Revista Deportes

CUESTIÓN DE IDENTIDAD (Crónica 2ª de abono Feria de MÁLAGA)

Por Malaka

CUESTIÓN DE IDENTIDAD (Crónica 2ª de abono Feria de MÁLAGA)

 

escribano
(Fotografías: Santana de Yepes – Mundotoro.com)

Plaza de Toros de Málaga
Lunes 18 de agosto 2014 / 2ª de abono / Tres cuartos de entrada
Se lidiaron 6 toros de Victorino Martín, correctos de presentación y de juego desigual. 1º, 4º y 5º buenos. El resto mansurrones.

EL CID: dos pinchazos y estocada atravesada (Saludos desde el tercio) – Estocada atravesada que hace guardia y tres descabellos (Vuelta al ruedo obligado por la cuadrilla)

JAVIER CASTAÑO: estocada tendida y atravesada (Saludos tras mínima petición) – Estocada (1 oreja)

MANUEL ESCRIBANO: media estocada caída y un descabello (Silencio) – Estocada casi entera (Silencio)

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo a Juan Romero, empresario de la cuadra de picar y padre de los hermanos Romero. 
David Adalid y Fernando Sánchez, ambos de la cuadrilla de Javier Castaño saludaron en sus dos intervenciones.


CUESTIÓN DE IDENTIDAD
Por José Daniel Rojo

Primera corrida del, por segundo año, denominado “Desafío torista”. Málaga se quiere sumar a la moda de las mal llamadas corridas duras, que no son más que otro tipo de festejos donde se lidian reses ajenas al monoencaste dominante Domecq y similares, y al que las figuritas de pitiminí suelen hacerle asco. Nuestra ciudad siempre fue más partidaria de los toreros que de los toros, a pesar de que en décadas pasadas se lidiaran corridas de varios encastes en una misma feria. Eran otros tiempos y entonces las figuras del momento exigían torear lo que reclamaba la afición y lo que, a priori, ofrecía también más posibilidades de triunfo. En la actualidad, el aficionado no tiene voz ni voto y esas corridas de encastes ya minoritarios han quedado para los toreros modestos o para cuando a alguna figura se le antoja hacer una gesta. Lo denominación de “gesta” viene impuesto también por los matadores reinantes, que se ven en la necesidad de catalogar como extraordinario algo que debiera ser lo normal.

Dicho esto, Málaga carece de identidad torista. De nada sirve ponerse moños en estos días previos al desembarco de las figuras  para al final acabar claudicando ante el todo vale cuando los autores de la tauromaquia moderna trencen el paseíllo en el coso del Paseo de Reding. Entre otras cosas porque cuando algo resulta a contra estilo, se evidencia descaradamente. Victorino Martín va pregonando a los cuatro vientos que Málaga reúne todos los condicionantes para convertirse en la Pamplona del siglo XXI. Intuyo que esas declaraciones guardan relación con el carácter festivo de nuestro público, porque en cuanto al toro desde luego que no. En caso contrario no tendría sentido hacer semejantes declaraciones, y mas aún después de ver la corrida que lidió ayer en La Malagueta. Una corrida que, ni en tipo ni en comportamiento, hizo honor a la identidad de casa de la “A” coronada. El encierro no tuvo la casta, el genio, e incluso el peligro o emoción que se esperan de Victorino. Desconozco si la corrida se compró con el billete grande o chico, pero tras lo visto, no era el tipo de corrida para venir a Málaga con el aval de ser la ganadería triunfadora del pasado año.

cid
El Cid continúa en su quiero y no puedo. Ayer hubo atisbos de soñar con la verdadera identidad de este torero y con la recuperación de aquella mano izquierda que nos puso de acuerdo a todos hace unos años, pero parece difícil. Tardó el sevillano en confiarse en la noble y potable embestida del cuarto toro de la tarde. Un animal que siempre fue humillado y al que El Cid enjaretó alguna tanda aceptable por el pitón izquierdo, aunque siempre al hilo del pitón. Desconfianza plena también en el primero de la tarde, un oponente al que años atrás hubiese plantado cara y faena el torero. No se le hicieron bien las cosas al animal durante la lidia y luego acabó acusándolo en la muleta, quedándose corto y pegando un tornillazo al final del muletazo. Pero iba y venía el Victorino y tenía cierta emoción, pero Cid no estaba por la labor y el toro se fue sin torear. Mención aparte merece su cuadrilla, que casi obligó a su torero a dar la vuelta al ruedo al cuarto de la tarde cuando nadie lo pidió. Alcalareño llegó a enfrentarse a un espectador del tendido 1 que se atrevió a recriminar tan repugnante comportamiento.

castaño
Y hablando de cuadrillas, ¿para cuándo el anunciar a Javier Castaño como a “Castaño y su cuadrilla”? Los hombres de plata del torero salmantino han logrado lo nunca visto, que su matador aumente el número de contratos, –desconozco si también el caché-, gracias a ellos. El ver anunciado a este torero en los toreros implica directamente el mencionar a su cuadrilla. Dan espectáculo, aunque aquello de “cría fama…”, también ayuda. Los banderilleros ponen en pie al público y los picadores, después de hacer su trabajo, van camino del patio de caballos entre los aplausos y vítores del, por momentos, público torista malagueño. Luego Castaño no termina de rubricar la hipérbole actuación de su cuadrilla, como le ocurrió en el segundo de su lote, un toro que tomó tres varas y llegó a la muleta con motor. Se intercalaron pasajes medianamente aceptables, con enganchones, desarmes y desconfianza del torero. El trazo del muletazo al revés, de abajo hacia arriba. Parecía que sí, pero no. Todavía me pregunto qué vio el entendido público torista malacitano para pedir la oreja que la presidenta no tuvo más remedio que conceder. Imagino que será cuestión de identidad. Voluntarioso, no más, con el segundo de la tarde, manso que no se entregó y que salía con la cara alta desentendiéndose de lo que allí ocurría. Faltó en esta ocasión más ataque por parte del torero.

El peor lote fue a parar al nuevo en esta plaza, Manuel Escribano. Su primero reservón, sin peligro, sin raza, sin “ná” . Y un rajado sexto con el que poco pudo hacer. Banderilleó con más voluntad que acierto.

Hoy llegan los Miuras. Seis Miuras para un torero, el extremeño Antonio Ferrera. Un cartel, sin identidad también para Málaga. Bienvenida la gesta, honorable por supuesto. Bienvenidos los Miuras. Pero procuremos avanzar hacia un público merecedor de una plaza de primera, sin faltar a nuestra propia historia, a nuestra identidad.


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