La moda del cronut, el bollo a medio camino entre la rosquilla y el croissant que causa furor en Nueva York, ha aterrizado con fuerza en Barcelona. Atraídos por el éxito de un pastelero del neoyorkino SoHo, varios establecimientos de la capital catalana y sus alrededores se están animando a confeccionar el ya llamado ‘cronut Barcelona’. Con masa de croissant y forma de donut, recuerda por sabor al de un chucho. Todas las panaderías consultadas confirman la buena respuesta de la clientela e incluso algunos aseguran haber recuperado recetas antiguas. Es el caso de un pastelero de Sant Celoni que afirma que descubrió que el pastel elaborado por Dominique Ansel es la misma receta que usó durante años su abuelo- una pasta de croissant frita- aunque con diferente forma. Los precios del cronut en Barcelona van de 1,25 euros hasta los 3.
“Un amigo que vive en Estados Unidos me comentó el éxito del cronut en Nueva York y descubrí que era la misma fórmula que usaba mi abuelo pero con diferente forma”. Son las palabras de Guillem Lleonart, cuarta generación de pasteleros en un establecimiento de Sant Celoni (a 50 kilómetros de la capital catalana) que desde hace varias semanas elabora oficialmente cronuts. A pesar de ser un nuevo producto a la venta, en Lleonart aseguran que no es una pasta que le resulte ajena. El pastelero, de 36 años, explica que durante la cuaresma, después de hacer los buñuelos siempre han aprovechado el aceite de la fritura para “poner la masa de cuatro croissants a freír”, una tradición familiar que le recuerda a su infancia y a la que ellos llamaban chucho-croissant. Con diferente forma (la de una rosquilla), esta parece ser la misma fórmula que le ha dado la gloria profesional a Dominique Ansel, el pastelero francés afincado en Nueva York que desde hace semanas arrasa con sucronut.
Las colas en el SoHo, el barrio en el que se encuentra la pastelería de Ansel, son una constante y en la pastelería Lleonart también constatan el éxito de su cronut. Al tener agujero en medio absorbe menos aceite que el chucho –el bollo al que recuerda- y es mucho más ligero y bueno, asegura Guillem a LaVanguardia.com. En Lleonart, los hacen azucarados y rellenos de chocolate o crema y cuestan 2,5 y 3 euros respectivamente. Tal es el interés por el bollo de moda en Sant Celoni que el pastelero presume que viene gente de varios puntos de Catalunya a comprar cronuts y que incluso han recibido peticiones de envío a otros puntos de España como Madrid. Y el interés por este producto también se puede medir por el volumen de trabajo, que ha aumentado considerablemente: “dedicamos la mitad de la jornada a los cronuts”, explica Guillem. El proyecto Crònuts BCN que ya está poniendo en marcha el establecimiento prepara el desembarco en la capital catalana en breve. El pastelero no descarta viajar a Nueva York para investigar en profundidad el fenómeno y quizás para dar a conocer el suyo, que ya se ha publicado en algún medio norteamericano.
Caras nuevas
También a raíz del éxito en Nueva York y con la intención de innovar, la panadería Cal Forner, situada en el distrito de Les Corts de Barcelona, hace escasas dos semanas que ha empezado a comercializar cronuts. “De momento hacemos una producción pequeña esperando la respuesta” explica Ferran Hernández que, no obstante, valora como “muy buena” la respuesta inicial de la clientela y asegura que incluso han llegado “caras nuevas” a la tienda. Una de las diferencias con el cronut de Nueva York es el tamaño, que en Cal Forner han adaptado al gusto “europeo”. Hernández, que lleva toda la vida en el oficio y es hijo de panaderos, ve este bollo como una manera de innovar en la profesión. De momento el panadero hace las tres versiones clásicas: azucarado y relleno de chocolate o crema (cuestan 1,25 y 1,75 euros), aunque reconoce que las posibilidades del cronut son múltiples. Por eso es muy posible que se aventure también con el formato salado e incluso se plantea hacer el “cronut light” que en lugar de frito, hornearía. Y más profesionales parecen oler el éxito del cronut en Barcelona ya que el panadero de Les Corts reconoce que no es el único de su entorno que se ha aventurado con el bollo que causa furor en Nueva York.
Radar puesto en las tendencias
A parte de los particulares, algunas cadenas de panadería de Barcelona también se han animado a preparar cronuts. Es el caso de SantaGloria, que aunque tiene también tiendas en Madrid, de momento y desde hace una semana solo ofrece el bollo de moda (por ahora bañados en chocolate o azucarados, aunque en breve preveen hacerlos rellenos). “Tenemos el radar atento a las tendencias… Hay que intentar estar a la onda”, confiesa el director general, Cristian Pascual. Para el responsable de SantaGloria la aceptación de momento es “muy buena” en parte porque no deja de ser “un sabor tradicional que recuerda al de un chucho”. En SantaGloria cuestan entre 2 y 2,5 euros y por ahora hacen unidades limitadas (100 al día). Para Pascual elaborar un producto en cierta manera exclusivo que “se acaba” es parte del éxito de Ansel. “Si hubiese de forma ilimitada no se formarían semejantes en el SoHo”, asegura.
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