El Sarre (en alemán Saar) es el afluente del Mosela que más alegrías da a los amantes de la uva riesling. Por dos razones fundamentales: Egon Müller y Geltz Zilliken (alguno también nombraría a Van Volxem). Müller representa la gran tradición, asentada en uno de los mejores viñedos: Scharzhofberg (en el pueblo de Wiltingen). Zilliken representa la revalorización de un viñedo algo olvidado, el de Rausch (Saarburg, pero en el lado occidental del río). De Müller hay que beber todo. De Zilliken, también, pero sobre todo (en mi humilde opinión) su Kabinett, una de las mayores expresiones de este tipo de vinificación de la riesling (su 2009 es enorme). La añada 2010 levanta pasiones en Alemania, tanto en positivo como en negativo y creo que una buena manera de empezar a beberla es con uno de los mejores básicos que se han hecho en ella. El Scharzhof 2010 de Egon Müller es el primer peldaño en los vinos de la casa. Alguien podría llamar a este vino "genérico", pero creo que cometería un error. Más sencillo: es lo que Müller mismo define como "la puerta de entrada" a sus vinos. Sus uvas proceden de una variedad de viñedos (en Saarburg, Oberemmel, Wawern y, en Wiltingen, Braunfels y Kupp) con lo que aquí no ha lugar el concepto de "terroir" concreto y sí el de características del vino de la zona. En sus momentos más mozos (¡estos!) el vino muestra un buen equilibrio entre un ligero dulzor, una buena mineralidad y una acidez muy refrescante.
Con 10% de alcohol y una temperatura de servicio sobre los 8ºC-10ºC (para dejar que suba hasta los 12ºC), el corcho muestra ligero poso de cristal de bitartrato potásico, que en nada afecta ni a la calidad ni al sabor del vino. Éste tiene un primer aire de ligera turbidez y de claro carbónico. Es un vino que se irá aposentando con los años y que, aunque se pueda beber desde ya con gran placer, no hará más que crecer en botella en los próximos 5 años. Es chispeante casi, pero con gracia y armonía, Tiene la frescura y el aroma de la hierbaluisa y de la citronela. Agua del Sarre, se me ocurre escribir. Eau de Saar, vaya, porque es un vino de suave perfume (corteza de limón), goloso como el lemon curd. Fresco como un manantial de Elfos. Carne de membrillo con poco azúcar. Vino fugaz, lábil, que se escurre entre los labios pero deja el poso del gran arte efímero. Realmente terso y vibrante. Uno de los grandes Scharzhof de Müller que haya probado yo. Lo compré en Wein&Umami por 18€ (más IVA). (Ya puestos: si a alguno de Ustedes les interesa realmente la uva riesling -mi caso es el de un enamoramiento fuera de control-, no se pierdan, por favor, los Spätlese y Auslese 2010 de Egon Müller.)