Hablar de Ana Alonso y Javier Pelegrín supone centrarnos en una de las parejas literarias más versátiles de nuestro panorama. Su primera obra publicada fue La torre y la isla (2006), novela juvenil que abre su famosa saga La llave del tiempo. Desde entonces no han parado de cosechar éxitos y moverse por los géneros más diversos: desde la ciencia ficción en La llave del tiempo o La ciudad transparente, hasta la fantasía más clásica de El secreto de If, pasando por la fantasía urbana exprimida en su trilogía Tatuaje. Entre todas sus publicaciones, y son unas cuantas, destaca sin lugar a dudas la serie La llave del tiempo: por su magnitud, por su originalidad, por el mundo inabarcable que presentan y por todas las implicaciones científicas y sociales que contiene el texto.
La difícil aventura de crear

Para comprobarlo no hay más que echar un vistazo a Tolkien y a la cantidad de esfuerzo que dedicó a El Señor de los Anillos. Y eso que su mundo no es completamente original y tomó prestados muchísimos elementos de la mitología nórdica: desde algunas razas y sus atributos, hasta el nombre de la Tierra Media, que proviene de Midgard, uno de los nueve mundos de esa mitología (el habitado por los humanos). Además del ejemplo de J. R. R., tenemos muchísimos más. Laura Gallego tardó años en crear el universo de Memorias de Idhún, y ese esfuerzo se nota en una gran cantidad de detalles sobre las razas de Idhún y su peculiar forma de vida. También David Lozano ha confesado lo difícil que le resultó crear los límites del plano de los muertos que nos presenta en La puerta oscura, además de unas normas en la conexión entre ese y nuestro mundo que no debían cambiar a lo largo de la trilogía pero que debían darle juego en el argumento de las novelas.

Como seguramente habrá algún tiramillote que no esté iniciado en la serie, antes de adentrarnos en ella vamos a ponernos en situación. Año 2121: Martín descubre que su sistema inmunológico es invulnerable a cualquier enfermedad, por lo que recibe la oferta de la Corporación Dédalo (una multinacional farmacéutica) para irse a vivir a una isla paradisíaca con todo tipo de lujos. A cambio se someterá a pruebas e investigaciones con su cuerpo para crear vacunas junto a Casandra, Selene y Jacob, tres personas tan especiales como él. Pronto los jóvenes descubriran que la Corporación no es tan buena como aparenta, que los cuatro poseen unas pecualiares habilidades, y que deben valerse de ellas para escapar de la isla y realizar tres misiones relacionadas entre sí que les dicta un instrumento conocido como Rosa de los Vientos. Sin embargo, cuando llevan todas a cabo, al final del cuarto libro (El jinete de plata), entenderán que esos resultados que han obtenido no son más que el principio y viajarán al año 3075 para reunirse con un misterioso pueblo del futuro e intentar descifrar por completo lo que tienen entre las manos.
Dime cómo es tu sociedad y te diré de qué época procedes

Pero no sólo nos enseñan esa cara de la moneda: en 2121 existe un movimiento antiglobalización por toda la Tierra que denuncia la forma de actuar de estas corporaciones, monopolizando todo el capital económico mundial. Precisamente los padres de Martín, el protagonista, formaban parte del movimiento en su juventud, y es por ello que el padre del joven se encuentra recluido en una cárcel orbital. A todo esto, obviamente, tenemos que sumarle la historia de la humanidad: lo que ha pasado desde nuestro presente hasta el año 2121 para que el mundo sea tal y como es, algo que vamos conociendo a lo largo de las novelas por medio de pequeñas pinceladas.
Todo, plagado de detalles de la vida cotidiana. Si hay algún vegetariano entre nuestros lectores tiramillotes, tal vez le guste saber que la carne que se come en 2121 es sintética, creada en laboratorios por medio de cultivos de tejidos, y que

Si la vida dentro de 111 años os sorprende, imaginad por un momento cómo sería mucho tiempo después, exactamente en 3075. Nuestros dos escritores protagonistas plantean algunas respuestas en sus libros, pero aquí no vamos a estudiarlas, ya que Martín y sus amigos no viajan a esa sociedad futura hasta el quinto libro y es mejor esperar al factor sorpresa, ¿no creéis?
Mundos habitables y arquitectura para todos los gustos
Otra característica de esta saga que merece su propio apartado es la terraformación de otros planetas. Es decir, crear en otros planetas de nuestro sistema solar condiciones artificialmente favorables para la supervivencia humana. En La llave del tiempo esto se realiza con la Luna y con Marte, aunque en el año en el que viven los protagonistas la Luna se encuentra abandonada por culpa del brote de un peligroso virus que hizo enfermar a la mayor parte de la población. Sin embargo, Marte sí está habitado, y lo mejor es que los autores nos explican con gran cantidad de detalles cómo se ha llegado a terraformar el planeta rojo en La ciudad infinita.
Para aumentar la temperatura, en la atmósfera marciana se han inyectado de forma brutal gases que provocan el conocido efecto invernadero; además, el planeta cuenta con un inmenso cristal de aumento que orbita a su alrededor para concentrar los rayos solares. Las principales ciudades de Marte cuentan también con cúpulas que regulan los niveles de oxígeno para hacer la atmósfera respirable, y se han plantado especies vegetales modificadas genéticamente para sobrevivir a ese clima.

¿Y alguien se ha preguntado cómo sería la forma de construir en esos planetas o incluso en la Tierra? En palabras de ambos, a la hora de inventarnos las ciudades investigamos bastante acerca de diseños arquitectónicos futuristas. También nos basamos en nuestras propias inclinaciones artísticas y literarias. Así, los diseños de ciudades terrestres de 2121 y 3075 mezclan arte e ingeniería de una forma que quita el aliento. En el caso de planetas exteriores, los edificios están adaptados a las peculiaridades físicas del planeta; en la Luna, por ejemplo, podemos encontrarnos construcciones muy altas gracias a la baja gravedad.
Profundas cuestiones sociales
La saga es amena y está repleta de aventuras, misterio y grandes giros argumentales… pero no se queda ahí. Y es que los autores se atreven a plantear cuestiones realmente importantes en cada párrafo, como la creación de plantas y seres transgénicos y su expansión por la Tierra dañando la biodiversidad natural. Por otra parte, si alguien espera encontrar la típica lucha entre buenos y malos, que se olvide, porque lo que hay son distintas formas de utilizar el poder y ver la vida.

Por último se nos ofrece el eterno debate sobre los robots, con visiones bien distintas según la época en la que nos encontremos. ¿Son personas las máquinas provistas de conciencia artificial? ¿Pueden ser esclavizadas o han de tener los mismos derechos que los demás? ¿Y organizarse en comunidades propias e independientes? Un personaje muy querido por los fans de La llave del tiempo, Leo, nos invitará a pensar sobre estos y otros temas relacionados con la inteligencia artificial. Pero, atención, no esperéis unos libros adoctrinantes, dado que plantean preguntas y múltiples respuestas… pero no verdades inamovibles.
A la coctelera y agitando
Si metemos todos estos elementos en una coctelera y agitamos bien fuerte, el resultado es un rico combinado con infinidad de matices. Pero si además le ponemos un poco de nata, una guinda y sirope de chocolate por encima, el resultado es infinitamente mejor. Es decir, aunque he mencionado varios aspectos importantes de la saga, hay otros muchos que he optado por callar, como los peculiares Juegos de Arena o las ruedas neurales, que no hacen sino aumentar la originalidad y el poderío de estos libros. No esperéis a que otro se tome el cóctel por vosotros: id corriendo a una librería y dadles una fiesta a vuestras papilas gustativas… y a vuestro cerebro.

1- La torre y la isla
2- La esfera de Medusa
3- La ciudad infinita
4- El jinete de plata
5- Uriel
6-La puerta de Caronte
7- El palacio del silencio
8- El viaje de Zoe
