Revista Cultura y Ocio

Dies Irae. César Pérez Gellida

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Dies Irae. César Pérez Gellida
     "Aquel hombre enjuto, de pelo cano, talludo y de porte larguirucho caminaba pesaroso sin apenas atreverse a levantar la mirada de sus lustrosas botas militares. Se notaba a si mismo mucho más aterrado de lo que cabría esperar de un teniente coronel de la UNPROFOR y comandante en jefe de uno de los cinco enclaves protegidos por la ONU: Srebrenica. Comprobar que el rostro de su subordinado estaba absolutamente desdibujado le hizo ganar a Thomas Karremans algún punto de coraje."
     Siempre digo que comenzar una saga puede ser esclavo, por eso es de agradecer cuando no nos hacen esperar demasiado entre entregas. Así sucede con la trilogía de César Pérez Gellida, ya que apenas unos meses después de la salida de Memento Mori podemos continuar la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne sabiendo que la finalizará también sin hacernos esperar mucho. Hoy traigo a mi estantería virtual, Dies Irae.
     Carapocha, Augusto, Orestes, Pílades, Erika, Sancho... ya los conocemos a todos. Lo que no sabemos es lo que nos depara esta historia que comenzó hace casi seiscientas páginas con un cadáver sin párpados. Pero seguro que no va a suceder nada bueno. Sólo hay que coger el libro y abrirlo para encontrarnos las primeras muertes. Tres capítulos, tres escenarios y en todos huele a sangre.
     Uno de los grandes retos en esta reseña es no desvelar absolutamente nada de la primera parte, algo que el autor pone francamente complicado al retomar la historia prácticamente donde la dejó. Quizás no en el tiempo, ha dejado que transcurra lo necesario para que las heridas dejen de sangrar y pasen a ser un dolor sordo o una garra que atenaza, pero si en la acción y relaciones entre los personajes. De esta forma y bajo esta premisa de personajes ya conocidos y todos con unas secuelas que ya nos resultan tan evidentes como las marcas en el rostro de Carapocha, retomamos la historia.
     El autor sigue apostando por la música, intercalando canciones en una lectura que, sin tener un ritmo trepidante va subiendo a medida que avanzamos. Esta vez, con los papeles repartidos, era bastante más complicado mantener el interés del lector, y sin embargo lo consigue con una historia que se reparte en dos hilos temporales y nos hace salir de Valladolid. La asienta mezclando datos reales y nos permite seguir buceando, o al menos intentarlo, en la mente humana buscando esas zonas oscuras pobladas de secretos que tan atractivas tienden a resultar en la literatura. Además tengo que decir que me he reído leyendo este libro, cosa que me ha pillado del todo por sorpresa puesto que tanto la documentación de la que hace gala como lo que en él sucede es escalofriante. Y aún así... tiene alguna frase escondida con la que me he tenido que reír sin que ello aligerase en absoluto la atmósfera.
     Hoy traigo un thriller psicológico del que todo el mundo se empeña en decir que lo más destacable es el lenguaje cinematográfico (que lo tiene). Sin embargo creo que yo me quedo con la arriesgada apuesta que supone conocer la identidad del asesino desde el primer momento y no basarse en descubrir quien es, incluso ahora darle voz, y aún así mantener al lector.
     Tengo que decir que me ha gustado más que Memento mori. Con las presentaciones ya hechas y con unos secundarios mucho más interesantes, me he encontrado una historia compacta en la que, sin llevarme grandes sorpresas (seguramente por la cantidad de lecturas que llevo a las espaldas), se perfila un autor que se va abriendo un hueco en el difícil panorama literario actual. Una novela entretenida y de fácil lectura y una trilogía que terminará, si la memoria no me falla, a principios de 2014. Hasta entonces, nos quedamos con el eco de Vetusta Morla.
     Decidme, sagas, trilogías, autoconclusivos... ¿qué preferís y a qué os termináis luego enganchando? Porque claro, yo empiezo hablando de sagas y aquí sigo esperando Vientos de invierno..
     Gracias

Volver a la Portada de Logo Paperblog