Este álcido ya es de por sí escaso en aguas costeras. Sólo entre un 2-3% de los álcidos identificados en paso son araos, entre una gran mayoría de alcas. Pero es que además tengo la sensación de que ha ido en regresión. Hasta hace unos pocos inviernos era habitual ver pequeños grupos en la bahía de Luanco, y ahora hay que esforzarse para ver aves solitarias como ésta.
Sin embargo, en la ficha de la especie en la página de la IUCN comentan que la especie ha tenido un incremento en sus efectivos. Es probable por ello que quizá lo que ocurra es se desplazan menos que antes al sur para invernar, por especular un poco.
Es bonito ver la zambullida del arao común, más brusca y vertical que la del alca.
Este arao que localicé hoy se recorrió nadando una buena parte de la ensenada de Luanco, desde la playa de Aramar hasta la zona del Gayo. Su modo de nadar es característico, agachado para ofrecer poca resistencia al aire y moviendo las patas a altas revoluciones.
Desde lejos se aprecia perfectamente la velocidad que puede adquirir el arao con esta forma tan peculiar de natación, que puede llevarle a recorrer grandes distancias con menor gasto de energía.
