Revista Cultura y Ocio
Rosa, magenta, escarlata, carmesí, carmín, granate….. Rojo…..
Un cordón rojo deslizándose por un camino; sobre la nieve, en plena noche, en un rojo sobre blanco perfecto; en el borde de un acantilado, el acantilado de cualquier vida, tal vez el de sus propias vidas; a través de un bosque, paleta de tonalidades, del marrón al rojo. …..
Un cordón que les une en la sinrazón, porque era la razón la que les separaba.... Sinrazón, locura, acaso la definición del amor....
Rojo, color de las pasiones, que lo invade todo, gritándole a nuestros sentidos lo que ellos callan …
Y ángeles de alas azules, pequeños querubines...
Y quimonos, atuendo perfecto para dos locos enamorados que pasean mientras todos miran, y nadie entiende….
Y están las rosas, de nuevo la paleta de colores….
Pero él ya no puede ver los colores, no quiso volver a ver nada cuando pensó que jamás volvería a verla a ella. Y está el aroma de las rosas. Y ella le lleva hasta allí, y le cuenta que los rosales florecieron, y por un segundo, él puede ver esas flores, porque ella es su mirada.
Y la mujer que espera, que espera una ilusión que sabe perdida… Pero ella es firme, con la firmeza de las mujeres que heredaron la fuerza de una cultura milenaria, y se aferra a la esperanza…. O tal vez se le hizo costumbre… Y vuelve a su cita acordada….
Y de nuevo todos miran, y no comprenden nada....
Y la ilusión se hace realidad por un instante, y el instante se desvanece, y de nuevo ella seguirá esperando.…
Y el mar...
Y al final, un amanecer, que nos muestra dos marionetas, unidas por fin para siempre. Y nos recuerda que, tal vez, en el fondo, todos somos un poco marionetas, marionetas en manos de un destino que mueve los hilos a su antojo, tal vez unos hilos de color... de color rojo....
No se puede pensar mientras la estás viendo…. No puedes pensar, el corazón no te deja, sólo late, late, late.... Pero luego sólo piensas, piensas, piensas....
“Dolls”, o cuando la belleza sustituye a la palabra.