Si hace tres meses alguien hubiese dicho que, tres meses después, y tras el Clásico, la situación iba a ser la actual, muy probablemente alguien le hubiese encargado un control de drogas y alcohol con carácter de urgencia. Entonces, el Real Madrid estaba inmerso en una racha ganadora impresionante. Su máxima estrella, Cristiano Ronaldo, sumaba veintitantos goles cuando aún no habíamos llegado a la mitad de curso, y el equipo blanco acababa de conquistar el Mundial de Clubes. Y lo peor (o mejor, según se mire) de todo es que la cosa no tenía guisos de cambiar, a menos a corto plazo. En los siguientes tres meses, el equipo que iba a comerse el mundo ha sido eliminado por un equipo contra el cual hasta hace cuatro días como aquel que dice le ganaba sin bajarse del autobús; ha pasado a cuartos pidiendo la hora en tu propio estadio, y contra el cual le fue de un solo gol de caer eliminado; y en Liga ha dilapidado una ventaja que hasta hace no tanto tiempo parecía insalvable, además de que parecían ir como tren de alta velocidad.
Pero acabaron cayendo en varios errores. Uno de ellos fue la autocomplacencia. No hacía falta que nadie les dijera que eran los más guapos y los más ricos. Ya se lo decían ellos mismos. Otro de estos errores fue el creerse invencibles, lo cual es normal tras 22 victorias consecutivas. El tercer error, y no menos importante, fue pensar que lo tenían todo ganado. Cierto que acababan de conseguir el Mundial de Clubes y habían comenzado la temporada ganando la Supercopa de Europa, y quizás por eso llegaron a pensar que eso ya les daba para conseguir Copa, Liga y Champions. Apenas tres meses después, han desperdiciado una ventaja de no pocos puntos en Liga, han sido eliminados de la Copa y en Champions han pasado a cuartos con más pena que gloria. Jugando así, es lógico pensar que es cuestión de tiempo que les eliminen de la máxima competición continental y a ver cuánto tardan en descolgarse aún más de la Liga.
Pero si hay una verdad inmutable en esta vida es que uno no puede mantener el mismo ritmo eternamente, y solamente era cuestión de tiempo que acabaran sucumbiendo al cansancio provocado por el tremendo desgaste provocado en los primeros meses de competición. Y por el momento la cosa no tiene guisos de mejorar. Tampoco pretendo decir o vaticinar que se vayan a hundir en la clasificación, pero mucho me temo que les va a costar mucho más seguir el ritmo de un Barcelona disparado de mano de Leo Messi, mientras que el Real Madrid está sufriendo más de la cuenta desde el cambio de año con un Cristiano Ronaldo que ha visto cómo el argentino se colocaba en la cabeza de un Pichichi que hace poco más de dos meses él encabezaba con holgura de sobra.