El meteorólogo Inocencio Font Tullot, en su conocida «Historia del clima de España», comenta que en España el clima no empezó a cambiar de manera notable hasta bien entrado el siglo XVI, lo que no evitó la incidencia de la peste. En España podemos fijar el arranque de la peh hacia el año 1500.Aunque la peh no es comparable, ni en duración ni en magnitud, a una glaciación, fue lo suficientemente importante como para influir decisivamente en el desarrollo de la civilización europea y de otras partes del mundo. La peh consistió, en líneas generales, en la sucesión de 150 años casi ininterrumpidos con inviernos largos y muy fríos y veranos cortos y frescos, aunque en dicho período el cambio climático no fue global, ya que algunos indicadores apuntan a que en el Hemisferio Sur de la Tierra apenas se notaron sus efectos. Tampoco podemos dar una única fecha de inicio y de final de dicho periodo, ya que hay importantes desfases temporales dependiendo de las regiones afectadas. No obstante, suele considerarse el período de 1550 a 1700 como el más frío, iniciándose el enfriamiento en algunos lugares a finales del siglo XIV, y prolongándose en otros hasta mediados del XIX, con importantes altibajos a lo largo de esos casi cinco siglos de historia. Entre 1565 y 1665 los paisajes invernales se convirtieron en un motivo muy recurrente entre los pintores europeos (Pieter Brueghel El Viejo es uno de los mejores ejemplos), lo que es una prueba clara del tipo de tiempo dominante en aquella época.Dos fueron las causas principales que, presumiblemente, desencadenaron ese período tan frío de la historia. La actividad solar fue una de ellas. Concretamente, durante el periodo que va de 1645 a 1715, el sol tuvo un comportamiento muy anómalo, con apenas manchas en su superficie, en lo que se ha dado en llamar el Mínimo de Maunder. Dicho período coincidió con los años de temperaturas más bajas de toda la peh, lo que no parece una mera casualidad. Por otro lado, la actividad volcánica era bastante mayor que en la actualidad, emitiéndose a la estratosfera enormes cantidades de partículas procedentes de erupciones explosivas, como la del Tambora, en 1815, o la del volcán islandés Laki, en 1783, que le permitió a Benjamín Franklin (1706-1790) establecer por primera vez una relación entre los volcanes y el clima.Los últimos coletazos de la peh coincidieron prácticamente en el tiempo con el establecimiento de una red mundial de observatorios meteorológicos, hacia 1850. A partir de esa fecha, los glaciares de los Alpes y de los Pirineos comenzaron a perder masa neta, aunque no ha sido hasta estas últimas décadas cuando el ritmo de fusión ha aumentado vertiginosamente.El período que va desde 1850 hasta nuestros días, cubierto en su totalidad por registros de las variables climatológicas, si lo comparamos con otros de los períodos históricos que se ha ido comentando, podemos considerarlo un período cálido y benigno que, sin duda, ha contribuido al crecimiento económico y de población más importante acontecido a lo largo de toda la historia de la humanidad.En todo ese tiempo -162 años-, el clima no se ha comportado de forma uniforme, sino que podemos distinguir tres grandes períodos. El primero de ellos sería el que va desde 1880 hasta la década de 1940, caracterizado por una recuperación continua, lenta y sostenida de las temperaturas. Dicha tendencia se quebró entre las décadas de 1950 y 1970, para iniciarse en los años 80 del siglo XX una nueva fase cálida, que es en la que nos encontramos en la actualidad, y que los científicos relacionan con el cambio climático.Puede constatarse científicamente que desde mediados del siglo XX -coincidiendo con el final de ese período frío que a algunos climatólogos de la época les llevo a pensar en que nos dirigíamos hacia una nueva glaciación- ha aumentado la variabilidad climática. ¿Esto qué quiere decir?, pues que el clima se ha ido volviendo cada vez más extremo. Aunque los récords que más se baten últimamente son los de calor, de vez en cuando nos encontramos con valores negativos de temperatura nunca antes alcanzados en determinadas épocas del año. Con las lluvias o con la falta de ellas pasa algo parecido y esto es algo que se observa en todo el planeta; una tendencia general.Extraído del artículo: El Clima de la Tierra a lo largo de la historia, de J. M. Viñas Rubio
