Revista Cultura y Ocio

El cine, la narración y la vida

Publicado el 18 agosto 2011 por Peterpank @castguer

El  cine, la narración y la vida

 Primero que todo, un enunciado general: el cine, ciertamente, es de gran importancia en la formación de los escritores, pero su influjo no es igual al de otras experiencias artísticas, pues las condiciones en que se presenta en la vida, esto es, de manera casi omnipresente, ya sea por la frecuencia con que se va al cine o por la casi obligada experiencia televisiva, se convierte en un hábito instituido socialmente, entonces resulta ser más una vivencia que un fenómeno artístico o intelectual.

Así pues, el cine ha influido en la literatura también -y sobre todo- a través de la sociedad, de los usos y las costumbres, de su manera de sentir, recordar y soñar. El cine es un gran creador de estereotipos, comportamientos y hasta modalidades del habla. El escritor, entonces, se apoya en estas circunstancias, ya por economía semántica o por una suerte de manejo de complicidades y de códigos con el lector. No es muy radical afirmar que todo lo que se ha escrito desde la aparición del cinematógrafo es de otra manera, pues el cine ha permitido a la literatura explorar caminos nuevos , contar de una manera diferente, ya sea mostrando o dejando a la imaginación de lector, porque ahora está más capacitado para entender la exclusión de cierta información y aún así construir un mensaje.

Por otra parte, la literatura narrativa se ha enriquecido por el nuevo concepto unidemensional del tiempo que tiene el cine y ha significado un original punto de vista sobre los patrones tiempo – espacio en la narración. Además, el cine con su dinámica y lenguaje, aportó nuevas posibilidades del conocimiento visual, las cuales han causado un gran impacto en la conciencia moderna. Walter Benjamín, puede ilustrar mejor este concepto: “…la naturaleza que habla a la cámara no es la misma que la que habla al ojo. (…) Nos resulta más o menos familiar el gesto que hacemos al recoger el encendedor o una cuchara, pero apenas si sabemos algo de lo que ocurre entre la mano y el metal (…) Y aquí es donde interviene la cámara con sus medios auxiliares, sus subidas y sus bajadas, sus cortes y su capacidad aislativa… Por su virtud experimentamos el inconsciente óptico.” *

Esto nos dice, en otras palabras, que el cine ha proporcionado un nuevo modo de ver, no tanto por la rareza de algunos puntos de vista insólitos, como por el hecho de “significar la mirada”, esto es, hacer que el espectador se identifique con la cámara. Y esta identificación se hace extensiva a muchas otras esferas del comportamiento, la percepción y el pensamiento de los hombres, de los escritores en este caso. Son incontables los que han reconocido públicamente, no sólo esta identificación, sino su sistemática aplicación en sus obras. Por mencionar sólo dos, para terminar este texto con voces autorizadas, nos encontramos con una Soledad Puertolaz que dice: “Cuando escribo veo y escucho a la vez”; o con un Guillermo Cabrera Infante, y así terminar con quien empecé, que dice: “He aprendido más a escribir con el cine que con la literatura en sí, es decir, muchas de mis referencias son más cinematográficas que literarias. O si tú quieres, literarias a través del cine”.

Rosario Rodríguez

*Benjamín, Walter. Discursos interrumpidos. Taurus, Madrid. 1982


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