Revista Diario

Diciembre de 2001, "Corralito" y la opinión de un tal Néstor Kirchner...

Por Julianotal @mundopario

Cercanos a otro hito que determina la definición del Gobierno hacia la consolidación de las políticas soberanas, quería compartir con ustedes una entrevista realizada por Página/12, el entonces compañero Miguel Bonasso a un tal Néstor Kirchner. Dedicado a los que tienen memoria selectiva y todavía hablan del oportunismo político del kirchnerismo en el 2003. Veamos:
Página/12 (Domingo 2 de Diciembre de 2001)
                                          NESTOR KIRCHNER ANALIZA EL PLANY RECHAZA LAS ACUSACIONES DE “GOLPE” CONTRA EL PJ“Dinamita el plazo fijo y la seguridad jurídica”
Diciembre 2001,
“Si el lunes la gente no puede retirar más que mil pesos por mes, se acabó el sistema de depósitos a plazo fijo en la Argentina. Así de simple y así de grave”, dijo el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, en entrevista exclusiva con Página/12. Kirchner, otro mandatario justicialista con aspiraciones presidenciales para el 2003, fustigó duramente al ministro del Interior, Ramón Mestre, por haber declarado que la designación de Ramón Puerta como presidente provisional del Senado había provocado la tensión financiera del fin de semana. En cambio, tuvo palabras amables para dirigentes del Polo Social, el ARI y el Frepaso, como Aníbal Ibarra y el propio Chacho Alvarez. También apoyó la iniciativa de Víctor De Gennaro y la CTA de establecer un subsidio para los jefes de familia desempleados.–¿Cómo ve la limitación para retirar depósitos?–Como una gran defraudación a la gente, que perjudica a los ahorristas de todos los tamaños sin excepción, dinamita el sistema de depósitos a plazo fijo y hace trizas esa seguridad jurídica que este gobierno se jacta de ofrecer a los inversionistas. O si no, dígame ¿quién va a depositar el lunes? ¿Quién va a repatriar los dólares que tiene fuera del país? Este es un secuestro de dinero por parte del Gobierno similar al que nos hicieron a las provincias con la coparticipación. Y demuestra lo poco que vale la ley en la Argentina actual. Así como se violó la ley de Coparticipación ahora se viola la ley de intangibilidad de los depósitos.–Según el ministro del Interior, Ramón Mestre, la designación de Puerta generó la tensión financiera del fin de semana...–Es un acto de reduccionismo y simplismo político sin precedentes. Muy poco serio y muy poco responsable. Me hace gracia porque cuando los peronistas estamos en el gobierno las culpas son nuestras, pero cuando están los radicales son de la clase política. Pero la gente sabe quiénes han demostrado, una y otra vez, una total ineptitud para gobernar.–¿Es un golpe del PJ, como dice el Gobierno?–Quienes hablan de golpe entienden poco lo que está pasando en la Argentina. En cualquier democracia moderna, parlamentaria, el triunfo de la oposición llevaría a la renuncia del primer ministro, a la convocatoria de elecciones anticipadas para adecuar la conducción del estado a lo que la gente expresó. Si no, ¿la gente para qué vota?–Los radicales contestarían que éste es un régimen presidencialista...–No les reconozco autoridad moral en este tema, porque en la provincia de Buenos Aires, en 1997, cuando Duhalde perdió las elecciones con Graciela Fernández Meijide, la presidencia del Senado provincial fue ocupada por el ganador de las elecciones, que fue la Alianza. Lo que pasa que Puerta viene también a expresar una necesidad. Nosotros lo impulsamos para presidente del Senado, porque la gobernabilidad no se debe garantizar solamente para De la Rúa. Se debe garantizar para las 24 gobernaciones y dentro de éstas para las 14 que ejerce el justicialismo. Entonces, entre tener –con todo respeto– al senador Mario Losada que se limita a decir “Buenos días, Fernando; buenas noches, Fernando”, es mucho mejor tener un presidente del Senado que le exprese lo que está pensando la primera minoría en la Argentina, lo que va a evitar un montón de desencuentros.–¿Todos los justicialistas estuvieron de acuerdo en la designación de Puerta o hubo algunos más sensibles a las protestas del Gobierno?–Primero nos pusimos de acuerdo en el Frente Federal de gobernadores y luego nos fueron acompañando distintos sectores. Algunos con más entusiasmo, otros con menos y no faltaron los que tuvieron muy poco.–¿Quiénes integran el tercer grupo?(Kirchner se ríe. No contesta.)–No cuesta imaginar quiénes. Para la sociedad hay como una suerte de pacto entre el delaruismo y un sector del peronismo. ¿Es así? –Es evidente que hasta ahora el pacto se dio entre el Gobierno y lo que usted y algunos colegas suyos llamaron “la Banda del Senado”, cuyo principal exponente fue el ex presidente del bloque justicialista Augusto Alasino. Basta recordar la ley laboral como emblema de todo esto. Y otras canonjías que se otorgaron después, como ciertas embajadas. Ese concordato le dio viabilidad a una Argentina cada vez más ilegal e injusta.–¿Y cómo se rompe ese pacto? –La única receta es volver a las fuentes: a las necesidades concretas y cotidianas de la gente.–Pero la sociedad parece alejarse cada vez más de la política...–Efectivamente, por varios motivos. Hay una gran campaña contra la política. Hay sectores del establishment que tratan de igualar a toda la clase política en un acto que me parece extremadamente peligroso. Por otro lado, también es cierto que una parte considerable de la clase política hace mucho para darle la razón a estos sectores del poder económico. ¿Cómo se sale de esto? Renovando fuertemente esa clase política. La gente tiene que tener el coraje y la decisión de hacerlo. Hay que vencer a los aparatos, las estructuras millonarias que están por detrás. La gente tiene que animarse a dar un salto para buscar opciones diferentes. Que no van a encontrar en los dirigentes tradicionales. Si la gente sigue optando por los viejos liderazgos del radicalismo, el peronismo o incluso otras fuerzas supuestamente progresistas, no tenemos destino. –¿Cómo vivió el regreso de Carlos Menem?–Menem refleja el pasado. Lo digo con absoluto respeto porque no me gustan las descalificaciones personales. Y será la historia la que determinará qué significó Menem para la política argentina. Yo tengo una visión subjetiva de una historia de la cual soy parte... Menem apareció como una esperanza. Hubo sectores populares muy fuertes que lo acompañaron. Y en el gobierno tuvo algunos aciertos. Yo lo puedo decir porque durante la mayor parte de su gobierno tuve grandes diferencias con él. Bajar la inflación, lograr cierto ordenamiento fiscal, ciertas políticas de inversión hacia el interior del país que no se daban antes. Esto hay que reconocerlo. Pero hubo un profundo desacierto: la generación de un sistema en el que no alcanzaron a visualizar que la concentración económica y la distribución injusta del ingreso...–...no alcanzaron a visualizarlo o formaba parte del proyecto?–En un primer momento podía pensarse que no lo visualizaban, pero a medida que fue pasando el tiempo se pudo ver claramente que en la Argentina se estaba imponiendo un nuevo modelo de acumulación y poder cuyos actores eran los opuestos a los que habían elegido a Menem presidente. Un esquema que ya estaba muy claro en el segundo mandato y siguió después, en el gobierno de De la Rúa. Y continúa intocado. –Usted se postula como candidato a presidente para el 2003, pero la mayoría de la gente no lo ve en carrera...–Tiene que ver con un problema cultural de la Argentina... Aunque las encuestas son muy favorables e indican que vamos creciendo. Basta preguntarle a encuestadores como Zuleta Puceiro o Artemio López que han ido registrando una imagen positiva. Pero, claro, la gente dice: “bueno, este muchacho puede funcionar, pero viene de una provincia con 200 mil habitantes, ¿cómo va a hacer para pelear con las estructuras y aparatos de Buenos Aires? ¿O contra la imponente Córdoba? ¿O Santa Fe? ¿O la plata del menemismo? Evidentemente si uno hace un análisis tradicional, la campaña mía sería la campaña del Quijote. Pero si la gente está dispuesta a cambiar en serio, podrá apreciar a un hombre que tiene una historia que puede mostrar porque es una historia y no un prontuario. –La experiencia nos dice que el poder financiero es hegemónico en nuestro país desde la dictadura militar. –Es cierto. El poder financiero es el poder en la Argentina. Hay que reconocerlo. Yo, sin embargo, aspiro a conducirlo, a que se mueva dentro de las reglas que nosotros necesitamos como país, que vea que hay un poder político que lo conduce, que vea que no todos los políticos doblan la rodilla porque reciben dinero para sus campañas y acaban siendo empleados de ese poder financiero. Por eso, más allá de la candidatura presidencial, quiero ser parte de una nueva forma de construir el poder político en la Argentina. Que debe pasar por la decisión de la sociedad de cambiar el modelo y por una recomposición de las alianzas, porque hoy subsisten muchas alianzas contra natura. Hay todavía gente ligada a este gobierno que puede incorporarse al nuevo proyecto estratégico. Bienvenida.


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