Revista Expatriados

Cuando Osama bin Laden era feliz e indocumentado (1)

Por Tiburciosamsa
Cuando Osama bin Laden era feliz e indocumentado (1)
Cuando uno analiza un poco la infancia de bin Laden, pronto se da cuenta de que estaba hecha de la materia de la que se hacen los clientes de los psicólogos o los terroristas desquiciados. Para empezar tuvo un padre cuya sombra era demasiado alargada. Su padre Mohammed bin Laden se había hecho a sí mismo. De trabajador yemení puteado en Arabia Saudí terminó siendo un constructor hipermultimillonario y amiguete de la familia real saudí. No parece que el padre se prodigase en muestras de cariño para el pequeño Osama. Osama no era más que el hijo número tropecientos, que encima lo había tenido con una esposa menor, de éstas que al final del polvo le tienes que preguntar el nombre, porque se te ha olvidado. Para rematar, Mohammed salió pronto de la vida de Osama: cuando éste tenía once años, se mató en un accidente de aviación.La relación con un padre autoritario y ausente emocionalmente que tuvo Osama bin Laden es un viejo clásico en la biografía de ciertos personajes históricos que uno se dice que ya podía haberlos atropellado un tranvía cuando tenían cinco años. Otros que tuvieron padres similares son: Stalin, Mao Zedong, Hitler y Franco. La mayor parte de las fuentes que he consultado dicen que Osama bin Laden amaba tiernamente a su madre. Pero también he leído que su madre hizo lo que hacen muchas mujeres ricas: dejar al niño a cargo de empleadas. Hamida, la madre de bin Laden era de origen sirio y se había casado con Mohammed bin Laden, que le llevaba casi 30 años, a los 22. Hamida estaba acostumbrada al ambiente más liberal de Siria y parece que no se aclimató bien a su nueva vida. Las otras mujeres de Mohammed la rechazaron. Era extranjera y su comportamiento no se ajustaba a lo que se esperaba de una esposa saudí. La llamaron “la esclava” y a Osama, “el hijo de la esclava”.La posición de Osama bin Laden en una sociedad tan preocupada por los linajes como es la saudí, era equívoca. De padre yemení y madre siria, era el único del clan bin Laden, aparte de sus padres, que no tenía ni gota de sangre saudí. La sensación de ser un “outsider” que no pertenecía realmente a ninguna parte debió de agudizarse cuando su padre murió y Hamida volvió a casarse, nuevamente con un yemení, Mohammed al-Attas. Hamida y Mohammed tuvieron cuatro hijos. Es de suponer que los sentimientos de ser un “outsider” de Osama bin Laden se reforzarían. De sus hermanastros le separaban la edad y el tener un padre diferente. Asimismo su posición en el seno familiar era equívoca. Su padrastro no ardía de amor por él, pero tampoco podía olvidar que Osama, como heredero del viejo Mohammed bin Laden que recibía una asignación regular y tenía derecho a una parte de la herencia, era la gallina de los huevos de oro. Mohammed bin Laden era un hombre piadoso, que recibía en su casa regularmente a clérigos y educó a Osama en los valores de la religiosidad wahhabí. Osama de adolescente debió de ser un poco pánfilo y si hubiera vivido en Occidente, seguro que habría sido monaguillo. El tipo de personalidad que al cumplir los 18 o bien se desmadra y se pasa al otro extremo, o bien se convierte en un ultra de lo peor. Sus biógrafos aseguran que fue en la universidad donde se radicalizó al entrar en contacto con la ideología de los Hermanos Musulmanes. Los Hermanos Musulmanes defienden una ideología puritana. Abogan por una sociedad basada en el Corán y la Sharya. Son antioccidentales y antiimperialistas y consideran infieles a la mayor parte de los gobernantes musulmanes por entender que se han desviado de las enseñanzas del Corán. Su objetivo es la implantación del califato en todas las tierras del Islam, desde España hasta Indonesia, objetivo que tratar de alcanzar por medios no violentos. Los dos profesores que le pusieron en contacto con la ideología de los Hermanos Musulmanes fueron Muhammad Quttub y Abdullah Azzam, especialmente el segundo. Azzam era un profesor carismático y un gran orador. No era un hombre que comprometiera sus ideas para conseguir cualesquiera ventajas a corto plazo, ni a largo plazo tampoco. Si hubiera sido español, seguramente su lema habría sido: “Esto es así por mis huevos”.Su principal aportación al fundamentalismo fue la idea de que los musulmanes están envueltos en una jihad universal contra las fuerzas del paganismo y que deben adoptar en su lucha un enfoque global, no uno limitado a su coyuntura nacional. Por cierto que sobre la idea de que la jihad que defiende el Corán es ante todo una lucha espiritual por el autocontrol, Azzam opinaba que eso eran mariconadas, que la jihad coránica implica rebanarles el cuello a los infieles. Así en sus momentos de santo rebote podía decir lindezas como: “La Historia no escribe sus líneas sino con sangre. La gloria no construye su impresionante edificio sino con calaveras; el honor y el respeto no se crean sino sobre la base de mutilados y cadáveres (…) Ciertamente, aquéllos que piensen que pueden cambiar la realidad o cambiar sociedades, sin sangre, sacrificios e inválidos, sin almas puras e inocentes, no entienden la esencia de esta religión.”En 1979 Azzam descubrió en Afghanistán la jihad que andaba buscando, la jihad que habría de servir de modelo a las jihads del futuro, y allá que se fue, arrastrando consigo a un estudiante tímido llamado Osama bin Laden. Cierto que Jeddah no es el paraíso de la marcha y que el calor es bastante insoportable, pero de ahí a irse a Afghanistán… ¿por qué bin Laden se embarcó en las chaladuras de Azzam?En mi teoría juega mucho lo psicológico. Bin Laden se sentía un desarraigado. El fundamentalismo le había proporcionado un grupo en el que integrarse. También estaba la cuestión de la figura paterna. Aunque le hubiera visto poco, bin Laden veneraba a su padre. Pienso que sentía la necesidad de ser digno de él. Pero claro, ¿quién iguala a un padre que pasó de cero euros en el bolsillo a mil millones en el banco? Puedes convertir esos mil millones en dos mil, pero no es lo mismo. Pienso que debajo de su timidez, bin Laden albergaba a un narcisista un pelín megalomaníaco que necesitaba una causa en la que sobresalir y con la que demostrar primero a su familia y luego al mundo que sí que estaba a la altura de su padre y que les daba veinte vueltas a sus hermanastros. Aubrey Immelman, de la Unidad para el Estudio de la Personalidad en la Política hizo el perfil psicológico de bin Laden y sus conclusiones vendrían a apoyar lo anterior: “La combinación en bin Laden de patrones de personalidad ambiciosos y osados sugiere la presencia del síndrome del “narcisista sin principios” de Millon. Este complejo caracteriológico compuesto combina el sentido arrogante de autovaloración del narcisista, la indiferencia explotadora hacia el bienestar ajeno y las expectativas grandiosas de un reconocimiento especial con la personalidad antisocial de autoengrandecimiento, deficiente conciencia social y desdén por los derechos ajenos. Una implicación mayor del estudio es que bin Laden no encaja en el perfil de fundamentalista religioso muy consciente de su ideología y con una mente cerrada, ni con el del mártir religioso que combina esas cualidades con rasgos de devoción y autosacrificio; más bien, sugiere que bin Laden tiende a explorar el fundamentalismo islámico al servicio de su propia ambición y sus sueños personales de gloria.” Creo que Immelman acierta en su diagnóstico, pero se deja una cosa en el tintero: bin Laden era sincero. Realmente creía en la causa que defendía y posiblemente no fuese consciente de que la estaba utilizando para sus propios fines personales.

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