El señor de Seattle ha vuelto con un disco que, como no podía ser menos, le confirma como el gran músico que lleva siendo durante años. A mí me ha vuelto a conquistar sólo con la primera escucha y, ahora que lo he destripado durante el puente, cada día me parece más interesante. Espero que este año vuelva a nuestro país, que parece que le gusta estar entre nosotros, cambiando la lluvia y la taza de café por el sol y una caña fresquita, por ejemplo.