Resulta que las mejores cosas no suelen estar donde uno piensa. Resulta que los hallazgos son eso, hallazgos, cuando uno se topa con ellos tras una intensa búsqueda o por pura casualidad. Y cuando uno encuentra algo único e irrepetible, extraordinario de principio a fin e inestimable en su extensión, lo mínimo que puede hacer es decirlo.
Así que este fue el contexto donde me tope con la mayor expresión de Doña María (Gomes) uva blanca de Bairrada, de acidez remarcable, floral como pocas y muy amiga de las crianzas cortas pero intensas y con su fiel amiga, Bical, desvergonzada como ninguna, todo chispa sin sustancia, como suelen ser los jóvenes para sus mayores. Esta pareja es bien conocida pero con ella y de ella han salido siempre espumosos al estilo de Aveiro, burbuja gruesa y paso grácil por boca, carbónico propio de la elaboración, juveniles y para festejar en el país luso, donde los "Espumantes" mas requeridos suelen llevar el sello de la DO Bairrada como seña de identidad.
En este caso el encuentro se substanció en este Quinta das Bageiras Espumante Bruto Natural Grande Rva. de 1996. Vestido solo de cuero, con sus 14 grados (¿14?... si señor, aunque yo no los encontré hasta que me levante de la mesa) y su explosión de matices y notas a 9º de temperatura. Un festival de Miel y Anises, frutos secos y pepita de uva, que usurpo la cocina como Pedro por su casa, sin pedir permiso, para dar paso a tragos largos con final feliz, un paso fresco a pesar de los años por boca, no tanto como en sus jóvenes amigos Garrafeira de años mas recientes pero igualmente sabroso.
Nada quedo de este 1996, nada mas que el testimonio de dos pasmados que se encontraron una noche con D. María (Gomes) y su habitual pareja, la Bical, en este vino ejemplar, 2566 botellas que ya no existen mas que en las bodegas, depósitos o estanterías de unos pocos privilegiados dispuestos a conocer a esta singular pareja.