William Kamkwamba creció en un pueblo de Malawi, en el sureste de África. No pudo asistir a la escuela porque sus padres no podían pagar la matrícula de $ 80 por año. De vez en cuando, se colaba en las clases para aprender matemáticas e inglés, pero no pasó mucho tiempo hasta que los maestros descubrieron su presencia y lo echaron. Sin dejarse intimidar por la pobreza o las hambrunas que afectaban a su país, William aprendió por sí mismo mediante el estudio de los libros en la biblioteca de una escuela primaria de su pueblo. En 2002, cuando tenía 14 años de edad, se topó con un libro de ciencias para estudiantes de primaria de nombre Uso de la Energía. William dice que encontrar ese libro fue el detonante que cambió el curso de su vida.
Por momentos se le hacía difícil la lectura del libro, pero él estudió minuciosamente sus diagramas para motores y generadores, y, finalmente, se le ocurrió la idea de construir una turbina eólica de generación de electricidad. Su aldea no tiene electricidad (de hecho, sólo el 2% de Malawi recibe servicio de energía eléctrica, y el servicio es muy irregular), y soñaba con ser capaz de leer por la noche en su casa.
William se puso a recoger las piezas de una turbina de viento que estaban mezcladas con montones de basura y depósitos de chatarra. Él usó unas tuberías viejas de plástico, una bicicleta rota, un ventilador de tractor, palos y pedazos de alambre, y soldó los componentes eléctricos con un trozo de alambre calentado en una fogata rudimentaria. William ató su generador a una torre de 5 metros elaborada a partir de ramas de árboles. Sus paisanos se burlaban de él, pero cuando las aspas de la turbina comenzaron a girar, y la bombilla pequeña que había conectado a los cables de salida comenzó a brillar, enmudecieron de asombro. William pronto instaló cuatro focos en su casa, y construyó un interruptor para el circuito eléctrico y mantener así el techo de paja de su casa, a salvo del fuego. Mientras el chico estaba perfeccionando el sistema de energía para su hogar fué descubierto por unos periodistas que visitaban el pueblo. La noticia dio la vuelta por África y el resto del mundo, hasta que llegó a ser conocido como "El chico que atrapó el viento." Ha ido en una gira de conferencias internacionales, y a la edad de 19 años se ha matriculado en una universidad del sur de África. aquí