Revista Cultura y Ocio

Descartes

Por Humbertodib
Descartes
Su nombre era René. Coincidencia... o un mero artificio literario, si me lo permiten. Como quiera que sea, René, el perito, evaluó a fondo todas las posibilidades, alejando cualquier juicio de valor (o de otra índole) que no se sostuviera en la geometría de sus criterios profesionales. Después procedió a la eliminación metódica de las dificultades propias de este tipo de tareas: descartes hechos en base a discernimientos simples y sin embargo profundos, para reducir la enorme lista inicial a unas pocas variables elementales (cables gruesos, cables finos, colores, esas cosas). Las analizó cuidadosamente, una a una, hasta que llegó a la conclusión de que ninguna alternativa estaba en armonía con la naturaleza de su pensamiento. Ya habían transcurrido dos horas y media desde que el procedimiento comenzara y aún le faltaba un buen trecho por recorrer, estimó, por lo que -resuelto- reinició el proceso para tener la absoluta seguridad de que estaba siendo, en todo y por todo, un sujeto racional.
Y claro, la bomba le explotó en la cara.

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