El pasado tiene tanto poder que puede estar con nosotros eternamente.Todos los días nuestra cabecita no para de pensar, nuestra mente pensante está más en el ayer que en el ahora. Y esto, amigos míos, no es nada bueno ya que no nos hace disfrutar del momento actual, del hoy. Esto lo sabe muy bien Eckhart Tolle:‘No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora ni lo habrá jamás (…) Nada ocurrió en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora (…) La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.’
No sólo está el pasado, como comenta E. Tolle, también el futuro entorpece nuestra vida, así que nos pasamos el día presente recordando lo mal que nos lo hicieron pasar o pensando en lo que tenemos que hacer mañana, que es más importante que lo que se tiene entre manos en este momento.
¿Quién nos domina? Nos dejamos dominar por nuestra mente obsesiva hasta tal extremo que por ejemplo, pensamos en lo que comeremos mañana en vez de estar pendientes de la comida que estamos comiendo (actitud muy típica en nuestras madres). Es como si creyéramos que controlando fechas y acontecimientos tenemos todo bajo control (valga la redundancia) y nada más lejos de la realidad.
En fin, pero aquí en el hoy, seguiré centrándome en el pasado y dejaré el futuro para más adelante, nunca mejor dicho.
Es increíble cómo nuestras experiencias de la infancia nos marcan tanto y definen nuestra personalidad en la edad adulta. Cuánta gente tiene miedo al agua por tener una mala experiencia de pequeños vivida en aquel momento como una gran catástrofe, por poner un simple ejemplo. Somos muchos los que no llegamos a tener buenas relaciones ya sean de trabajo o sentimentales por haber sufrido malas experiencias en nuestra vida pasada. Basamos nuestra realidad y nuestra vida en nuestro pasado. Y a veces justificamos nuestros actos maquiavélicos porque hemos sido ‘maltratados’… Así pues, se supone que no pasa nada que alguien pegue a otro porque claro, el pobrecito recibió muchos palos de su padre cuando era pequeño. De esto saben mucho los terapeutas, los maltratadores y las víctimas.
Pero lo increíble de todo esto es cómo el pasado puede afectar tanto a nuestra vida presente trayéndonos enfermedad y ya no sólo mental sino también física.
‘La energía es poder, y transmitir energía al pasado pensando insistentemente en acontecimientos penosos resta poder al cuerpo actual y puede conducir a la enfermedad’. Caroline Myss.
Un síntoma muy conocido es el estreñimiento, no hablo del puntual sino de aquel que llevamos arrastrando años, que hace que no evacuemos con ligereza y normalidad. Este estreñimiento hace que conservemos heces del pasado y para mi, emocionalmente, dice mucho ya que es como si no quisiéramos dejar que el pasado se vaya de nuestra vida actual. ¿Por qué? Aquí cada cual tiene que ver su por qué, ese por qué de no querer liberarnos de experiencias pasadas y más si han sido dolorosas y traumáticas. Es bastante esclavo el estreñimiento, nos hace cargar con peso emocional y realmente este peso, a nivel físico y de salud, es bastante grande ya que las toxinas putrefactas pueden salir al torrente sanguíneo y nublar mucho más nuestro presente físico y mental.
Louis Hay también sabe mucho de estas somatizaciones. Para ella el estreñimiento es:‘Negativa a abandonar viejas ideas. Estancamiento del pasado. A veces, mezquindad y tacañería’.
Tal vez no nos vendría mal hacer una buena limpieza en casa y empezar a tirar o reciclar todo aquello pasado, viejo y sin uso que vamos acumulando en nuestra casa como las heces en nuestro colon.
Nos estancamos en relaciones amorosas supuestamente idílicas, con encuentros pasados románticos aunque en el día de hoy se hayan convertido en relaciones agresivas y tormentosas; nos estancamos en recordar nuestra piel tersa y lúcida de nuestra juventud (queremos ser eternamente jóvenes) y acudimos a potingues carísimos y cirugías estéticas para intentar seguir siendo jóvenes ya que la sociedad no acepta ni arrugas ni canas (está ‘mal visto’); nos estancamos paralizando el crecimiento de nuestros hijos, ya mayores de edad, porque no estamos preparados para la soledad y no les otorgamos las herramientas para su independencia; y así un largo etcétera.
Y no hace falta irse a la infancia ya que todos tenemos experiencias pasadas de hace sólo unos años o incluso meses que nos quedan incrustadas en nuestras células de tal manera que hace que podamos contraer desde un reumatismo como hasta un cáncer.Día a día, con nuestro pasado a cuestas, vamos formando un tipo de enfermedad, cada cual afin a lo vivido. Las que mejor lo reflejan son las enfermedades autoinmunes.
En mi caso, ya está diagnosticado, tengo reumatismo palindrómico, si suena raro pero simplemente es el primer nivel que te lleva a una artritis reumatoide. Después de muchas pruebas y analíticas con resultados óptimos, está bien claro que me lo he provocado y me lo provoco yo misma con mis pensamientos de experiencias pasadas recientes y es claramente una manera de autoagredirme. Este tipo de reumatismo se basa en dolores articulares intermitentes e inflamación de corta duración pero hacen su aparición cada vez que reavivo mi mente con pensamientos negativos pasados. ¿La solución? Primero, lo ideal sería un buen lavado de cerebro, cosa que no estaría nada mal poder ir a algún sitio a que te lo limpiaran como cuando vas a depilarte o a lavar tu coche los domingos. No, aquí hay trabajo que hacer y lo primero es no dejarse manipular por nuestra mente y decir adiós al pasado para poder vivir este momento que no tiene nada que ver con lo que aconteció ayer. Y algo muy importante, que nos cuesta mucho, el perdón hacia uno mismo, en primer lugar, y hacia los demás, hacia los que permitiste que te hicieran daño. Es fácil decirlo pero nuestra mente el perdón lo entiende como darle el poder al que nos ha agredido ya sea emocional como físicamente pero en realidad no es así. Una vez perdonamos volvemos a recuperar nuestro poder ya que nos libera de esa supuesta justicia por sentirnos humillados. Si, sé que no es nada fácil cuando hablamos de personas que han sido maltradas en todos los sentidos. Perdonar lo considero un gran acto de valentía y sobre todo de liberación. Perdonando recuperamos nuestro poder.
Al leer este párrafo, mi terapeuta y gran amiga Montse Royo me respondió lo siguiente. Como siempre, ‘dando en el clavo’: ‘Respeto todo lo que dices, pero sólo quería decirte o aclararte, que el juicio que haces sobre ti, “ que tú te lo has provocado a ti misma”, personalmente no lo entiendo ni creo así en absoluto. Otra cosa sería que tú con tus pensamientos y actitudes agraves o hagas de manifiesto algo que se podría llevar y vivir desde otro espacio.Todos tenemos en potencia uno, dos o más millones de enfermedades que podemos manifestar, sólo el amor hacia nosotros mismos hace que no tengan que aparecer para “darnos cuenta” que nos hemos desviado del Camino. Tú ya naciste con artritis, antes de que pensaras y crearas la ‘película’…
Con el arma de escribir públicamente, tienes un poder, que para muchos lectores, o bien puede ser que se te carguen con su racionalización, o bien puede hacer pensar que “yo soy culpable de todo lo que me pasa en mi cuerpo”, creo que lo que tú deseas no es ni una cosa ni la otra, te interesa sobretodo ser una buena Nutridora, nada más y Todo !!!’. Montse Royo
Lo que propone Eckhart Tolle es lo siguiente: ‘Afronta el pasado desde el presente. Presta atención al presente; presta atención a tu comportamiento, a tus reacciones, a tus estados de ánimo, pensamientos, emociones, miedos y deseos, tal como surgen en el presente. Ellos son el pasado en ti. Si puedes estar suficientemente presente para observarlos, sin criticarlos ni analizarlos, entonces estás afrontando el pasado y disolviéndolo con el poder de tu presencia. No puedes encontrarte volviendo al pasado. Te encuentras viniendo al presente’.
Y Caroline Myss, de nuevo, nos explica que nuestra mente ‘lleva los pantalones’:’No puedes pedirle a tu mente que sea lo que no es, que no sea un instrumento de búsqueda de razones. Tienes que recurrir a otra parte de ti mismo para trascender la terca mente empeñada en buscar venganza por haber sido humillada o que te convence continuamente de que te mereces más de lo que tienes en esta vida. Esa mente está llena de toxinas y, también, necesita sanar. Tienes que desafiar a tu mente, ponerte encima de ella.’
Muy difícil… Sé que todos somos conscientes de ello. Así que hay que ponerse manos a la obra y saber que ya no estamos en situaciones dolorosas anteriores, que ya no estamos viviendo en la película de hace unos años. Debemos buscar todas las alternativas posibles para liberarnos de él, diciéndole ‘adiós muy buenas’, que te vaya bonito y déjame vivir en paz. Muy difícil, lo sé, porque nos pasamos la vida recordando aquellos ‘maravillosos años’, mejor dicho, aquellos catastróficos años.
Sé que el pasado es fundamental para tener un presente pero de ahí a que tome el poder de nuestra vida creo que queda fuera de lugar. No tiene ningún sentido que nos machaquemos continuamente, que nos flagelemos de tal manera que llegue a perjudicar nuestra salud. Es increíble la fuerza tan grande tiene que nos afecta a todos los niveles. Es importante despojarle de esa fuerza que no le pertenece y entregársela al presente para así poder disfrutar de este momento, sí, este momento en que estás leyendo este artículo y nada más.
Esta mujer me encanta, Caroline Myss, describe al pasado de una manera mortalmente fascinante: ‘Aunque al principio pueda resultar incómodo pensar en el pasado como algo ‘muerto’, no deja de ser una descripción exacta del lugar que llamamos ‘ayer’. Infundir nuestra fuerza vital al pasado para mantenerlo vivo es como pretender vivir en un mausoleo. Es frío y oscuro, y no podemos hablar con los muertos. No estamos destinados a cargar con el pasado como si aún estuviera vivo. Lo pasado, pasado está, y utilizar nuestra energía para mantener vivos unos acontecimientos o unas relaciones que ya no existen es como querer infundir aliento a un cadáver con la esperanza de que resucite. El coste de esas acciones tanto para el cuerpo como para el espíritu es enorme.’
El pasado puede tener su importancia pero no tanta para que nos arruine nuestro presente.
Salud y Buenos Alimentos
Yo Isasi