Tras una larga carrera en televisión, el navarro David Ilundain da el salto al largometraje con “B, la película“, traslación al cine de una obra de teatro escrita por Jordi Casanovas, responsable también del libreto del film junto al propio director. La obra de teatro original, de casi una hora de duración, queda condensada en 80 minutos en los que Ilundain recrea un episodio clave de la Historia reciente de España: la declaración ante el juez Ruz del ex tesorero del PP Luis Bárcenas el 15 de julio del 2013. Un acontecimiento que, de alguna forma, supuso un punto de inflexión en el panorama político y social de nuestro país. Acusada por algunos sectores -no hace falta especificar cuáles- de polémica e innecesaria, Ilundain la defiende argumentando que “el 99,99% de lo que cuenta es real” y que, ante todo, es una “radiografía de nuestro tiempo”. La importancia que han tenido las redes sociales en la difusión de este trabajo, la falta de madurez de la sociedad española ante película de este tipo y la gran labor de sus actores principales -un Casablanc y un Solo para los que el cineasta exige sendos Goyas- son algunos de los temas tratados en una entrevista con un director que ha demostrado que hacer otro tipo de cine político es posible.
Ilundain afirma que las redes sociales han jugado un papel importantísimo en la difusión de “B, la película“, su primer largometraje, logrando que ya sean 50 las salas españolas que la han proyectado.
Parece que lo de llevar las obras de teatro al cine es una corriente cada vez más extendida en nuestro país. Tu película, al igual que otras recientes como “Los miércoles no existen” (Peris Romano, 2015), tiene su origen en las tablas. ¿Es el teatro en España una cantera de ideas para el cine?
El teatro está en un buen momento. Hay autores contemporáneos que consiguen llegar a las tablas. Y además conectan con el público. Y lo hacen con historias y géneros diferentes. Todo esto hace años era una rareza. Jordi Casanovas tuvo la genial idea de convertir una declaración judicial de 5 horas en “Ruz-Bárcenas”. En las tablas eran 50 minutos frente a B, la película, que son 80 minutos. En ambos casos, impresiona.
La película solo se ha estrenado en una docena de salas españolas, cuando películas mucho más independientes llegan a menudo a más salas. ¿Ha habido una mano negra detrás?
Bueno, empezamos con 16 copias. Es cierto que tuvimos el rechazo de algunas salas. No creo en la “mano negra” pero sí creo que hubo auto-censura. Es una enfermedad democrática muy extendida y muy silenciada. Pero hoy hay formas de buscar ayuda para saltar muros…
…como las redes sociales, que han jugado un papel importantísimo en la película.
Así es. Las redes sociales han impulsado la película gracias a la etiqueta #QuieroVerB, lo cual creó un clamor para que este trabajo se exhibiera en cuanto más cines mejor. A día de hoy ya son 50 las salas en las que se ha proyectado la película.
Algunos atribuyen el calificativo de “polémica” a tu película, cuando lo único que hace es ceñirse a la verdad, hasta el punto de que todas las conversaciones del juico son literales a lo que se dijo realmente. ¿Por qué se tacha de “polémica” una obra que se construye en base a la verdad? ¿Qué porcentaje de ficción y realidad hay en la película?
El 99.99% es realidad. Los diálogos son extraídos de la transcripción de lo que dijo Bárcenas a Ruz en Julio de 2013. Tan solo unas breves líneas en los créditos de inicio son ficción y, aún así, están documentadas con lo que ocurría en los pasillos aquel día
Dices que no quieres vivir en un país que tenga miedo al estreno de una película. ¿Vosotros habéis sentido miedo en algún momento del proceso de creación de la película? O dicho de otro modo, ¿os habéis autocensurado?
No. Nunca. Nosotros y nuestros mecenas hemos pagado esta película. Y la hemos hecho por tanto, con absoluta libertad. La independencia es una cuestión económica
¿Cuál ha sido el principal objetivo de llevar a cabo B La película?
Pensar en lo que nos ha pasado. Constatar el desastre de haber sido gobernados por quienes vivían en una gran fiesta por encima de sus posibilidades y, luego, nos pasan la factura (recortes en sanidad, aeropuertos sin aviones, AVE a la nada, etc…).
El director dando instrucciones a los actores Pedro Casablanc y Manolo Solo -Bárcenas y Ruz respectivamente-, para los que Ilundain reclama sendos Goyas.
¿Qué te gustaría que la gente pensase al salir de ver la película?
Que piense y que sienta por sí misma. La verdad es elocuente por sí misma.
Una película de estas características en otros países desarrollados no hubiera tenido problemas en estrenarse en un mayor número de salas, ¿estamos en España poco acostumbrados a ver películas de este tipo?
Nos falta mucha madurez. En otros países, sobre todo, se habrían pegado por exhibirla en televisión. Aquí hacen como que no existe.
¿Crees que la película funciona como una radiografía de nuestro tiempo? ¿Es B La película una estampa de la España de hoy?
Una de las radiografías. Quizás la que apunta al poder corrupto (que no sólo es el del Partido Popular). Pero hay otras buenas películas que miran a nuestro tiempo. Algunas a punto de estrenarse (“Techo y comida” -Juan Miguel del Castillo, 2015-, “Cerca de tu casa” – Eduard Cortés, 2016-). Incluso me sorprendió “Perdiendo el norte” (Nacho G. Velilla, 2015), una comedia que no es tan intrascendente como se vende.
La gente que hemos visto la película nos asombra cómo Pedro Casablanc, actor que interpreta a Bárcenas, se mimetiza totalmente con su personaje, hasta el punto que hay momentos en el que crees estar viendo al propio Bárcenas. ¿Os costó mucho dar con el protagonista?
No. Pedro ya interpretaba a Luis Bárcenas en el teatro. Y Manolo Solo al juez Ruz. No hubiera tenido sentido buscar nada mejor. Están descomunales. Goyas para ellos por favor.
Sin duda la película da para una segunda parte, una trilogía, incluso para una saga entera. ¿Habrá continuación?
Ojalá. Pero necesitaremos más apoyo, es decir, que alguien lo quiera pagar.
Tras el éxito de crítica de B La película, ¿te gustaría seguir haciendo películas en este género?
Sí, pero no “obligatoriamente”. Lo importante es encontrar historias que NECESITEN ser contadas.