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ctrl alt supr al desamor

Publicado el 30 marzo 2011 por Ana Laura
Hace unos días mi notebook no quería funcionar bien. Los archivos se parecían a Susanita, la de Quino: los que no estaban preñados y habían duplicado su peso, ya habían tenido hijitos; caminaba lento como una mujer embarazada y estaba igual de emotiva: dos por tres me hacía pataletas. Obviamente me había entrado un virus a la máquina, algo ya de por sí, muy molesto. Pero todavía más molesta es esa costumbre de la gente de decirte: “Yo te dije…”
Y sí, mi amiga me había dicho que instalara Linux, en vez de Windows, y entre la enumeración de beneficios estaba el que los virus raramente las atacaban.
“Vos sos demasiado confiada,” me dijo mi amiga, para recalcar su punto. “Seguro le decís que sí a la mayoría de los cambios al equipo.”
Y sí, tiene razón; casi cada vez que Windows me pregunta si confío en un sitio o un programa y le permito hacer cambios en el equipo, le digo que sí y que sea lo que Dios quiera; para eso tengo el antivirus, ¿no?
ctrl alt supr al desamor
El tema es que, después de haber desinfectado la notebook y vuelto a la normalidad, hubo una idea que quedó rondando. ¿Por qué me resulta tan fácil confiar en sitios web y programas anónimos, cuando me resulta tan difícil hacerlo en mis relaciones personales?
La verdad es que soy bastante complicada cuando se refiere a las relaciones. Tengo problemas para confiar y abrirme a las personas. Muchos problemas. Poca gente me conoce de verdad. Soy compleja, muy cerrada y algo paranoica, y también tengo muchas capas, como los ogros, ¿o eran las cebollas?
¿No sería maravilloso ser como Linux? Seríamos muy fuertes: los virus no nos infectarían, no habría troyanos que se metieran tras nuestras defensas para después atacar cuando más daño pueden hacer, o esos stealths que lastiman solapadamente, solo porque pueden.
Aunque, si tenemos el Windows demasiado incorporado como para poder funcionar así, ¿no estaría buenísimo poder descargar algún software para protegernos?
Imaginen un programa antimalware que nos diera mensajes como éste: “Advertencia, este hombre puede estar corrupto. Recomendación: no proceder”; o que, ante la menor sospecha, pusiera en cuarentena a la gente antes de dejarla entrar al sistema. También podríamos crear cadenas de correo electrónico del tipo: “¡Cuidado! Menganito es conocido por haber roto los corazones de múltiples mujeres. Una vez que se introduce en sus vidas, acapara sus pensamientos, multiplica sus dudas y finalmente borra toda su autoestima. Por favor, reenviar este mail a todos los contactos femeninos.” O, mejor aún, tendríamos el antivirus perfecto que asegurara la detección de hipocresías y mentiras y la prevención de errores irrecuperables.
Pero sobre todo, podríamos presionar alt+F4 sobre las relaciones fallidas o darle ctrl+alt+supr al desamor.

EriSada

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