Revista Cultura y Ocio

Distintas formas de mirar el agua, de Julio Llamazares

Publicado el 11 marzo 2015 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

Distintas formas de mirar el agua, de Julio LlamazaresDistintas formas de mirar el agua
Julio Llamazares
192 páginas
Editorial Alfaguara

Sinopsis:

Varios miembros de una familia acuden al pantano que anegó su pueblo para arrojar en él las cenizas del abuelo. Y no pasa nada más.

Comentario:

De un tiempo a esta parte, autores de cierto prestigo en el pasado están sacando libros que no están a la altura de lo esperable. No hace mucho comenté la última obra de Luis Landero, que solía ser bueno. O la de Vargas Llosa, quien también tuvo mejores épocas. Ahora le toca el turno a Llamazares, aunque este autor no lo había leido antes y, por lo tanto, solo puedo comparar su obra con la fama que le precede.

En un principio, el tema y la estructura planteados me resultaban atractivos. Una anécdota, como el funeral de un hombre mayor, reune a toda su familia en el pueblo de origen, cubierto por las aguas de un pantano, y a raíz de ella cada uno cuenta su versión de los hechos, o su perspectiva (las diferentes formas de "mirar el agua"). Pero ya nada más empezar, observamos que la prosa es demasiado sencilla, casi lindante con la no ficción o el estilo periodístico.

Aunque eso no es en sí un defecto, no tardamos en percatarnos de que el contenido tampoco es para tirar cohetes, pues se limita a la repetición de lugares comunes (el desarraigo de la gente trasladada a otro pueblo, el cambio de un modo de vida rural por otro urbano, la idealización de ese mundo rural supuestamente idílico...). Es decir, ideas comunes tratadas de forma común sin ningún tipo de destello genial o elemento brillante y distinto.

Las diferentes voces narrativas, dieciséis creo, no aportan nada. Todas repiten lo mismo, todas hablan igual (con un exceso de exclamaciones, recurso facilón y típico de los estilos pobres), tanto si son jóvenes como viejos como pueblerinos como urbanitas. Si no pusiera el nombre de quien habla al inicio parecería un monólogo repetido en forma de bucle. En este caso, el multiperspectivismo no sirve para sorprendernos con informaciones nuevas que ayuden a construir una visión más compleja de la personalidad del difunto. Más bien al contrario, cada voz refuerza a la anterior en un tópico y endeble retrato idealizado de ese hombre.

Intuyo además, que se trata de temas y asuntos ya tratados por el autor y muy relacionados con su propia biografía (los lugares que se citan están próximos a su pueblo de origen), que es como decir que se repite con el mismo soniquete nostálgico y elegiático, en lugar de innovar o buscar nuevos caminos.

Podría haber sido interesante un retrato de múltiples facetas, luminosas y oscuras de un personaje que fallece, pero no es el caso. A la pobreza en lo formal se une el vacío en el fondo. Lo mejor que se puede decir de esta obra es que es muy breve.

En resumen, una obra prescindible. Lo mejor, el título y las pocas páginas que tiene.

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