Revista Pareja

Diario de confinamiento: libros, amores y otras interesantes cuestiones

Por Cristina Lago @CrisMalago
Diario de confinamiento: libros, amores y otras interesantes cuestiones

Prosigue el confinamiento en mi ciudad y las reservas de chocolate del Mercadona empiezan a bajar peligrosamente. ¿Qué nos deparará el invierno?

El poeta José Martí decía que hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árboltener un hijo y escribir un libro. Después de haber hecho todas ellas, os cuento que lo más fácil fue lo del árbol.

Porque entre confinamiento y reconfinamiento – nos han sumado dos semanas más al encierro preventivo – el primer libro de Locos de Amor está calentando motores para el sprint final y me queda un mes y medio para apretar las tuercas a la editorial, con el fin que podáis disfrutarlo (y regalarlo) para Navidad. Deseadme suerte.

Os cuento que ayer aproveché que habían confinado la otra mitad del pueblo para visitar a unos amigos y poder celebrarlo en condiciones. Aunque estoy deseando que el libro esté rodando por el mundo, estos momentos previos donde no sabes qué va a pasar, siempre han sido mis preferidos. Estar con mi gente, brindar a lo desconocido, saber que estamos aquí y ahora, en la antesala de un sueño, es una sensación difícil de describir y de explicar. Es como los preparativos de un viaje, que en ocasiones son tan emocionantes como el viaje en sí.

Pues ahí estábamos los tres, inflándonos de pizza con trufas y otras delicatessen (¿os dije ya que es escuchar la palabra confinamiento y ponernos a comer como si no hubiera un mañana?) y hablando de todo lo que queríamos hacer cuando nos desconfinasen, y en realidad, lo que queríamos hacer…ya lo estábamos haciendo. La vida. En vivo y en directo.

Sacar lo que he escrito de su refugio y entregarlo a la editorial es el final de una larga, larguísima etapa. Ahora, ya no está en mis manos. Este ha sido un año en el que he tenido que desempolvar mis apuntes de aprender a soltar algunas cosas, y despedirme de ellas. Y aprender a soltar otras, y hacer un acto de fe en espera de que den sus frutos. No es un aprendizaje sencillo y la vida nos obliga a revalidarlo muchas veces, hasta que soltar se convierta en algo tan liviano como una pluma, que no deje huellas en el corazón, ni agitación en el alma.

Estamos en noviembre y son dos los asuntos inacabados que tengo todavía a cuestas: mi parte está hecha y no me queda más que confiar y esperar. El libro es uno de ellos y el otro…en fin, esa es otra historia y será contada en otra ocasión (tendréis que leer mi próximo libro).

Pero no sólo de libros e incertidumbres vive el hombre. Me alegra contaros que, aunque con el tema del covid el mundo este año parezca haberse detenido un poco, lo cierto es que amigos y clientes me escriben para anunciarme embarazos, nuevos amores, proyectos y cambios laborales importantes. El amor en estos tiempos, sea cual sea su forma de manifestarse, es la forma abreviada con la que se escribe esperanza. Es inevitable pensar en lo que teníamos en el pasado, pero empezamos a necesitar personas que crean en el futuro y sobre todo, que luchen por él. Así que enhorabuena a todos por vuestros bebés, vuestros romances y vuestros proyectos. Todo irá bien.

Tras la prórroga del confinamiento, la vida en mi ciudad se empieza a parecer un poco a la época de la cuarentena. Muchas personas no regresaron a sus lugares de trabajo, bien porque están en ERTE, bien porque ese trabajo desapareció, o bien porque siguen teletrabajando. Las calles están semivacías y los negocios siguen colgando el cartel de Se traspasa.

Vuelven a circular los autobuses sin viajeros y los vecinos vuelven a sacar al perro unas veinte veces diarias. Debería ser inquietante, pero también conforta ver a los castañeros vendiendo sus cucuruchos de papel crujiente, en la calle y descubrir que las primeras decoraciones navideñas florecen en los escaparates para recordarnos que aunque las fiestas no serán las mismas que siempre, el show debe continuar.

No dejéis de soñar con el futuro. No dejéis de plantar árboles, tener hijos y escribir libros. O lo que sea.

Nos vemos en los balcones.

ó

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