

Los indignados de sitios muy dispares están forzando al mundo a un giro social; ya se vió el fracaso del comunismo y ahora verificamos el fracaso del capitalismo, los dos grandes sistemas económicos y políticos que hemos tenido, muestran su obsolescencia por donde quiera que se les mire. Ahora el capitalismo tiene que someterse a la evaluación de quienes siempre han dicho al final la palabra definitiva, las gentes de a pie, los hombres y mujeres que trabajan cada día para sacar a sus familias adelante y que en el sistema actual no encuentran la forma de que eso sea efectivo, y cuando algo no funciona, por fuerza se cambia, no por cuestiones de pensamientos ni mentalidades nuevas o revolucionarias, simplemente porque se impone la necesidad.
