Lejos de disminuir mis sospechas acerca de que los comentaristas de fútbol, al menos en Argentina, han aprovechado la generosidad del maravilloso juego para disimular en los bolsillos la incompetencia en otras profesiones, aumenta no más de escuchar un rato las sandeces que expelen a cada momento tanto en blogs o páginas de internet como en la tele o en la radio.
Como si la característica principal del fútbol fuesen los colores, el argumento que utilizó un periodista de C5N para desmerecer el carácter divertido de una posible final de Copa del Rey con el Barcelona como protagonista fue que el equipo de Iniesta juega todas las finales y entonces es aburrido.
Bastaría para el periodista modificar los valores del contraste del receptor a los efectos de disfrutar una final en la que jugara el Barcelona.
No es sino la demostración de que no le gusta el fútbol, que debería dedicarse a la moda o a la pintura, y que el fútbol es tan generoso que decantan en él quienes siendo incompetentes en otras áreas no tienen remedio mayor que el de conformarse con trabajar de comentaristas.