“Ez dakit zer pasatzen den azken aldi hontan
jendea hasi dela dantzatzen sarritan”
(no se qué es lo que pasa de un tiempo a esta parte
que a menudo la gente empieza a bailar)
Sarri Sarri – Lourdes & Iosu Landa
El primer disco de Kortatu me convirtió en un fan incondicional. Aunque no conociera nada de la banda, ni de sus orígenes ni de su final, ni de su simpatía por la izquierda abertzale ni de su legado en el Rock Radical Vasco de mediados de los ochenta. Mucho menos sin saber siquiera dos palabras en euskera –materia que tengo aún pendiente viviendo en el País Vasco-. Me bastó su ska, su reggae y las canciones que me divertían en perfecto castellano.
En la segunda mitad de los noventa, los primeros años de la masificación de Internet, la presencia del grupo en la red era prácticamente nula. Pero no eran los únicos. He contado en un post anterior que me pasaba lo mismo cuando buscaba datos sobre Joaquín Sabina, lo que me llevó a crear por entonces una mailing list para intercambiar información del artista con otros fanáticos en España y Latinoamérica. Y es gracias a esta lista que conozco a la primera invitada de este relato.
“La Vasca”, como la denominamos de manera tan original, es de Vitoria y lo primero que le pregunté cuando ingresó a la lista fue “¿qué significa ‘majaras’?” -a propósito del coro de “Don Vito y la revuelta en el frenopático”-. Me respondió que significaba ‘locos’ pero que eso no era euskera ni nada parecido. Uso meses después, a raíz de un concierto de Sabina en México D.F., tuve la suerte de conocerla en persona. En nuestro encuentro inicial entonamos el “Sarri Sarri” al unísono mientras que el resto que nos acompañaban nos miraban con extrañeza, preguntándose si quizás esa era una canción inédita de Sabina.
Años más tarde, cuando viajé a España a estudiar la maestría, pasé un fin de semana en Vitoria con un objetivo claro: escuchar a Kortatu en una Herriko Taberna, bares en donde se suelen reunir los simpatizantes abertzales. Recuerdo una noche bailando “Sarri Sarri” con la hermana de la Vasca y sus amigos en una estrecha barra, entre vasos de cervezas y kalimotxos. “¿Cómo puede ser que a un peruano le guste Kortatu?” solía ser la frase más repetida del momento, no porque no pueda gustarme, sino porque no se podían imaginar que un grupo tan regional podría ser conocido a miles de kilómetros de su localidad.
En la maestría también conocí a otra vasca. Ella es de Bilbao y al saber de sus orígenes la conversación se hizo inevitable. Volví a escuchar el famoso “¿Cómo puede ser que a un peruano le guste Kortatu?”. Oirle cantar “Ez dakit zer pasatzen den azken aldi hontan” con su delicada voz era bizarro y encantador a la vez.
Vivendo ya en Euskadi, mi gusto por Kortatu ha permitido abrirme puertas para entablar relaciones y hacer grandes amistades. Pero incluso es probable que sea el principio de mi larga estancia en tierras vascas. Cuando volví a Perú luego de la maestría me tocó trabajar con un curtido consultor internacional que de cuando en cuando venía a Lima para darnos sus consejos. Cuando me enteré que era de San Sebastián ya se pueden imaginar lo que pasó: “¿Cómo puede ser …?”. Ese día le pedí un favor: que consiguiera en CD el primer disco de Kortatu y que me lo traiga en su próximo viaje. Durante mi estudios en Barcelona conseguí hacerme de toda la discografía excepto de ese, el más conocido y por tanto el que se agotaba más pronto.
Nos hicimos amigos y mantuvimos una excelente relación tanto en el plano profesional como en el personal. Fue uno de los promotores que me ayudó a continuar mi carrera en España y a pesar que pasaron algunos meses hasta que logramos coincidir en sus tierras, nos comunicábamos con regularidad para saber cómo nos iba. Lo curioso es que en estos diez años hemos pasado por todos las combinaciones posibles a nivel laboral: yo fui cliente suyo, él ha sido cliente mío, yo lo he subcontratado, él ha hecho lo mismo, etc. Pero recién hemos trabajado juntos este año, creando una pequeña sociedad con la que acabamos de lograr nuestro primer contrato importante.
Fermín Muguruza, líder de la banda, dijo el año pasado en una entrevista que podría haber una reunión de Kortatu “cuando finalice el proceso de paz”. Espero que no pase mucho tiempo para poder ver, bailar y escuchar en vivo las canciones que me han acompañado durante más de veinticinco años. Y que sean varios los que me secunden ese día para vivir ese único y gran momento.
video de “Jimmy Jazz” perteneciente al último concierto de Kortatu en 1988