En este post os muestro lo esencial de la capital alemana a través de dos rutas que permiten conocer la ciudad en dos días Viene muy bien para aquellos que estén de paso o que simplemente puedan disfrutar de un fin de semana berlinés. Se trata de unas rutas algo intensas pero perfectamente realizables, ya que yo misma las llevé a cabo. Yo sugiero que si decidís seguirlas no os saltéis nada, porque he escogido para vosotros los mejores tesoros de la ciudad. No obstante, todo dependerá del cansancio o de las ganas que tengáis. Por supuesto no se trata de rutas a pie, perfectamente podéis conectar los lugares con transportes públicos, aunque yo recomiendo siempre el autobús para que no os perdáis nada de las calles y el ambiente. De esta forma, por ejemplo, en la primera ruta se puede subir perfectamente desde la puerta de Brandeburgo a la isla de los Museos en autobús y admirar los edificios de Unter den Linden desde éste. Se trata solamente de una opción y no de un consejo. Sin más dilaciones os presento las rutas con las fotografías que yo misma capté durante mi viaje. Espero que os gusten!!
DÍA 1
Nuestro viaje comienza en la Puerta de Brandeburgo, icono más representativo de la ciudad. Se trata de una puerta neoclásica situada en la carretera a Brandemburgo, que pretende recordar a los propileos de la Acrópolis de Atenas. Fue construida por Carl Gotthard Longhans entre 1788 y 1791. Está coronada por la escultura en cobre de una Victoria alada sobre una cuádriga de Johann Gottfried Schadow. Las columnas son de orden dórico, estriadas y posee una serie de relieves en la parte superior y en las zonas de paso con representaciones de Hércules, Marte y Minerva.
Al cruzar la puerta y continuando hacia el este, tras la Pariser Platz, nos encontramos con la larguísima avenida Unter den linden, cuyo nombre ‘bajo los tilos’ hace referencia a los árboles que fueron plantados en ella. Se trazó en el siglo XVI para cubrir el camino entre el Palacio de la ciudad y los cotos de caza del Tiergarten y se convirtió en la avenida principal de la ciudad durante la época prusiana e imperial, constituyéndose como el centro político y social berlinés. Recorrerla a pie es la mejor manera de conocer los edificios emblemáticos que la flanquean. Sin embargo, hay muchos autobuses que conectan Pariser Platz con Alexanderplatz y que permiten al viajero bajarse en el punto de la avenida que desee.
En Unter den linden podemos encontrar edificios neoclásicos y barrocos de suma importancia como la alte bibliothek (abajo, 1ª imagen), la biblioteca histórica de la ciudad, el forum fridericianum, ideado por Federico el Grande en torno a la Bebelplatz con la staatsoper (la ópera), construida por Georg Wenzeslaus von knobelsdorff o la catedral católica de St. Hedwig, construida en 1747 y muy reformada tras los daños de la II guerra mundial. La universidad Humboldt (4ª imagen), fundada en 1810, contó con magníficos profesores y estudiantes hasta la llegada del régimen nazi, que no aprobaba lo que se impartía en ella.
El edificio Neue Wache (nueva guardia; arriba 2ª imagen) fue diseñado por el arquitecto alemán Friedrich Schinkel en estilo neoclásico como un templo dórico y se utilizó como cuartel a partir de 1818. Ahora es un monumento votivo, dedicado a las víctimas de la guerra y el fascismo. En su interior, bajo un óculo, se halla una réplica de la escultura Pietà de Käthe Kollwitz. A continuación, se encuentra el Zeughaus (arsenal, 3ª imagen), construido entre 1695 y 1730 para albergar las armas prusianas. Hoy en día es la sede del museo de la historia alemana. Y, por último, antes de llegar a la isla de los museos, el Kronprinzenpalais, justo enfrente, palacio donde residían los príncipes Hohenzollern y que actualmente es un espacio de eventos y exposiciones.
En la isla e los museos se ubica la catedral protestante de Berlín, construida entre 1894 y 1905 en estilo neobarroco por Julius Raschdorff sobre los restos de una iglesia barroca más antigua diseñada por Johann Boumann en 1747 y reformada por Karl Friedrich Schinkel en 1828 con formas neoclásicas. Fue mandada derribar por el emperador Federico Guillermo IV porque no le gustaba ese estilo para la catedral. Se trata además de un edificio muy restaurado porque fue muy dañado durante los bombardeos de la II Guerra Mundial, por lo que se puede decir que en su historia ha sufrido intensas y variadas vicisitudes. En el interior destaca la cripta real con varias tumbas de la familia Hohenzollern, el púlpito neobarroco y la escalinata imperial de mármol negro.
La isla de los Museos está protegida por la Unesco por la suma riqueza cultural que albergan sus cinco grandes museos: el Pergamomuseum, el Bode-Museum, el Altes Museum, el Neues Museum y la Alte Natioalgalerie. Yo recomiendo verlos todos pues albergan magníficas obras de arte de diferentes épocas y tipologías y existe una entrada combinada válida para un día. Si bien es cierto que resulta algo pesado recorrer cinco museos en un día, os recomiendo los que resultan totalmente imprescindibles: el Pergamomuseum y el Neues Museum.
El primero (abajo, 3ª imagen) cuenta nada más y nada menos con el famoso altar de Zeus de Pérgamo, en cuyos frisos se narra la gigantomaquia y que constituye el culmen de la escultura helenística. Fue trasladado piedra a piedra desde la ciudad turca, tras las excavaciones de Carl Umann en 1864. Pero también con la impresionante puerta de Ishtar, de las murallas de Babilonia, importantísimas obras de arte islámico y el palacio omeya del desierto de Mshatta (Jordania). El Bode-Museum (2ª imagen), posee una colección de escultura medieval y renacentista sobre todo, aunque también barroca y romántica. Llaman mucho la atención las tallas marfileñas bizantinas. El Altes Museum (1ª imagen), frente al parque de Lustgarten y junto a la catedral, se halla en un edificio neoclásico, ideado también por el arquitecto Friedrich Schinkel en 1823-30. Alberga antigüedades griegas y romanas: esculturas, joyas, jarrones, numismática, etc.
El Neues Museum es famoso en el mundo entero por el busto de Nefertiti, que se encuentra en una sala oscura con una única iluminación que incide en la escultura. Posee otras importantes obras de arte egipcio, además de un museo de prehistoria. Y, por último, la Alte Nationalgalerie (4ª imagen), que exhibe una importante colección de pinturas y esculturas decimonónicas. Entre ellas destacan las de los pintores alemanes como Friedrich, Feuerbach, Böcklin, Liebermann o Adolf Menzel.
La famosa Alexanderplatz se ha convertido en una zona muy cosmopolita tras el desastre de la guerra que modificó por completo su apariencia. Resulta ideal para cenar o realizar algunas compras para finalizar la jornada.
DÍA 2
El mejor lugar para empezar el segundo día es el magnífico palacio de Charlottemburg, levantado por el arquitecto Johann Arnold Nering en estilo barroco entre 1695-99 para Sofía Carlota de Hannover, esposa de Federico I de Prusia. Al principio se trataba de una casa de verano, pero diversas ampliaciones posteriores lo engrandecieron de tal forma que se convirtió en la residencia principal de los monarcas y cambió su primigenia denominación de palacio de Lietzenburgo a palacio de Charlottemburg, en honor a Carlota cuando ésta falleció. Tiempos de esplendor para el palacio fueron los mandatos de Federico II de Prusia y Federico Guillermo II, bajo cuyo reinado se construyó un teatro. Los jardines son de gran belleza, aúnan la influencia del barroco francés y del paisajismo inglés. En él se encuentran otras construcciones como la casa de té Belvedere, que cuenta con una gran colección de porcelana, un pabellón a modo de villa napolitana y el mausoleo de la reina María Luisa. Aparte de los aposentos reales destaca la enorme colección de cuadros que decoran las estancias, sobre todo pertenecientes a la pintura francesa del siglo XVIII.
En el barrio de Charlottenburg se instalaron las clases acomodadas y en él se pueden encontrar varias mansiones decimonónicas que así lo demuestran. También aquí se encuentra la principal avenida comercial de la ciudad, Kurfürstendamm, más conocida como Ku’damm, inspirada en los Campos Elíseos parisinos, que se convierte más al este en la calle Tauentzien. Aquí podremos ver el monumento Berlín, realizado en 1987 y formado por dos grandes eslabones rotos de acero que representan la división de la ciudad. Así como ir de compras a los grandes almacenes mundialmente conocidos Kaufhaus des Westens (KaDeWe).
Cerca de allí se halla el Tiergarten, un inmenso parque de 250 hectáreas, al que los berlineses acuden cuando necesitan respirar aire fresco o desean pasear o montar en bici. Fue trazado en el siglo XVII por los monarcas Hohenzollern, aunque antes ya era reserva de caza de la monarquía. Encontraremos en él un zoo, uno de los más antiguos y grandes del mundo, la residencia del presidente federal de Alemania y la columna de la Victoria, situada en el centro del parque. Señala la victoria sobre Francia, Dinamarca y Austria del imperio prusiano, y fue finalizada en 1873. Al principio se situaba frente al Reichtag pero Hitler ordenó desplazarla a su lugar actual. Se puede subir hasta el ángel dorado para observar las vistas del parque
En el extremo noreste del parque se encuentra el Reichtag. Es la sede del parlamento alemán desde 1894, cuando fue construido por el arquitecto Paul Wallot para constituirse como el entonces denominado Parlamento del Imperio Germánico Unido. Un incendio en 1933 provocó un abandono continuado hasta 1945, cuando se iniciaron los trabajos de restauración, aunque no fue hasta 1990 con la unificación alemana, cuando volvió a convertirse en la sede parlamentaria. Se llevó a cabo entonces otra gran restauración y la construcción de una gran cúpula de cristal a manos del británico Norman Foster (1997-9). Actualmente no sólo puede subirse a la cúpula sino que es una visita altamente recomendable pues posee unas vistas magníficas de la ciudad y de la cámara parlamentaria desde arriba.
Muy cerca del Reichtag, en Ebertstrasse se encuentra el monumento dedicado a las víctimas del holocausto, realizado en 2003 por el neoyorquino Peter Eisenmann para conseguir que los visitantes de la ciudad reflexionen sobre el terror de holocausto. Se trata de un conjunto de 2700 estelas gris de hormigón, con un enfoque muy minimalista, sin inscripciones. La gente pasea por ellas y se hace fotos.
Si continúan por Hannah-Arandt Strasse y Französischestrasse llegarán a una calle comercial muy importante, Friedrichstrasse, a la altura casi de Gendarmenmark. Friedrichstrasse fue la principal avenida de ocio de la ciudad durante los años 20, ya que contaba con numerosos cines, teatros y music halls. Aunque fue arrasada en la II Guerra Mundial, gran parte de ese encanto se mantiene, con teatros, cines y muchísimas tiendas y centros comerciales. En cuanto a Gendarmenmark, es una plaza que se sitúa paralela a esta calle y que resulta ineludible en cualquier viaje a Berlín, pues se trata de una de las plazas más bellas de la ciudad. Ello se debe sobre todo a su peculiar simetría y a la belleza de los edificios que la componen: dos iglesias gemelas (Französischer Dom y Deutscher Dom) y el Konzerthaus, una sala de conciertos, antiguo teatro estatal que posee un magnífico pórtico jónico. Toda la planificación de la plaza y sus edificios fue ideada por el arquitecto neoclásico Karl Friedrich Schinkel, del que ya hemos podido ver muchas obras en la ciudad. Sin embargo, de todas ellas, se dice que ésta es su gran obra maestra.
Los edificios fueron brutalmente dañados durante la guerra, como sucedió con todos los demás y han tenido que ser restaurados. La iglesia de los franceses (Französischer Dom), que está situada al norte, se hizo para los hugonotes franceses inmigrantes y ahora alberga un museo dedicado a ellos y a el importante papel que jugaron durante los inicios de la Revolución Industrial en Berlín. La iglesia de los alemanes (Deutscher Dom) cuenta con una exposición sobre la historia sociopolítica de Alemania. En el centro de la plaza hay una bella escultura del escritor alemán Schiller (759-1805), junto a las musas de la filosofía, la poesía, el teatro y la historia.
Si os apasiona el chocolate no debéis perderos la tienda de Fassbender & Rausch, en Charlottenstrasse, 60, próxima a Gendarmenmarkt. Aparte de tabletas, bombones y chocolatinas de gran calidad y variados sabores, encontraréis réplicas de chocolate de algunos de los monumentos de la ciudad.
Para finalizar la jornada pueden ir al Sony center, iluminado espectacularmente durante la noche. Se trata de un complejo de ocio en torno a un patio central, techado con una bóveda de cristal. Cuenta con varias tiendas, un cine, un museo del cine alemán y algunos restaurantes. Se halla en un buen barrio para cenar, en torno a la Potsdamer Platz, que cuenta con bastantes opciones gastronómicas, con un toque de modernidad y cosmopolitismo.
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