Parece que las canchas del Melbourne Park le sientan muy bien a Novak Djokovic. En una tarde muy calurosa, un Nole imparable levantó -por segunda vez en su carrera- el codiciado trofeo del Australian Open, al vencer a Andy Murray por 6-4, 6-2 y 6-3, en dos horas y 37 minutos de juego.
El partido arrancó con ambos jugadores bien plantados en el fondo. Djokovic, más seguro con su saque, no tuvo problemas para adelantarse 1-0. A Murray, sin embargo, le costó mucho más ganar su primer game de servicio (que duró 16 minutos), e incluso tuvo que salvar un break point del serbio para poner el 1-1. A los dos se los vio muy nerviosos, sufriendo cada punto, sin arriesgar demasiado. Por eso, ninguno dominó el juego claramente y el match continuó muy parejo.
Al principio, Djokovic no pudo sacar a relucir el tenis que había desplegado frente a Roger Federer, y estuvo bastante errático (sumó 15 no forzados en el set inicial). En tanto, Murray -que desde el inicio pareció luchar con alguna dolencia que le dejó su choque frente a David Ferrer- tuvo algunos problemas con su primer servicio (metió sólo el 44%), pero defendió bien los ataques de su rival. Sin embargo, en el 10º game, Nole consiguió doblegar al escocés. El balcánico concretó el único quiebre de la manga y se adjudicó el parcial por 6-4, en casi una hora.
El segundo set empezó con un Djokovic mucho más suelto, que -con autoridad- ganó cinco games consecutivos para marcar el 5-0 y sacar una ventaja que resultaría irremontable para el británico. Tras el primer quiebre del serbio y con la presión de estar set y break abajo, Murray se desconcentró y se fue del partido. El escocés sumó 13 errores no forzados, contra sólo 3 de su oponente. Sin embargo, cuando Nole sacaba para cerrar el parcial -en el 7º game- Murray presionó y se quedó con el servicio de su rival; aunque la alegría le duró muy poco. En el juego siguiente, Djokovic le arrebató el saque y se llevó la manga.
Desde los últimos games del segundo set, se vio a un Murray muy irregular. En algunos momentos, se dejaba superar por el cansancio, erraba más y entregaba totalmente las riendas del match; y en otros, le jugaba de igual a igual al serbio, con un tenis más agresivo. Así, salió a disputar el tercer parcial enchufado y -con un quiebre- se puso 1-0; pero enseguida perdió el saque y Djokovic -que creció mucho con el correr del partido y ganó confianza dentro de la cancha- igualó todo en 1.
Nole volvió a sacar ventaja en un cuarto game muy cerrado, para adelantarse 3-1. Luego, el serbio se relajó un poco; y Murray -más dinámico que antes- volvió a presionar y logró empatar la manga. Cansado y evidentemente adolorido, el británico nunca pudo mantener un buen nivel por varios juegos consecutivos, y Djokovic -que hacía un rato ya dominaba con comodidad- supo aprovechar los momentos justos para golpearlo. En el octavo game, el número tres del mundo consiguió otro quiebre y, en el siguiente, selló la victoria sobre el escocés, quien se quedó con las ganas de festejar su primer título de Grand Slam.
Para Djokovic, esta fue su segunda consagración en la máxima categoría del circuito masculino y, también, la segunda en el Abierto australiano (en dos finales). El serbio se había coronado en 2008, cuando venció a Jo Wilfried Tsonga en el encuentro decisivo. Con mucha actitud y un excelente tenis, Nole cerró un torneo impecable, en el que demostró -una vez más- por qué es uno de los mejores del mundo.
Cuadro de singles masculino del Australian Open
Foto: Yahoo Sports