Revista Opinión

De dioses, sacrificios y mangantes

Publicado el 28 agosto 2012 por Carmentxu

El mercado es el nuevo dios. Hasta la ciencia podría corroborarlo si no se hubieran recortado las partidas para investigación. Como tal, el mercado está endiosado, viviendo y respirando por encima de nuestras posibilidades, que cada vez son menos, y moviendo desde las alturas los hilos invisibles que rigen el destino de los mortales. Como en la antigua Grecia, como en la actual, como aquí. A partir de aquí, todos los actos de los brujos que nos gobiernan (ese hacer lo que tienen que hacer, aunque no les guste, pero es obligación, ese actuar como dios (el mercado) manda, parece ir encaminado a serenar los ánimos de esos mercados sedientos de poder y de nuevos sacrificios. Su ira es infinita: derrocan gobiernos elegidos democráticamente, carcomen el presente y las esperanzas y envuelven sus tejemanejes en un manto de humo espeso y agobiante tras incendiar el bosque.

De dioses, sacrificios y mangantes
Las medidas draconianas que nos succionan hacia el abismo y secuestran los botes salvavidas tienen el sospechoso objetivo de crear un viento que empuje lejos esos humos que nos ahogan. En medio, como un run-run bochornoso, dos expresidentes ya cesados del Tribunal de Cuentas reclaman una pensión de 180.000 euros cada uno, que se suman a la indemnización de 208.000 euros que cobrará Carlos Dívar, presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, tras verse obligado a dimitir por malversación de fondos públicos. Mientras los deseos de la diputada popular Andrea Fabra se hacen realidad y los parados se joden y se convierten en sospechosos habituales de fraude, la educación es menospreciada por los ignorantes y la sanidad descuartizada como un cuerpo inerte. El panorama, de tan desolador, debe estar poniendo de los nervios a los mercados. Hasta un niño podría discernir lo que está bien y lo que está mal, aunque opte por lo segundo.

Y si el objetivo no es desde luego tranquilizar a los dioses, ¿cuál es en realidad? El desprestigio teledirigido de la clase política en su conjunto, que nos representan y fueron elegidos por nosotros, el robo de los derechos adquiridos durante décadas y de la esperanza de recuperarlos, el ninguneo de las voluntades populares, el desmantelamiento de una sanidad pública, universal, para todos, como la educación debería serlo, forman una maleza lista para el incendio. El Gobierno, por pura ignorancia y esa estupidez ridícula de los que se creen mesías que escribirán la historia, corre ciego y sordo con la mecha encendida.


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