Dirigida por Richard Shepard, la película se nos presenta como un batiburrillo de géneros que van desde la comedia, pasando por el drama, hasta el crimen, y que es un puro lucimiento para su actor protagonista Jude Law.
Law es Dom, y nadie más puede serlo, así se define este personaje chulesco, que ha pasado 12 años en la cárcel por no ser un chivato y hablar sobre su mafiosos jefes. A la salida, esta dispuesto no solo a recuperar el tiempo perdido en sexo, drogas y alcohol, sino que quiere reclamar ante su jefe la recompensa por haber pasado doce años en la cárcel por mantener la boca cerrada. Pero el mundo ha cambiado, e incluso sus más allegados, que no comprenden como pudo pasar todo ese tiempo en la cárcel casi por voluntad propia, perdiendo por el camino a su mujer, y ganándose el odio de su hija.
La película no pasa de normalita. Juega a parecerse a una película de Guy Ritchie, pero solo roza el parecido, y como he dicho al principio, solo es valida para el lucimiento de su actor protagonista, Jude Law. Law borda su papel, y eso que a veces esta un poco histrionismo. Los 13 kilos que engordo para realizar el trabajo, están bien justificados, y si el personaje no fuera tan zafio y vulgar en todos los sentidos (algo que parece increíble en las manos del actor, por lo que solo me queda volver a felicitarle), no caería mucho mejor, llegaría a simpatizar más con el espectador, y en definitiva, comprenderíamos más los comportamientos a veces exagerados del personaje. Tan solo se llega a acercar al espectador cuando tiene los momentos dramáticos relacionados con su hija, pues el resto de la película juega más con la comedia, siendo en esos momentos bien acompañado de Richard E. Grant.
Ojo, con esto no quiero decir que la comedia no me agrade, lo hace y de buena manera, pero me distancia con el gran problema que tiene Dom, que no es otro que ser un cerdo narcisista, egocéntrico, y ladrón de cajas fuertes, capaz de todo por conseguir dinero. De hecho, sino fuera por su faceta de criminal, me recuerda mucho a uno de los personajes creados en España con el mismo fin, y que si en su primera película tenía cierta gracia por la originalidad de la propuesto, en los sucesivos films, por lo menos para mi, ha caído en lo zafio y burdo por que sí, sin ninguna razón. Por supuesto, me estoy refiriendo a Torrente. Por cierto, también esta por allí la televisiva Emilia Clarke, que lo hace estupendamente, y de hecho merece más minutos en pantalla de los que tiene.
Puede parecer que la película no me ha gustado, pero todo lo contrario, he pasado un rato suficientemente entretenido como para recomendarla, pero no pasa de normalita, y solo destaca por el trabajo de Law, un Jude Law desatado, que parecía impensable pudiera acabar diciendo todo lo que sale por su boca.
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