Dando un paseo por el viñedo del Bierzo, vemos que la gran mayoría ya está podado y preparado para empezar a brotar con nuevas yemas que darán paso y soporte a los racimos y sus uvas.
Observamos que el número de viñedos sin podar se ha reducido con respecto a otras temporadas, lo que nos hace pensar que la cantidad de viñedo dejado “a poulo” — abandonado — durante este año es inferior a años anteriores. Pero cierto es que da pena ver viñas descuidadas, algunas en parajes únicos y especiales, que a buen seguro nos aportarían unas uvas únicas procedentes de viñedos viejos, que no podremos disfrutar.
Pero siendo optimistas nos alegra ver nuestros parajes podados, síntoma del comienzo de un nuevo ciclo en el que hombre, planta y ecosistema seguirán integrándose un año más.