin resultar molesto ni pesado? Con un mínimo de fortuna, estamos hablando de una futura estrella en ciernes.
D-A-D
Siempre dan un poco de pánico, bandas ochenteras a los que parece que su momento pasó, pero no es el caso, ya que los daneses están en una forma increíble y dieron todo un recital de hard rock, con tres puntos fundamentales, los miembros fundadores, Jesper Binzer, a la voz y a su guitarra Dean, la Gibson principal de Jacob Binzer y a los bajos de dos cuerdas y diseño espectacular, uno de metacrilato con cuerdas naranjas y luces led y otro con la cabeza de toro del inclasificable Stig Pedersen. Hora y media de deleite y ritmo endiablado con éxitos como “Sleeping my day away” o “Monster philosophy” y una puesta en escena fantástica que pienso que les puede hacer reverdecer viejos laurales a poco que les acompañe la suerte.
DICTATORS
Ellos son el Z y nosotros su público. Tal vez, se les notaba algo más cansados y no estuviesen a la altura de su sobresaliente concierto del año pasado, pero estuvieron geniales aún así. Y prácticamente nadie puede resistirse a escuchar “Who will save rock and roll?”, “Avenue A” o “Stay with me”. Una leyenda intemporal que por fortuna sigue en activo. Manitoba, Ross “The Boss”, Dean Rispley, J.P. Thunderbolt y ahora Daniel Rey son historia viva del punk rock y cada directo nos hace partícipes de la fortuna de poder vivir esos momentos que podremos contar a las próximas generaciones y decir –“Yo vi a los Dictators-”
José Luis “El Director”.