Venimos del post anterior. En fechas muy cercanas, he tenido la oportunidad de hacer algunas visitas que me apetecían a bodegas de la DOQ Priorat, por una parte. Siempre quedan cosas que me interesan, ¡por fortuna!, pero voy avanzando. Y por la otra, la organización del habitual Tast Professional de la Fira del vi de Falset, del Tast del Decenni (VITec y DOQ abren algunas botellas con 10 años de antigüedad: ¡2003 tocaba!) y del Espai Priorat, me han permitido probar bastante y, de forma más o menos intuitiva, hacerme una idea de por donde van las cosas en la DOQ Priorat. O por lo menos, de por donde creo yo que van, a qué saben, cómo huelen los vinos en mayo de 2013. Inevitablemente (quiero decir: no lo voy a evitar) voy a hablar de algunos nombres y de bodegas. Es una obviedad decirlo, pero es imposible (para mí lo es, vaya) probar todo lo que uno tiene delante. Y además, en los sitios en los que he podido estar (ha habido una oferta impresionante en mayo de 2013), se presentaban algo menos del 50% de todas las bodegas inscritas en la DOQ. Así que lo que aquí opinó procede de un "muestreo" significativo pero no completo. Por regla general, además, acabo hablando de lo que más me ha llamado la atención, casi siempre en positivo. Al final de estos días, alguna idea transversal a varias bodegas y zonas del Priorat ha empezado también a asomar por el horizonte. No diré nada nuevo porque está en las conversaciones que he tenido. Pero lo escribiré. El mayor esfuerzo de las bodegas durante esos actos se concentró en presentar vinos de las añadas 2010, 2011 y 2012, con alguna cosa importante de 2009. A ellos dedico, pues, estos párrafos, no a añadas anteriores. La DOQ presenta en su web los datos de clima de la estación de Torroja, desde 2004. Es peligroso generalizar, por supuesto (los que conocen el territorio lo saben bien), pero son datos que orientan en la dirección correcta para entender qué pasa con una vendimia.
2010 fue un año con bastante más agua que 2009, en junio, agosto y septiembre; con temperaturas más frescas (menos de lo que la gente dice) y humedades relativas más bajas. 2011 es bastante más seco que 2010, pero con unos agosto y septiembre mucho más secos y una temperatura media dos grados superior (en septiembre, no en agosto). En general, se suele comparar 2011 con 2009, pero 2011 fue de mayor humedad relativa pero menor precipitación que 2009. 2012 ofrece solo datos hasta septiembre (por eso no voy más allá en los otros años): la sequedad en mayo, junio y agosto fue muy grande y la temperatura media de agosto fue casi dos grados superior a la de 2011. Pero en septiembre de 2012 cayeron 48L (¡en 2011, 0,6L!) y la temperatura media bajó casi dos grados (20,84 ºC frente a 22,53 ºC de 2011): la maduración pudo completarse (para quien no había vendimiado) de forma más relajada. 2009 y 2012 son bastante parecidos, en cuanto a clima, pero los efectos sobre las cepas, en 2012, se multiplicaron por venir de un 2011 ya seco y cálido; 2010 es algo más fresco y húmedo. Las producciones y características de los vinos van, como nunca, muy de acuerdo con el momento de la vendimia y mi percepción general es, también como nunca, que 2010 es un año bueno para la mayor parte de las zonas de la DOQ; 2011 y 2012 (sobre todo éste último) serán años muy buenos para las zonas más frescas y menos castigadas por los meteoros y 2012 será, quizás, un año extraordinario para quien supo vendimiar en su momento y le dio a la uva el mínimo "castigo" que la cepa estresada pedía. 2009 y 2011 son años para los que hay que tener más paciencia con las botellas (sobre todo 2009 porque en 2011 las plantas venían más relajadas); 2010 es un año que da vinos para disfrutar ya y para guardar algo menos. Y 2012, por lo bebido, va a ser (en las botellas que salgan, que serán menos de lo habitual) un año extraordinario para quien sepa medir las fuerzas de su vinificación y crianza sobre las uvas. 2011 y 2012, además, van a ser grandes años de vinos blancos en el Priorat, sobre todo 2012. Que los dioses me confundan si me equivoco, pero así lo veo yo.
De lo que probé durante estos días, lo que más llamó mi atención fue: Viticultors Mas d'en Gil, Clos Fontà 2011 (garnacha y cariñena) un vino de mucha fruta, fragante y tanino algo rústico pero muy agradable. Ferrer Bobet Selecció Especial Vinyes Velles 2011 (solo cariñena), le han dado la medida exacta de madera: paciencia pero será grande. Cellers Scala Dei, Negre 2012 (vino por debajo de los 10€), la garnacha de las tres F, F(rescura) F(ruta) F(acilidad) (su enólogo, R. Rofes, le añade una cuarta, F(estivo)), sin madera, fermentado en depósitos abiertos con algo de raspón: festival, en efecto, de sabores y aromas a precio imbatible; de la misma bodega, su Garnacha del viñedo de Sant Antoni 2010: cuando salga al mercado (dentro de muy poco), habrá bofetadas, porque contiene lo que muy pocos en esta añada, el DNA completo del Priorat garnachero. Su fragancia y finura (y en suelos de arcilla...) impresionan y catapultan a dimensiones casi olvidadas de esta tierra. Mas Martinet, Els Escurçons 2010 (garnacha) el primer vino de la edad madura de Sara Pérez, profundo, intenso, flor de violeta, zarzamora, Con ella, justo ahora empieza lo mejor. Clos del Portal, Somni 2010 (cariñena y syrah), zumo de violetas, cardamomo, fresco y cítrico, pimienta roja, romero en flor, Alfredo Arribas se está acercando a su sueño, sin duda. Celler Mas Doix, 1902 (solo cariñena) 2009, uva centenaria (¡plantada el 1902!) en el coster de la Salanca más baja, una de las más puras, escasas (600 botellas...) y emotivas expresiones de la cariñena prioratina. Clos Mogador, Nelín 2010 (garnacha blanca y macabeo), con una frescura, una fragancia y una energía que había casi olvidado en el blanco emblemático de René Barbier, uno de los dos mejores que probé estos días. Prefigura lo que vendrá.
Celler de l'Encastell, Roquers de Porrera 2010 (garnacha y cariñena con algo de merlot y syrah), con carácter y frescura, habla quedo (todavía) de una de las mejores tierras de la DOQ y de un trabajo silencioso y humilde. Irán mejorando. Celler Ripoll Sans-Cal Batllet, Torroja Ronçavall 2011 (cariñena), una de las bombas de estos días, con una mineralidad y una fragancia de fresa silvestre apabullantes, intensidad de la grosella negra y, además, un vino fino, elegante. Álvaro Palacios, Dofí 2011 (muy mayoritaria garnacha) es uno de los mejores Dofins de la historia y L'Ermita 2011 me dejó pasmado, con la nariz en la copa y catatónico, hasta que Oriol Castells (enólogo de la bodega) me puso en la copa L'Ermita 2012. Este vino me tuvo un cuarto de hora en el claustro menor de Scala Dei, bebiendo, oliendo sin pensar. Al final, intenté conectar con el espíritu de los Cartujos para decirles "tranquilos, estamos en el camino, seguimos subiendo peldaños". El más fino de todos, el más puro y delicado, el más emocionante. Jamás había probado un Ermita como éste. De Terroir al Límit podría destacar más de una cosa, pero si con algo me quedo es con uno de los dos grandes blancos de estos días: el Muscat 2012, de enorme encanto y energía, con los aromas del matorral y la frescura de la marinada. Celler Vall Llach, Vall Llach 2010 (cariñena del Mas de la Rosa), es un vino azul, mineral, de enigmática oscuridad, fresco al mismo tiempo, ágil y muy agradable. Familia Nin-Ortiz, tanto con su Planetes de Nin (garnacha y cariñena de viñedos muy jóvenes) como con su Nit de Nin 2011 (garnacha y cariñena de Mas del Caçador) han hecho su mejor vino, de una fragancia enorme ambos, más báquico el Planetes (fresco, casi arrogante, atractivo y llamativo), más apolíneo y misterioso el Nit: Delfos coronado de violetas al habla. Mucho placer. Y lo mejor, también con ellos, está por venir (un perro con forma de viña ha empezado a correr...).
Además de lo relativo al clima, todos estos vinos (más otros cuantos de los que no hablo aquí porque sus bodegas no estuvieron en mi copa estos días, pero que también bebo y sigo) me llevan a otra conclusión. Es cierto que no todos se hacen de la misma forma, ni proceden de suelos parecidos ni llevan las mismas uvas. La mano de las personas que los hacen y la añada se notan, por supuesto (¡y eso es muy bueno! Hace cinco años no era tan evidente). Pero la mayoría tienen algo que empieza a intuirse como hilo conductor, sobre todo en 2011 y, más, en 2012, años complejos y exigentes, años en los que uno temía encontrar superextracciones, compotas, maduraciones excesivas, vinos que escupen la madera. No. Estos vinos se están afinando, son más elegantes y esbeltos, saben, cada vez más, a vino y menos a madera. Son más frescos. Las esencias del Priorat, de sus aromas, de su vegetación, de sus suelos, de sus vientos, están volviendo. Los vinos son más profundos, más intensos, van más al fondo de la cuestión. No gritan tanto. Empiezan a hablar al oído, susurran. Y a cada añada que pasa, son más. Ese susurro me gusta. Me hechiza y conecta con la esencia de un orden distinto de las cosas. Ese orden es nuevo ahora pero sé que existió. Hace muchos años ya estuvo con nosotros. No sé si me explico.
Las dos fotos son de Rafael López-Monné: para mí es un privilegio poder colaborar con él y disponer de sus fotos para alguno de mis textos. La primera muestra la salida del sol desde la Serra Major. La segunda es para Terroir al Límit: Les Tosses labradas por Frida de la mano de Jaume Sabater, con su hijo Jaume de aprendiz. Las publico con permiso de sus propietarios.