Los rojiblancos eliminan al Chelsea (1-3) y vuelven a la final de la Champions cuarenta años después en la que se vivirá un derbi madrileño
Rumbo a Lisboa. La impresionante temporada del Atlético no podía acabar de otra manera que no fuera jugando el partido que mide a los dos mejores equipos de la temporada. El equipo del Cholo Simeone se plantó en Stamford Bridge con una personalidad digna de un campeón y aplastó a un Chelsea (1-3) al que no le valió adelantarse en el marcador.
Habrá una histórica final española en la Champions, final madrileña. A Mourinho le dio igual jugar en casa. El portugués no cambió su idea de juego y apostó por Azpilicueta de centrocampista por la derecha y David Luiz como medio centro, por lo que salió con 6 defensas al campo. El objetivo era claro, la prioridad era no encajar un gol.
Courtois hizo varios paradones ante la afición del equipo que no para de cederlePero esta semifinal, como toda la temporada, será recordada como la de Simeone. Sorprendió a todos poniendo en el once a Adrián, dejando en el banquillo a Villa, Diego y Raúl García, y la jugada le salió perfecta. Y es que este año da igual cual sea la elección del Cholo, siempre acierta. Siempre, sin excepción.
El partido fue desde el inicio un toma y daca tímido, una sucesión de ataques comedidos en los que siempre había el doble de defensas que de ataques. Koke estrelló un balón en el travesaño y Diego Costa fue una pesadilla en su guerra en solitario contra la defensa 'blue', pero las ocasiones de gol brillaron por su ausencia. Tuvo que ser un fallo defensivo el que desencadenara definitivamente las hostilidades. Willian peleó un balón y el pase final lo remató Torres en semifallo para marcar ante su equipo de toda la vida. No lo celebró, pero el daño estaba hecho.
El gol le vino bien al Atlético, fue el punto de inflexión en el que se vio obligado a decir adiós a su timidez y se lanzó a demostrar que es más equipo. Fue al borde del descanso cuando el temple de Tiago colocó el balón a la espalda de la defensa del Chelsea, Juanfran centró atrás y Adrían, sí Adrián, remató para poner en ventaja a los rojiblancos. La demostración de personalidad atlética fue, tras el descanso, soberbia. Lejos de echarse atrás y defender el resultado, los hombres del Cholo dieron un paso adelante y siguieron apretando.
El balón parado parecía el único recurso del Chelsea, pero ahí fue donde apareció el otro héroe de la temporada rojiblanca: Courtois. El portero dejó una carta de presentación impresionante ante el equipo que no le quiere y le cede año tras año, y salvó con una impresionante mano un remate de Terry a bocajarro. El momento de la sentencia no tardó en llegar. Un penalti inocente de Eto'o, que acababa de entrar al campo, a Diego Costa lo transformó el brasileño en la sentencia definitiva. Porque aunque el Chelsea estaba a solo dos goles de la clasificación, sobre el campo solo había ya un equipo: el Atlético de Madrid.
Los ingleses se lanzaron a la desesperada. Ni un ápice de juego, pero con mucho orgullo, intentaron la heroica de la remontada, pero enfrente estaba un amigo, Courtois, convertido en pesadilla. Y en una jugada bien tejida nuevamente Juanfran puso un balón al área, Arda remató al larguero y el rechace lo aprovechó el turco para cerrar el partido.
Los minutos finales fueron una demostración de músculo del Atlético. Dominó en Stamford Bridge con autoridad y con la mirada desafiante puesta en Lisboa y en su rival de la final: el Real Madrid