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vista de los viñedos desde la casa
La zona que comprende los valles de Sonoma y Napa es relativamente pequeña, pero en ella hay muchísimas bodegas que visitar, y algunas producen vinos de muy buena calidad que vale la pena catar. En algunas bodegas las degustaciones son gratuitas, y en otras se paga una pequeña cantidad. En general, los vinos blancos de esta región suelen ser afrutados y amielados, con aromas florales. Los de tipo chardonnay son un buen ejemplo, ya que al envejecerse en barricas de roble adquieren un sabor muy especial, podríamos decir que meloso. Si os gustan más los blancos secos, probad el sauvignon blanc, que tiene un punto más ácido. En cuanto a los tintos, los hay bastante apreciables, como por ejemplo el elaborado con la uva de tipo zinfandel. Este tipo de uva se da en los Estados Unidos pero no en Europa, sin que se sepa exactamente cómo ni cuándo llegó esta uva a América. El vino resultante, el zinfandel, se caracteriza por ser de un color púrpura intenso y tener buen cuerpo. Resulta aterciopelado en la boca y el sabor es complejo y rico en matices. Es uno de mis favoritos. También hay otros vinos que gozan de mucha popularidad, como el pinot noir o el merlot, ademas de otras muchas variantes elaboradas a partir de la combinación de varias clases de uva.Comprando vino en las bodegas se consigue un precio mucho más barato que en cualquier tienda, así que no dejéis pasar la oportunidad si os gusta alguno de los que probáis. De las bodegas que visitamos, mis favoritas fueron las de Clos du Val, que está en un edificio precioso y cubierto de hiedra, la pequeña bodega familiar de Sbragia, y la de Joseph Phelps, con mucho encanto al estar construida de madera y contar con unas gigantescas barricas de roble en la sala donde hacen las degustaciones.
Bodegas Clos du Val
Bodegas Joseph Phelps
Culinary Institute of America en Napa
Otra de las excursiones que podéis hacer por la zona es la visita a un bosque de redwoods gigantes. En el Redwood National Park podréis pasear entre estos gigantes silenciosos, ante cuya longevidad y majestuosa delicadeza se siente uno totalmente maravillado. Un hecho poco conocido es que el nombre de California se debe a los descubridores españoles, que lo tomaron de una novela de caballerías muy famosa publicada en 1510, Las sergas de Esplandián. En esta obra, el nombre de California designaba un lugar mítico y paradisíaco, una isla habitada por mujeres amazonas, rebosante de oro y flanqueada por espectaculares acantilados rocosos. Lo cierto es que, con amazonas o sin ellas, la imagen de California como tierra de maravillas sigue vigente hoy en día en el imaginario colectivo. Así que, si os gustan la aventura y la buena mesa, venid a disfrutar de la belleza del paisaje y las delicias gastronómicas y enológicas de estas tierras.