Revista Vino
Hay un único lugar en el que habitan el consciente y el inconsciente: el cerebro. Un territorio que apenas usamos pero que nos conecta con todo aquello que somos, que seremos, que recordamos, que recordaremos. Esa antena, ese ordenador cuántico casi de bolsillo, siempre portátil, es la puerta que tenemos que abrir sin cesar para sentir, para experimentar, para buscar la frontera de nuestros sentimientos, de nuestras sensaciones, de nuestra memoria, de aquello que podemos identificar y, sobre todo, de aquello que no sabemos que tenemos pero que reside en nosotros.
Helena y Alba, Dodevi, nos proponen experimentar en esa frontera entre el consciente y el inconsciente. Nos piden que perdamos complejos, que abracemos el desconocimiento y que avancemos hacia otra forma de ver y aprehender las cosas. Con toda la modestia del mundo, yo os aconsejaría que siguierais esa pista, que buscarais ese contacto con ellas, que participarais en ese juego que Goethe, Schopenhauer y Nietszche ya propusieron y que ellas, de una forma generosa, honesta e intensa, quieren ahora seguir. Colores, sensibilidad, percepción, música, vino y sabores, otra forma de entender con unos ojos que no son los del cerebro consciente. Merece la pena: por la juventud, por el atrevimiento, por la necesidad de avanzar, por el reconocimiento de nuestros límites. Porque en la frontera están las respuestas.