Revista Arte

Detrás de los fogones

Por Insane Mclero @insanemclero

Barcelona, no hace mucho tiempo. Cristina Jolonch organiza una cena para que un amigo – que ya era más que conocido por los asistentes- y yo, acudiésemos. La tarde de antes me comenta que voy a conocer a una persona increíble, valiente y especial, que ya vería y que después le contase. No es muy normal que te muestren esta carta de presentación antes de conocer a alguien; lo dicho, la cosa prometía.

Llegamos al restaurante y me doy cuenta de que los que vamos a cenar, somos unos cuantos más de los que me esperaba, genial. Se acerca el camarero y saluda a todos los chicos que estaban sentados y con cierto cariño a ella, Lourdes, la mujer que tanto había oído hablar y que después me di cuenta que en muchos casos ha sido y es, como una madre para estos chicos.

Ubiquémonos. Hace unos años Cristina Jolonch, periodista de la Vanguardia, y Samuel Aranda, fotoperiodista (World Press Photo 2011) se encontraban haciendo un reportaje para la revista Magazine sobre menores extranjeros no acompañados, es decir, de los que vienen de por abajo, de por arriba, o mejor explicado aún, de donde pueden. Para facilitar el asunto, se pusieron en contacto con Lourdes Reyzábal, directora de la Fundación Raíces, una pionera en materia de inmigración juvenil en España y sobre todo, de calidad humana.

La necesidad de abrir puertas a esas personas y las ganas de crear unas buenas llaves, nace el proyecto en que Cristina por una parte, y Lourdes por la otra, remueven casi cielo y tierra por dar a esos menores extranjeros no acompañados, a esas personas, la oportunidad de tener un futuro digno que cualquier persona debería tener aquí, en Roma o en la China.

El proyecto que empezó ya hace unos años se llama Cocina Conciencia, con ese toque gastronómico del que tanto estamos orgullosos los españoles, y que no es para menos. Es la cocina, en este proyecto, la que juega un papel realmente importante. Cocineros nacionales como Ramón Freixa, Paco Pérez, Albert Adrià, Javier Muñoz-Calero, Andoni Luis Aduriz y otros muchos, dan la oportunidad laboral a estas personas, formándoles, apoyándoles, integrándoles y dando luz a sus futuros.

Muchos de los chavales que forman parte de Cocina Conciencia -la mayoría son hombres- un día se cansaron de la injusta y a veces dramática situación que estaban viviendo y decidieron jugárselo a todo o nada. Quién les iba a decir que con 14 años algunos estarían compartiendo barquito con otros 50 más como ellos, rodeados de agua, sin comida y deseando ver alguna playa española dónde empezar de cero, o simplemente tener la posibilidad de empezar. O quién les iba a decir que tenían que dejar Costa de Marfil a sus edades, gastar sus únicos ahorros para el viaje, dejar sus familias –quién las tuviera todavía- y abandonarlo todo para poder empezar en otro lugar, digamos por ejemplo España.

Ahora entra en juego la otra cara de la moneda, donde parece ser que siempre hay hueco para que suban los más desalmados de este país, porque vosotros me diréis cómo definiríais a personas que manipulan las edades de estos chavales, que acuden a los centros de menores de madrugada y no con objetivo de darles un vaso de leche caliente y desearles las buenas noches precisamente, sino con las de levantarles con lo puesto y decirles “hoy decido yo que es tu 18 cumpleaños, móntate en el avión que vuelves a casa, tranquilo que lo paga el Gobierno de España”. Yo los llamo desalmados.

Que se lo pregunten a Rafik, ese chico marroquí que tras pruebas médicas, diversas preguntas de a saber qué tipo, la Fiscalía de Madrid dictaminó hace pocos días que el chaval tenía 19 años, la suficiente edad para darle la patada y que vuelva a su país. Gracias a la Fundación Raíces y a su increíble trabajo y esfuerzo que llevan haciendo desde siempre, consiguieron que al final Marruecos mandara la partida oficial de nacimiento del chico, y se pudo confirmar que era menor de edad y eso impidió su deportación. También es de agradecer a esta Fundación que haya conseguido cambiar la Ley de Extranjería, protegiéndoles un poco más, o también cómo pararon un avión en pleno aeropuerto en el momento que deportaban a uno de ellos. No se puede no hablar de Fundación Raíces sin nombrar al abogado Nacho de la Mata, quien fue una pieza clave siempre y cuyas dedicación y humanidad fueron premiadas con el Premio por la Defensa de los Derechos de la Infancia del Consejo General de la Abogacía Española en 2009.

A veces la poca humanidad que hay, las barreras que creamos para separarnos aún más y no admitir que a lo mejor no somos tan distintos unos de otros, lo poco que se ayuda sin querer nada a cambio y demás cosas que no llegaré a entender nunca, a veces y solo a veces, se te olvidan por un instante cuando sabes que hay personas que luchan por un mundo más justo y digno.

Volviendo a la cena a la que acudí, todos los chicos que estaban allí formaban parte de Cocina Conciencia, un día gente buena creyó en ellos y les dieron una oportunidad, y no han dudado en saber cómo aprovecharla. Empezando el oficio desde abajo y con paciencia tanto de ellos, como de los cocineros que les han contratado y han confiado en ellos. Cuando salimos y estábamos ya en la calle, un señor que parecía más perdido que encontrado se nos acercó con la intención de pedir algo de dinero, Karim, camarero del mismo bar que acabamos de estar le dio algo de dinero, a lo que éste contestó “gracias chaval, eres buena gente. Te voy a dar un consejo, no vayas por la zona de la Ramblas por la noche, está llena de gentuza y de moros que no paran de robar” a lo que éste le contestó “yo soy moro y le acabo de dar dinero a usted, no soy mala persona” y Lourdes acabó diciendo que ella era de Perú, yo de India, el otro de Senegal…etc.

Ese hombre aquella noche no solo recibió algo de dinero, sino también una buena lección, y quien le iba a decir a él que la iba a recibir de un moro. En fin…


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